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Narra Baron

(31 días)

Tenemos iglesia donde casarnos y fecha para dentro de un mes, estando de acuerdo Wooyoung y yo para ello.

Ahora estoy de regreso en casa, solo, mientras que Woo está en su trabajo, volviendo a su propia rutina hasta entrada la madrugada como me ha avisado cuando ha llamado hace unos minutos.

— Al menos así tendrá el tiempo para cuando nos casemos y desconecta un poco de todo —me apoyo en una mano, dejándola caer hasta sentir la madera de la mesa bajo mi cabeza.

Miro mi móvil, viendo en el reloj del mismo que solo son las seis y media de la tarde, pensando en que podría hacer para ocupar mis horas y no aburrirme.

Decidido, cojo mis llaves, mi móvil y salgo de casa, caminando a pesar de vivir más lejos hasta el trabajo de Wooyoung, al que tardo unos diez minutos más que antes en llegar, deteniéndome en ese mismo lugar que aquel día le esperé en plena noche fría, sonriendo cuando le veo aparecer, guapísimo con su ropa de trabajo negra, sirviendo una de las mesas. Además de Wooyoung en mi campo de visión puedo ver aparecer al que supongo será también compañero suyo de trabajo hablando con él, incorporándome un poco cuando miran en mi dirección. Desde donde me encuentro le veo hacer un gesto con la mano disimulado pero claro para que me acerque. Cruzo la calle, mirando antes por supuesto, yendo hasta la puerta, cruzándola, encontrándome de frente con ese hombre que tan loco me vuelve.

— ¿Qué haces aquí? —habla en voz baja —te dije que hasta tarde no volvería a casa.

— Ya lo se pero me aburría en casa y pues he venido —hablo en su mismo tono de voz —¿tenéis alguna mesa libre?

— Una.. sígueme por favor —sonrío para mis adentros.

Le sigo, viendo su pequeño y perfecto cuerpo moverse bajo la tela oscura, sentándome en una de las sillas de la mesa hasta la que me ha traído, aceptando el menú que me da, revisando todo cuanto ofrecen aunque en su día tuve el placer de probar preparado por mi precioso prometido.

— ¿Quiere algo de beber? —le miro, aguantándome la risa cuando me habla de usted —¿o prefiere que le deje tiempo para pensar?

— Agua fría está bien —asiente, alejándose.

Miro de nuevo la carta, señalando varios de los platos que me apetece probar hoy, pudiendo estar más tiempo cerca de mi novio, quien habla con el mismo de antes, viniendo hacia mi con un vaso con hielo que llena de agua.

— ¿Estás tu en la carta? —hablo en voz baja pero claro para que solo él me escuche —estás muy guapo.

— No lo estoy no —sus mejillas cambian de su tono natural a estar sonrojadas —¿ha pensado ya lo que comerá?

— El dos, siete y cuatro por favor —se los señalo en la carta —gracias.

Me sorprende cuando hace una reverencia antes de marcharse, atravesando dos grandes puertas, escuchando su voz alzada cuando canta lo que he pedido. Mientras espero, me entretengo viendo mi móvil, leyendo el mensaje de mi hermana en el que me pide mañana cuidar de mi sobrina desde la mañana porque ha cogido un resfriado y no puede faltar al trabajo, respondiéndole que si, que yo la cuidaré. Lo guardo cuando escucho la silla frente a mi siendo arrastrada, viendo al que antes hablaba con mi prometido sentarse.

— ¿No se supone que tienes que trabajar?

— Tengo unos minutos de descanso —clava sus ojos negros en mi —¿asique tu eres el prometido de Wooyoung? Habla maravillas de ti pero no pensé que superarías las altas expectativas que tiene sobre ti.

You are my Nº 1Where stories live. Discover now