CAPÍTULO 6

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La duda nos invadió en cuanto Díka se marchó.

Marcos había acudido a la guardia costera para tener noticias sobre el rescate del cuerpo, ya se había esfumado las esperanzas de encontrar con vida a Williams, solo deseaban darle un sagrado sepulcro y, no fuera un alma en naufragio.

Daniela se encontraba en la cocina de aquella hostentosa mansión desayunando, al parecer la presencia de Díka era una cagada de hostia.

Teresa decide encender el televisor y buscar en los canales de noticias alguna novedad sobre la terrible maldición de su familia.

Pero solo pude escuchar un desolador mensaje de mi esposo que daba a los medios de comunicación, donde se mostraba consternado por mi desaparición, ofreciendo una numerosa cantidad de euros al que supiera de mi paradero o tuviera información valiosa.

Por la cantidad mencionada, ya tenía mi ser un costo, no dude ni un segundo que algún tripulante traicionara la confianza y confidencialidad que había pactado con Marcos Lavoe, sobre mi custodia y protección.

—Vaya TIA, eres toda una celebridad allá fuera, niña, ese tal Abdala te desea volver a tener a toda costa—opinó Teresa—observando mi actitud ante dicha nota.

Sabía que mi fin estaba cerca, no podía seguir escondida en aquella mansión, tarde o temprano causaría un problema mayor a la familia, sabiendo que Abdala era capaz de borrar a cualquiera de su camino, sin importar que.

—Tengo que apresurar mi cambio de identidad, ¿tardará en llegar Kalí?—pregunte—Mientras me quitaba de nuevo aquella peineta de mi cabello.

No podía seguir observando la forma en que Teresa me veía al traerla puesta, era incómodo.

En sus ojos se visualizada una especie de esperanza en la que podía recuperar a Williams de algún modo.

Decido ir al comedor, dejando aquella peineta detrás de aquel jarrón de cristal tintado,  en busca de algunos bocadillos en aquella lujosa cocina en donde se encontraba Daniela, dando el último bocado aquel Gazpacho.

—Aún sigues por acá—mencionó Daniela—en cuanto me vio entrar.

—Si, espero hoy poder resolver mis pendientes para pronto regresarle un poco de paz y tranquilidad— añadi.

—¿Tranquilidad haz dicho?, eso se esfumó hace algún tiempo cuando Lía abordó aquel velero.

—¿Si conocía su situación ¿porque la dejaron abordar? —pregunté.

—Era necia al igual que Williams, eran sin duda el uno para el otro la misma pinta, se buscaron opiniones médicas para aquel viaje que llevaría el nacimiento del pequeño Jr., era la ilusión de Lía, dar a luz en altamar, por dichos presagio, sobre dar esperanza y felicidad inmensa a familias que dedican su vida en alta mar, pero al parecer, no estaba predestinado aquel desenlace.

Desconocía de dichas creencias, yo me mantenía anteriormente en un buncle, donde todo era perfecto, que me olvide de todo, perdiendo comunicación con Ernesto y Martín quienes se encontraban en la metrópolis, pero a ciento de millas de mis padres,  con algunas diferencias de horas.

Empezaba a carcomerme el sentimiento de culpa por haberme olvidado de ellos.

En aquel instante sono el teléfono de casa, que se encontraba en el recibidor de la mancion, Teresa lo coge, era Marcos.

De pronto su voz empezó a cambiar, convinandose algunos gritos desolados, con algunos segundos de silencio, por aquellas lágrimas que brotaban sin parar, enmudeciendola, ahogandose en su interior.

Despues de mí. (book 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora