Capitulo 16:

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Se contoneó de forma exagerada pero sensual consciente de que los ojos de Diego no la abandonaban. Subió a la cama y gateó hacia él buscando su boca.
Lo besó acariciándole con su lengua los labios y entrando en su boca para buscar su lengua y que ésta siguiera a la suya para entrar en ella. Sabía a mermelada, sin duda habría estado comiendo tras la sesión maratoniana de sexo.

-Hmm... Rico...
-Habrá más... Luego. - Dijo ella separándose un poco para concentrarse en el bote de mermelada.
-¿Vas a prepararte tu desayuno? - Preguntó haciendo con ello mención al postre que él degustó en ella.
-No exactamente. Solo quiero mermelada... Y tu cuerpo para untarla. - Contestó abriendo el bote y metiendo la mano para coger un poco.
Martina dio la vuelta a la mano y parte de la mermelada cayó de golpe sobre el pecho de Diego quien se sobresaltó y jadeó. 

-¡Martina está helada! - Gritó arqueándose un poco por el contraste de temperatura.
-Si, lo se. La he metido en el congelador. - Respondió con un tono de voz neutro pero escondiendo un matiz pícaro.
-Serás...

Ella se inclinó sobre su pecho lamiendo la mermelada y calentando a la vez la zona que segundos antes había estado fría. El pecho de él se agitaba con su rápida respiración. Se incorporó y lo miró recogiendo la mermelada del contorno de los labios y llevándose el dedo a la boca para succionarlo delante de él.

-¿Qué soy?
-Terriblemente adictiva.

Martina le regaló una sonrisa y cogió otro poco de mermelada. Esta vez lo extendió sobre sus pezones, su abdomen y el sensual caminito de su vientre hacia su miembro. Diego se removía por el frío pero no lo suficiente como para que ella pudiera regañarle por ello.
Dejó el bote de mermelada y se dispuso a lamer cada zona. Probó primero la mermelada de su zona más sensible. Algún que otro gemido se escapó de la boca de Diego quien veía la escena sin poder tomar parte activa de la misma. Solo sus piernas estaban sueltas y no iba a moverse con lo bien que se lo estaba pasando.
Contorneó alrededor de su miembro con la lengua varias veces antes de desatender esa zona y subir hacia su tableta jugueteando con las líneas de la misma y buscando las zonas que más le estimulaban.
Cuando llegó a sus pezones los succionó con fuerza y jugueteó con ellos en su boca. Diego jadeaba de vez en cuando y su cuerpo se contraía. Su Miembro estaba erecto y temblaba cada vez que Martina lo rozaba en alguna parte del cuerpo.
Cuando terminó de quitarle la mermelada se acercó a los labios de él para que la lamiera y le quitara los restos de su propia boca.

-Móntame, Martina. - Le dijo conteniendo su excitación.
-Aún no... Todavía no he comido suficiente. - Replicó ella alejándose de su cara y gateando hacia sus piernas.
Cogió de camino el bote y se situó entre sus piernas. Metió un dedo en el bote y lo sacó repleto de mermelada que puso en la punta de su miembro.
-¡Dios, Martina!- Exclamó echando la cabeza hacia atrás. Ella se rió.
-¿Está frío?
-Te juro que me vengaré...
-Eso espero. - Murmuró ella besándole la punta y lamiendo poco a poco.

Volvió a meter la mano de nuevo en el bote y cogió un trozo de mermelada que estaba congelado. Se lo metió en la boca y se agachó para meterse el miembro de él también.
-¡Tini! - Gritó Diego mientras ella lo rozaba con la mermelada congelada en su miembro.
El calor derritió pronto la mermelada y pudo degustarla con el sabor de su miebro en la boca. Cuando lo soltó lo miró mordiéndose el labio y conteniendo la risa.
-No voy a aguantar mucho más si sigues así. - Le dijo apretando los dientes. Tenía sudor en la frente y sus manos estaban apretadas en dos puños.
-Si que vas a aguantar... Yo te ayudo a no correrte. - Contestó estirándose hasta el final de la cama y cogiendo un lazo negro.
-¿Qué vas a hacer?
-¿No lo adivinas? - Preguntó a su vez.

Martina acarició con el lazo su miembro y rodeó con ella la base haciéndole un nudo apretado.

-Por lo que más quieras Martina, eso va a doler... - Replicó él.
-Si... Pero será divertido. ¿Confías en mí?
-¿Has hecho esto alguna vez con alguien? - Ella negó algo sonrojada. - ¿Soy tu experimento?
-¿Me dejarías hacerlo? Pararé si algo no te gusta.
-Luego tocarán mis fantasías. - Contestó él.

Ella se quitó el albornoz quedando completamente desnuda y volvió a centrarse en su miembro comenzando a lamerlo y a succionarlo con fuerza. Con una de las manos sopesaba sus testículos sintiendo las compresiones y temblores y vigilando no hacerle daño con la presión del lazo.
Mientras, Diego apenas podía articular palabra. Sentía su orgasmo cada vez más cerca pero el lazo impedía que los testículos soltaran nada y empezaba a dolerle. Aun así, el placer que Martina le estaba dando era único y no quería detenerla, no mientras aguantara.
Cuando el mienbro de Diego se puso aún más duro y empezó a temblar con más violencia, Martina lo sacó de su boca y se sentó a horcajadas.
-Ahora voy a montarte, profesor.
-Si... Móntame...

Colocó la cabeza en su entrada y se sentó encima de una sola vez. Ambos gruñeron a la vez. Se levantó y empezó su monta dirigiendo su miembro de él dentro de ella.

-Tócate, Martina, tócate por mí. - Jadeó.

Se llevó las manos a sus pechos y empezó a estimulárselos, a pellizcarse los pezones y a tirar de ellos mientras echaba la cabeza hacia atrás.

-Si... Esto es genial... - Soltó ella con los ojos cerrados dejándose llevar.
-Y prepárate para lo que viene.
Abrió los ojos cuando notó las manos de él sobre sus pechos.
-¡Estabas atado!
-Tendré que enseñarte cómo atarme para que no me suelte.
-¿Desde cuándo estás desatado?
-Desde que me torturaste con esa mermelada congelada. - Respondió él.

Los embistes tanto de ella como de él no cesaban y ambos respiraban con agitación. Diego se incorporó un poco para poder succionarle los pezones. Una de sus manos fue detrás de la espalda de ella para sostenerla mientras la otra hizo el camino hasta el clítoris de Martina para masajearlo.
Sin embargo, no se quedó ahí sino que avanzó un poco más y dos dedos entraron en el mismo conducto por donde entraba su miembro.
Ella gritó al sentir el mayor grosor. Los dedos estaban quietos mientras su miembro entraba y salía de ella.

-¿Te gusta?
-Si... - Respondió mientras se impulsaba una y otra vez.

Comenzó a moverlos lentamente de arriba a abajo, sacándolos y metiéndolos con el movimiento de su miembro y arqueándolos para llegar al punto G.

-Profesor... ¿Puedo correrme?
-Quítame el lazo, Martina. No aguanto más. - Contestó él.

Ella echó las manos hacia atrás en busca del lazo y lo desató con algo de dificultad. Cuando lo hizo el miembro de Diego tembló y se ensanchó en su canal abriéndola más. Martina gritó ante esa nueva sensación.

-Córrete. - Gruñó él mientras la penetraba con su miembro y los dedos le apretaban con fuerza.
Se corrió con fuerza, un orgasmo como nunca antes le había dado Diego.
-¡Joder! - Gritó él y, tras tres embestidas más, el semen salió disparado de su miembro quemando por dentro a Martina y desbordándola.
Los dos gritaron y se derrumbaron en la cama tratando de recuperar el aliento.

-Cásate conmigo...
-¿Qué? - Preguntó Martina sin poder abrir los ojos.
-Llevo dos años esperando para preguntártelo... Cásate conmigo Tini te amo.
Martina sonrió satisfecha y los ojos cristalizándose. 
-Si.

Mi profesor *HOT*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora