CAPÍTULO 2

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Le dije que no valía la pena

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Le dije que no valía la pena...
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El peón rompió con cada una de las reglas para salvar a la reyna de su oponente...

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En aquel momento en que estuve a unos segundos de desprender por completo mi mano derecha del barandal, escuché su voz.

—¿Estas segura que valdrá la pena? — preguntó— acercándose poco a poco al barandal.

—¡No sabes nada! —respondí sulfúrica— mientras el oleaje incrementaba a cada segundo.

—Lo que sí se, es que no sobreviviremos tanto tiempo en aquellas aguas, en casos hipoteticos la hipotermia sería una de las mejores causas de morir, por mencionar alguna, evitando estrangulamiento y comida para tiburones—dijo—mientras se quitaba poco a poco la ropa.

—Esta decisión es mía, no se entrometa—respondí—sujetandome de nuevo al barandal.

—Ya me ha involucrado desafortunadamente y no seré un caballero si la dejo morir sola, al menos tratare de salvarla, cabe mensionar que no tolero el agua helada y no soy fanático de los tiburones—espetó— listo para aquel clavado, pasando frente al barandal.

—No vale la pena salvar mi vida—mencione, mientras observaba lo caótico que se empezaba a mostrar el oleaje impactando en el acero, desbordando en la borda.

—Todos valemos en esta vida señorita, por cierto, ¿cuál es su nombre? Bella dama.

—Rosalin.

—Un bello nombre para un desenlace caótico, ¿no lo cree?

—Es lo que menos importa en este momento, me salvará o no, al desembarcar me encontraría muerta en cualquier instante.

—Lo dice por los turcos que la venían persiguiendo.

—¿Como sabe de ellos? —pregunté.

—Les he mentido al respecto por su paradero, la verdad no pensé que llegaríamos a este punto, imaginaba algunos euros o un beso como recompensa, no un baño con tiburones, pensé que era más audas, señorita Rosalin.

—Nadie lo está obligando el salvarme la vida.

—Lo sé, pero quiero hacerlo.

—No vale la pena.

—Lo valdrá cada segundo si usted vive, después de esto, se lo aseguro.

De pronto algunos tripulantes empezaron a llegar se mostraban preocupados por lo que observaban.

—Que estas haciendo Williams, bajar de ahí.

—Esta Tía nos va joder la vida a todos.

Fueron algunos de los comentarios que escuché. Antes de aquel caótico impacto de las olas que incremento, acabando por soltarme, callendo por la borda.

El impacto fue caótico tal como lo había mencionado, la temperatura del agua no era grata, pero al fin estaba ocurriendo, fue entonces cuando el me tomó de su mano evitando me perdiera de la superficie, aquel salvavidas calló, llegando a mí, Willi...

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El impacto fue caótico tal como lo había mencionado, la temperatura del agua no era grata, pero al fin estaba ocurriendo, fue entonces cuando el me tomó de su mano evitando me perdiera de la superficie, aquel salvavidas calló, llegando a mí, Williams lo coloco en mi, sujetándose el de aquella cuerda, sonriendo al ver que había logrado con su cometido.

—Por cierto, me llamó Williams— mencionó sin evitar titiritar del frío.

Yo solo le observe desconcertada, de pronto otra ola se impacta en el barco, cubriendonos por completo en el momento en que estábamos a unos cuantos metros de altura, perdíendo su rastro.

Gritaba con todas mis fuerzas que me bajarán de nuevo, traté de quitarme el chaleco pero era imposible, al llegar a la superficie notaron su ausencia, de inmediato me quitaron el salvavidas y lo lanzaron, otro compañero también se sumergió en las aguas buscando su rastro, con apoyo de algun equipo, pero fue inútil, parecia que el agua lo había devorado, me sentía culpable por lo ocurrido a cada segundo.

Una desgracia mayor había sido causada por mi, me invadió la pena con los tripulantes, uno de ellos me tomó fuerte de los hombros sin evitar sacudirme con fuerza.

—¡En que estabas pensando, en que estabas pensando! nos haz jodido la vida, ingenua, que le voy a decir a mi esposa, maldita sea el día en que te apareciste en nuestra vida, mi Williams, mi pequeño —dijo—aquel señor corpulento de edad avanzada apuntó del colapso.

Aquel rescatista volvió a la superficie sin exito alguno, ninguno podía creer lo que ocurría, debía haber sido yo la que no hubiera dejado rastro alguno en esa superficie, quise decirle aquel señor, pero los llantos me lo impedían, algunos tripulantes me llevaron al interior, cubriéndome con algunas mantas, quitándome de la vista de aquel señor que gritaba fuerte su nombre, reclamandolo al mar, mientras que algunas linternas buscaban algún rastro.

Mientras las lágrimas formaban nuevas turbulencia en el interior de cada uno de ellos, habían perdido a un tripulante y era mi culpa.

—Tia pero que haz hecho ¿en que estabas pensando? ¿tu sabes todo lo que ahora pasara? — preguntó aquel chico esbelto un poco despistado

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—Tia pero que haz hecho ¿en que estabas pensando? ¿tu sabes todo lo que ahora pasara? — preguntó aquel chico esbelto un poco despistado.

[Se nos viene toda la guardia costera encima] , [clausuran esta embarcación] , [Se nos muere el patrón y la patrona], [joder, esto no pinta nada bien, nada] , [espero tengas una buena pasta para todo lo que tendrais que pagar] fueron alguno de los comentarios que escuchaba antes de desvanecerme por completo.

Despues de mí. (book 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora