Capítulo 8

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Moomin y Snufkin caminan por el bosque tomados de la mano. Van en búsqueda de comida ya que ahora es el turno de comer en la tienda de Snufkin. Esto también pone en práctica a Moomin por si desea irse en invierno con Snufkin. Moomin esta cansado por lo que deciden sentarse en el césped para darse un respiro. Los pájaros cantan, las mariposas revolotean cerca de ambos. Snufkin se ríe al ver como las mariposas se posan sobre Moomin. Se acercan más para besarse, pero un sonido diferente llama su atención.

Siguen el sonido hasta llegar a una fosa donde ven a unos cinco niños caminando alrededor de una flor azul. Los niños ven a Snufkin para luego acercarse, él retrocede, pero Moomin carga a uno de ellos. Un niño arranca la flor azul para dársela a Snufkin quien lo carga para ponerse la flor en su sombrero.

—Mira lo pequeños que son, ¿Dónde estarán sus padres? — pregunta Moomin.

—No creo que tengan padres— responde Snufkin dejando al niño en el suelo.

—¿Podemos quedárnoslos?

—No. No soy bueno cuidando niños, apenas puedo con mis hermanos— dijo Snufkin con la cara toda roja de la pena.

—Vamos, te ayudare. Considéralo como parte del juego— dijo Moomin tomándolo de la mano.

Snufkin acepta, pero aún se siente incomodo por criar niños. Nunca consideró formar una familia ya que a él no tiene un lugar fijo donde quedarse. Los niños estaban muy cerca de Snufkin tomándolo de su abrigo para no perderle de vista. Moomin se ríe al ver como los niños son muy cercanos a él.

Los niños abrazan sus pies provocando que caiga junto con ellos. Snufkin y Moomin tratan de calmar a los niños, pero uno de ellos se pincha el dedo con las espinas de un arbusto. Las cosas van de mal en peor por lo que Snufkin decide ir a pedirle a su padre.

—Papá, ayudanos, por favor— le dijo Snufkin.

—Vaya, no perdieron el tiempo— les dijo Joxter con una sonrisa burlona.

—¡No son nuestros! ¡Ni siquiera es posible que tengamos hijos! — exclama Snufkin.

—Pero yo quiero nietos— dijo Joxter cruzándose de brazos.

—¡Solo ayúdanos!

Joxter los ayuda jugando con los niños mientras Snufkin y Moomin se dan un respiro. Ambos conversan sobre que van a hacer con los niños. Tuvieron que cambiar sus planes de donde dormir por lo que ahora dormirán en la casa de Moomin para que estén más cómodos.

Al llegar a la casa de los moomins, Snorkita se sorprende de ver a tantos niños. Los chicos le cuentan lo sucedido a lo que ella sigue algo confundida. Mymble Hija y Chiquitina llegan tras escuchar la noticia. Los niños no quieren alejarse de Snufkin.

—No creo que puedan con ellos. Ni siquiera saben lo difícil que es cuidar tantos niños— dijo Snorkita.

La familia Mymble la mira con incredulidad para luego mirarse uno al otro. Moomin sabe que Snorkita hizo mal en decir eso. Tratan de mantener la compostura por lo que Joxter trata de animar el ambiente.

—Y yo que quiero nietos— dijo Joxter en broma.

—No seas ridículo, aún tienes a tus otros hijos para que te den nietos— dijo Snorkita para luego recordar algo— Perdón, olvidaba que Snufkin es tú único biológico.

—Suficiente, déjenme ir por ella— dijo Joxter mientras Mymble Hija y Snufkin lo detenían.

Chiquitina animaba a Joxter para que castigara a Snorkita pero sus otros hermanos no se lo permitían. Los niños imitan a Snufkin y logran tirar al suelo a Joxter.

Durante el resto del día, Snufkin y Moomin cuidan de los niños mientras Papamoomin trata de averiguar de donde provienen. Ambos los alimentan, bañan y juegan con ellos. Snufkin toca su armónica para calmarlos cuando están muy traviesos.

Llega la hora de dormir, Snufkin les lee un cuento mientras se sientan alrededor de Moomin. Los niños se acuestan en la cama mientras sus "padres" les dan las buenas noches besándoles la frente. Snufkin se sonroja al escuchar como los niños le dicen papá. Snufkin y Moomin duermen en otra habitación.

—Sabes Snufkin, pensé que no me iba a gustar cuidar niños, pero contigo todo es más divertido— le dijo Moomin.

—No me hagas sonrojar— dijo Snufkin.

—Cuando encontremos a los padres de ellos, ¿te gustaría adoptar uno en un futuro?

—No lo sé, voy a pensarlo— dijo Snufkin acurrucándose más a él— Si dices eso, significa que quieres estar conmigo por siempre.

—Claro que voy a estar contigo.

Snufkin no dice ninguna palabra más ya que los niños entran a la habitación pidiendo dormirse con ellos. Ambos acceden, los niños se ponen cómodos, pero Moomin apenas tiene espacio. Snufkin ya había olvidado lo que se sentía compartir cama con varios pequeñines.

A la mañana siguiente, Snufkin despierta sin los niños cerca. Al acariciar a Moomin se da cuenta que ya no trae puesto su anillo. Snufkin comienza a entrar en pánico por lo que busca en todas partes, pero no hay señal de su anillo. Cree que pudo habérselo llevado uno de los niños por lo que sale a buscarlos.

No encuentra a los niños por lo que cree que todo pudo tratarse de una trampa. Snufkin se tira de rodillas al césped para comenzar a llorar. Sabe que sin el anillo el juego ha acabado. Él no quiere que el juego termine, pero sin anillo ya no tiene sentido seguir aparentando un matrimonio.

Escucha a Moomin aproximarse por lo que decide correr hacia el bosque para no verlo a los ojos y decirle lo sucedido. Va a la misma fosa, pero no encuentra ningún niño. Se deprime aún más, no quiere regresar, pero sabe que Moomin sospechara por lo que no tiene de otra más que decirle la verdad.

Camina por el bosque pensando en como decirle la verdad a Moomi pero se lo encuentra sentado en un tronco. Snufkin se sienta a un lado suyo, Moomin sabe que no dirá nada bueno.

—Moomin, perdí el anillo, parece que el juego ya acabo— le dijo Snufkin tratando de no sollozar.

—No tienes que decir eso, a decir verdad, yo también creo que el juego debe acabar— dijo Moomin algo deprimido— Por alguna extraña razón, el anillo que traía comenzó a apretarme el dedo. Batallé para quitármelo, quise ver lo que estaba mal pero el anillo ya había desaparecido.

—Esto es raro. ¿Por qué habrá sucedido eso? — le pregunta Snufkin.

—No lo sé, pero creo que tarde o temprano esto debía acabar— dijo Moomin.

—El invierno se acerca, parece que lo de irnos juntos no se cumplirá— dijo Snufkin poniéndose de pie— Fue bueno jugar contigo al matrimonio. Ahora debemos prepararnos para el invierno— Moomin lo toma de la mano.

—No quiero que esto termine. No quiero que todo vuelva a ser como antes.

Snufkin le regala la flor azul que le había dado uno de los niños. Lo besa por última vez para luego irse de vuelta a su tienda de acampar. Moomin no dice ninguna palabra más.

CompromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora