Capitulo Final
Cuatro meses después (Junio)
-Tini, cariño, de verdad que me gustaría más que fueras sin ropa interior. - Le dijo Diego mientras le apartaba de su camino las bragas para introducirle los dedos y frotarla con ellos.
-Y yo que no me arrugaras el vestido. ¡Es mi traje de novia!
-Todo esto es culpa tuya; no puedo resistirme a ti vistiendo así.
-Se supone que trae mala suerte ver a la novia vestida antes de la boda. - Dijo ella conteniendo sus gemidos.
Los dedos de Diego la penetraban sin descanso mientras el pulgar mortificaba su clítoris. La lengua de él lamía el reguero de flujos que salía de su feminidad.
-Técnicamente estamos en la iglesia.
-Nada de técnicamente... Diego, estamos en la misma iglesia... - Replicó ella.
Él le mordió el clítoris y Martina no pudo evitar gemir ante ello. El sonido se propagó por el eco.
-Controla tu boca Tini, o alguien nos descubrirá aquí.
-¿No puedes esperar a estar en casa?
-¿Y perderme esto? Ni hablar. Nunca tengo suficiente de ti.
-Vamos a llegar tarde. Ya es bastante duro que nuestros jefes sepan que buscamos lugares por el laboratorio para jugar como para tener a tu familia y a la mía buscándonos porque no llegamos a nuestra propia boda.
-Que esperen. Tenemos mejores cosas que hacer. - Contestó desabrochándose los pantalones y acercando su miembro a la entrada de ella.
Le subió las piernas y Martina entrelazó las mismas por detrás de su espalda para sostenerse. Sentía el calor que emanaba su miembro y eso le hizo anhelarlo más. Diego la penetró lentamente haciéndose de rogar mientras ella se removía en sus brazos.
- Diego... - Él se retiró hasta casi salir de ella.
-¿Martina? - Arqueó una ceja y su semblante se endureció.
-Profesor...
-No se si debería castigarte...
-¡Ahora ni se te ocurra hacerme algo! - Exclamó moviéndose y metiéndose el miembro hasta la mitad. Apretó todo lo que pudo y Diego siseó.
-Me vas a volver loco... - Masculló entrando del todo en ella.
Martina echó la cabeza hasta que tocó con ella la pared. Diego empezó a moverse con lentitud y subiendo en intensidad mientras ella trataba de mantener el control.
-Me estás apretando Martina, ¿quieres hacer que me corra antes que tú?
-¿Lo consigo?
-Ni por un segundo... - Contestó aumentando la fuerza de sus embistes y obligándola a darle todo el control gimiendo cada vez que chocaba con la base de su miembro.
-Tengo algo que decirte... - Murmuró ella entre jadeos.
-¿No puede esperar?
-Estoy embarazada. - Soltó.
Diego perdió el ritmo de las embestidas y casi se vino en ese momento. Se controló antes de que ella empezara a estimularlo con sus paredes vaginales.
-¿Qué has dicho?
-Que seguramente para Navidad tendremos que decorar la casa. Eso si quieres que tu hijo o hija celebre su primera navidad allí. - Respondió con una amplia sonrisa.
Diego la tomo por la nuca y la besó con pasión. Embistió con fuerza para llevarla hasta el precipicio de su orgasmo.
-Córrete. - Le susurró y ambos se corrieron al mismo tiempo silenciando el grito de cada uno con sus propias bocas.
Salió de ella y la ayudó a recomponerse y alisar un poco el vestido de novia que llevaba puesto.
-¿Estás bien?
-¿Lo preguntas ahora? - Dijo riéndose.
-¿Por qué no me lo dijiste antes?
-Era mi regalo de bodas. Se lo mucho que quieres una familia numerosa y creo que ya hemos empezado a crearla...
La miró con intensidad. Una mirada llena de afecto y amor.
-Soy el hombre más afortunado del mundo.
-No, soy yo la mujer más afortunada.
-¿Y eso por qué?
-Porque Papá Noel me trajo el regalo que le pedí.
Fin
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