Five

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Adivinen quienes se besuquearon por horas...

Dificil, ¿no?

Si, adivinaste.

Ahora solo pensaban en que hacer. Después de todo, durante la noche solo charlaban y reian, en este caso se besaban, pero cuando el sol salía ambos chicos no sabían que hacer. Siempre se iban a sus hogares a las 6 de la mañana. Volvamos al presente, en el cual dos jóvenes estaban sentados en un banco de un parque, estaban cansados y mantenían un desganado abrazo. Ninguno quiso romper el silencio... Menos argentina, asi era el, no lo culpes.

—hmm, Perú, tengo sueño—Bostezó, pero no obtuvo respuesta.—¿Perú?

Quisieras ver la cara que puso el argentino cuando lo vio dormido. Entre nervios, enojo, dudas, ¿Que haría con el ahora?
Quizás llevarlo a su hogar si supiera donde es, o despertarlo para recibir un golpe, tal vez y por la que el argento optó cargarlo hasta la casa rosada y dejarlo dormir.
Eso era técnicamente secuestrar a Perú, pero, que importaba.

(...)

Ahi estaban, otra vez en la casa de Argentina. Perú en los brazos del más alto, siquiera consiente, de sus labios caía saliva y se movía un poco. Era gracioso y tierno para el celestino
Argentina solo suspiró y en sus últimas fuerzas llevó al peruano a su habitación. Lo acostó suavemente en su cama como si de un frágil cristal se tratara, y luego solo lo acobijó con alguna sabana. Besó su frente y solo fue a su habitación. Era obvio que Uruguay siquiera estaba en su casa, de nuevo.

El argentino miró al techo, cerró los ojos, y por más cansado que estuviera no podía dormir. Sentía sus mejillas arder, sabía bien lo que quería, pero no estaba seguro. Pensó y pensó, llegando a la conclusión de que si no hacía lo que el quería no podría dormir. ¿Sabes que quería? Fácil, dormir con Perú. Calentino y cómodo, mimándolo hasta dormir aunque el no supiera.
Solo se levantó y con ese sentimiento de vergüenza y ese rojizo tono en sus pómulos levantó la frazada de la cama y se acostó con Perú. Quedaron frente a frente, y el argentino solo pensaba en lo lindo y adorable que se veía dormido. Abrazando al peruano, algo divertido, porque nunca notó lo "plana" que era. Le restó importancia y sólo durmió pegadito a el

(...)

Perú despertó algo mareado, al principio no tuvo ganas de abrir los ojos, solo lo hizo hasta sentir algo líquido y frío en su cuello. Ahi se dio cuenta de que eso era baba del argentino, quien seguía dormido.
¿Que hacia ahi? ¿Por que un abrazo se transformó en esa deformidad en la que Argentina usaba el cuello de Perú como almohada y sus piernas estaban encima del torso del peruano?
Ahora sonrojado y más confundido sonrió moviendo su mano hacia el cabello del argentino, acomodándolo y acariciándolo hasta ver como argentina sonreía inconsciente aferrándose a Perú. El peruano no entendía como ese joven que conoció hace unos días se convirtió en su pensamiento de todo el día, a veces solo pensaba que era la emoción de un nuevo amigo, pero al mismo tiempo le sonaba raro decirle amigo. Lo peor es que no sabía si era por lo que escuchó de el, o que lo conoció hace poco, o quizás lo veía como algo más. Esos besos tan románticos que le dio al argentino le encantaron, pero, le confunden. Además eso de que el argentino le llamara linda era un golpe bajo, y eso que ya empezaba a acostumbrarse. ¿Parecía una mujer? Siquiera tenía tetas, o muchas curvas.
En fin, Perú solo vió al argentino dormir mientras acariciaba su rostro y cabello hasta que finalmente el argentino despertó. Abrió los ojos lentamente encontrándose a Perú, y solo sonrió apenado. Sintió la mirada de Perú penetrar su corazoncito con el mensaje de tranquilidad que quería transmitir, y de alguna forma lo lograba.
Sin ninguno querer decir una palabra, o más bien, no necesitaban explicación. ¿Que importa cómo, si despues de todo te gusta estar asi con el otro? Entendieron que debían mimarse hasta que Perú debiera irse. Eran las 3 de la tarde, ninguno sabía, por lo tanto a nadie le importaba.

La melosidad la inició Argentina, quien sólo se acomodó de la amorfa posición que mantenía y la cambio por un abrazo común. Perú correspondió no sin antes tirar al piso la frazada que los cubría, porque ya tendría suficiente con el calor del argento. El portador del sol besó el cuello del peruano, no con intención de calentar las cosas, solo para ponerse mas juguetón. Solo obtuvo risitas y suspiros como respuesta, a veces el peruano le acariciaba la espalda o besaba su cabeza. Argentina se alejó para mirar el rostro del otro, apreciando ese ser tan lindo que estaba debajo suyo en ese momento. El argentino para variar solo tomó a Perú por la cintura y lo levantó hasta dejarlo sentado en sus piernas. El joven que tenía rojo en su bandera se sonrojó y desviando la mirada hizo un puchero. Le gustaba pero pensaba que no hacia falta esa posición.
El albiceleste sonrió coqueto y miró como el peruano volvía a mirarlo para besarlo en los labios. Gustoso de probar al menor de nuevo correspondió, y ni bien lo hizo el peruano se separó. Al parecer Perú quería jugar un poco más con Argentina. Sacandose su poncho con una sonrisa atrevida Perú se dedicó a besar el cuello de Argentina, el solo cedía y no se daba cuenta de que ahora el estaba en ese papel de sumiso. El peruano riendo solo volvió a acostarse al lado de Argentina, mirándose, el argento con una mueca de capricho y el peruano con una sonrisa. Volvieron a abrazarse y suspiraron, para finalmente levantarse.

Linda || ArgperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora