Encuentro.

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- no temas mi querido hombre...- decía con voz seductora la mujer que había aparecido en el fondo del mar.
- mujer, no me tientes... Sé que quieres matarme.- decía el marinero en su pequeña balsa, se había perdido.
- sé que te gusto... Toca mi rostro, es suave y mi voz también... ¿Quieres que te cante?- preguntaba la mujer.

La voz de esa mujer era realmente seductora, su rostro parecía ser hecha por un ángel, sus labios delgados y mojados, su cabello húmedo... Su cuerpo y todo de ella era tan placentero, bello y maravilloso de admirar.

- ¿Por qué no subes mujer? ¿Es necesario llevarme hasta la orilla?- preguntó con poco razonamiento ese hombre.
- necesito de tu ayuda...- susurraba la mujer a su oído.
- ¡Aléjate Willy!- gritó un marinero más que venía en otra balsa junto con un compañero.

La mujer arrastró al marinero hipnotizado al agua pero no pudo completar su trabajo, tuvo que asesinarlo enterrando en el estómago su enorme cola con escamas, el hombre flotó en el agua y su sangre se disolvía en ella.
Los marineros asustados quisieron escapar y el más valiente comenzó a lanzar disparos en el agua.
La sirena salió del agua saltando como si fuera un delfín y lo tiró al agua para asesinarlo, quedó el único marinero que había empezado a remar pero fue derribado por esta misma. Una vez muertos, los humanos ya no le servían, así que la sirena huyó de ahí.


Al día siguiente.

- no puede ser, tres cuerpos encontrados flotando en el mar.- decía el jefe de la marina mientras estaba con su segundo al mando en la orilla del mar.
- santo cielo capitán, los humanos mueren en las noches y hoy en la mañana recibí un reporte del cuidador del bosque, encontró a un oso muerto, sin sangre.
- que lo use para tapete, son los malditos cazadores...
- señor, algo no anda nada bien aquí, hombres muertos en medio del mar, animales muertos, hay un monstruo en el mar y exijo que investiguemos...
- ¡No vamos a investigar nada! Nadie debe acercarse al mar después de las nueve de la noche, existen tiburones hambrientos allá abajo ¿Lo sabía?
- sus cuerpos son atravesados por algo muy filoso, con estos tres ya son diez los muertos flotando en el mar y asesinados  de la misma forma, en tan sólo este mes, ¿Seguiremos fingiendo que no pasa nada malo?
- si quieres investigar, ve tú como tus compañeros muertos, de eso estás autorizado.- dijo el capitán molesto y se fue.

El segundo al mando llamado Jack Dicol era una alemán realmente preocupado por la situación, él tenía familia y no quería que les pasara nada.

*****
3:00 PM:
*****

En una de las casas más privilegiadas de todo Calforth, había una fiesta de lujo, en donde sólo la comunidad rica podía asistir. Estaban todos vestidos de gala, todos estaban tan elogiados por la presencia del hombre más polémico de la ciudad, el joven Christian Lorenz, acompañado de una mujer tan hermosa llamada Rose Stanford.

- señor Christian, un placer tenerlo aquí...- decía el hombre dueño de media ciudad.
- el placer es todo mío.- contestó Christian.
- ¿Podría presentarme a su esposa?
- no es mi esposa, sólo es una amiga, de familia.- aclaró.
- mi nombre es Rose Stanford señor... ¿Ah?
- Jakcson, Ciro Jakcson señorita.- dijo aquel hombre tomando la mano de Rose para darle un beso.
- mucho gusto señor.
- bueno, sigan disfrutando de la fiesta.- dijo Ciro y se retiró haciendo una reverencia.

Rose jaló del brazo a aquel hombre alto, de ojos azules.

- Lorenz, siempre dices que soy tu amiga...
- porque eso es lo que eres para mí.
- debes presentarme como tu esposa para que ninguna mujer quiera acercarse a ti.
- eso es lo que quieres, y no lo voy a cumplir.
- es por nuestro bien...
- basta Rose.
- ¡Señor Lorenz!- gritó una señora llamando a una mesa al señor Lorenz y a Rose.

Heirate mich. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora