Bueno, mi historia es un poco larga de escribir, y un poco complicada de contar, por lo que hay cosas que capaz que muchas personas no pueden entender, pero haré mí mejor esfuerzo para simplificarla y que no sea un complicado rompecabezas, como lo fue para mí en algún momento.
Es mejor que empiece contando mi vida ahora, pero me saltearé algunas cosas de menor importancia para que no sea pesado de leer.
…
Nací y crecí en el campo. Estoy acostumbrado al aire libre, la tranquilidad, y poder tener todo el tiempo del mundo para mí. Solo para mí.
Eso nunca cambio hasta ahora, pero no se siente de la misma forma que alguna vez lo sentí.
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Punteando, frotando, rascando, toco esas líneas que, al vibrar, producen que el aire vibre con ellas, y así, todo se llene con esas ondas tan simples, pero si se juntan, pueden crear una sinfonía. Sinfonía que hasta los mismos reyes desearían poder apreciar.
Apretando, rajando, pasando unos suaves cabellos por variadas superficies, y creando un objeto que puede fácilmente ser suspendido sobre paredes. Enmarcando lo que me llevó tanto tiempo hacer, individuos que comparten ADN, aprecian, creyendo que pueden sentir lo mismo que lo que fue alguna vez sentido por aquel que lo hizo. Aquel que creó, lo que se llama ahora, arte.
Apretando, soplando, y abriendo y cerrando esos afinados instrumentos que se encuentran dentro de mí, produzco lo que muchos llaman “música”. Eso que se expande por grandes campos, por bastas superficies, “eso”, amigos, es mi voz. La voz que hace que las personas se relajen, se enojen, lloren, rían. La voz que tanto puede hacer, pero no lo hace. La voz que tan preciada es por su dueño, y éste quisiera que todos lo escucharan, pero solo puede ser digna de ser apreciada por pocos individuos, llamados “escoria” por muchos, pero para mí, son compañeros de la noche, que alumbran mi camino con su luz verde. Pequeña, pero llamativa luz verde.
Aquello que pasa a través de mis córneas, se llama luz. La luz nos ayuda a contemplar lo que nos rodea. Me encanta hacer eso. Haciéndolo aprendo mucho. Es una completa lástima que por torpeza o por errores genéticos, haya personas que no tengan este privilegio que todos lo valoramos tan poco, ya que creemos que es algo tan natural. Debo decir que lo damos por sentado.
Ahora me pregunto a mí mismo, qué otras cosas me encanta hacer con mi tiempo. Tiempo del mundo. Tiempo que poseemos, pero a la vez no es de nadie.
…
Dependiendo el punto de vista de las personas, hubiera sido más fácil decir “me gusta tocar la guitarra, pintar, cantar, observar la naturaleza”. Creo que debería disculparme, me cuesta mucho hablar de la forma en la que todos hablan. Y también creo que es más divertido ver todo desde otro punto de vista.
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Desde otro punto de vista.
RastgeleÉsta historia se trata de un chico con formas de expresarse algo distintas a lo que consideramos "normal". Échale un vistazo rápido para que puedas aprender a ver las cosas de otra forma. Aquella forma en la que éste joven las ve. Suerte!