Narra Baron
No se aún bien como ha ocurrido pero esta noche dormimos Wooyoung y yo en la cama de siempre, la suya y mi pequeñaja, mi sobrina en la habitación de invitados, con una decena de peluches que al parecer Wooyoung tenia guardados como recuerdo, permitiéndole a ella tenerlos para dormir.
— ¿En que piensas tanto a las tres de la madrugada que no duermes? —miro en plena oscuridad a mi novio —deberías estar ya durmiendo.
— En ti y lo rápido que mi sobrina te ha cogido cariño —acaricio su espalda desnuda —ya si que no tienes escapatoria emocionalmente hablando.
— Bari duérmete —pellizco su trasero por usar el apodo que solo mi sobrina usa, escuchando un quejido de protesta por su parte —no me pellizques ahí. No eres gentil conmigo.
— Perdoname amor —me acerco a sus labios, quedándome a punto de rozarlos —no he sido tan brusco ¿no?
Niega con la cabeza, besando él mis labios, mordiendo mi labio, saboreando sus labios por unos segundos, abrazando bien su cuerpo cuando se acurruca contra mi pecho, enlazando una de sus piernas entre las mías, notando el sueño llevándome minutos más tarde, suponiendo que a Wooyoung también, por su respiración calmada entre mis brazos.
— ¡Tío Bari! —me incorporo, sintiéndome por un momento mareado —Hola tío Bari.
Me giro hacia mi sobrina, quien sonríe inocente sentada a mi lado en la cama, abrazando un tigre de peluche que ahora lleva una diadema rosa.
— El tío Wooyoung se ha ido al parque —miro el espacio vacio a mi lado —me ha dicho que sea una niña buena, me ha dado un desayuno rico, tortitas y batido de fresa y no me ha dejado despertarte pero yo igual te he despertado tío Bari.
— A gritos —le hago cosquillas, riendo con mi sobrina —¿cuánto hace que se ha ido?
— No lo se —se abraza a mi —poquito.
— Vamos a desayunar antes de que vuelva y le preparamos algo delicioso a Wooyoung. ¿Te parece bien?
Mi pequeña despertadora salta de la cama, feliz, saliendo de la habitación gritando, cantando, siguiéndola hasta la cocina donde me la encuentro sentada en la misma silla que ocupó ayer, sentándome a su lado, desayunando esas famosas tortitas que ha mencionado, acercándome a la cocina donde preparo algo para mi novio, aunque no se bien a que hora volverá.
Narra Ace
Me he despertado cerca de las seis y media, sintiendo demasiado calor envuelto entre los brazos de Hyeop, quien no me soltaba en ningún momento cuando intentaba salir de la cama, consiguiéndolo finalmente con besos que he repartido por su cuello, dándome la espalda, cuando pellizque su nalga izquierda, saliendo victorioso de la cama y mi habitación.
Seguido de eso desayuné, me cambié de ropa a la que habitualmente uso cuando salgo a ejercitarme, encontrándome a las siete con la pequeña adormilada, abrazada a uno de mis peluches me pedía el desayuno. Atrasando un poco mi salida para hacer ejercicio le preparé tortitas, batido de fresa y me marché, haciéndole prometer antes que se portaría bien y le dejaría a Hyeop dormir.
Ahora ya voy por la cuarta vuelta en el solitario parque, parando antes de iniciar la quinta, sintiendo la camiseta llena de sudor adherida a mi cuerpo, sentándome en el césped, dejando caer mi espalda hacia atrás, controlando poco a poco mi respiración, frunciendo el ceño cuando una repentina sombra me cubre, abriendo los ojos de golpe al sentir una caricia en mi mejilla y mis labios, apartándome lo máximo posible cuando le reconozco.
— Con esa ropa y lleno de sudor te ves aún mejor —cae de rodillas, demasiado cerca, frente a mi —dejame invitarte a desayunar. Ese cuerpo tiene que alimentarse como corresponde.
— Ya he desayunado y aunque no lo hubiese hecho no lo haría contigo ni loco —me alejo lo más rápido posible, sintiendo sus pasos a mi espalda —deja de seguirme.
— Dame una oportunidad. Te aseguro que esta vez será mejor —me detengo, haciendo que casi choque con mi espalda.
— ¿Quiéres una oportunidad conmigo? —asiente —muy bien. Sígueme.
Sigo andando, girando hacia una calle sin importarme lo incomodo que me siento ahora mismo con la ropa ceñida a mi piel, viendo como Jongwoon camina a mi lado, deteniéndome en una plaza repleta de gente, tirando del cuello de su camiseta hacia mi.
— ¿De verdad quieres besarme, sentirme, disfrutar de mi? —vuelve a asentir, reteniendo su labio inferior entre sus dientes —¿habrá algún baño aquí cerca?
— En el bar a nuestra espalda.
Lo miro, tirando de la mano de Jongwoon, encerrándonos en uno de los cubículos, pensando en la forma de devolverle lo que me hizo.
Empiezo besando su cuello, sin morder para no dejar ninguna marca, quitándole la camiseta que dejo caer, seguido de los pantalones que bajo, llevándome la ropa interior de paso, besando su espalda cuando se da la vuelta, rozando su entrada con un dedo, introduciéndolo un poco, sacándolo, dejándole con las ganas cuando me levanto.
— Voy a darme primero un poco de agua y te haré mio como tanto deseas —esquivo sus labios, empujándole hasta que queda sentado —cierra los ojos y no los habrás hasta que yo te diga.
Lo hace. Cierra sus ojos oscuros, manteniéndose sentado como le dejé. Aprovecho eso, sin hacer ruido, cogiendo su ropa del suelo, dejándole unicamente la interior y los zapatos, saliendo corriendo, aprovechando que puedo aumentar mi velocidad porque me entreno para que no me fallen los músculos, saliendo del bar, corriendo hasta mi casa, dejando a un lado en la entrada la ropa, deteniéndome cuando Hyeop aparece frente a mi.
— ¿De quien es esa ropa?
— De Jongwoon —dejo un pequeño beso en sus labios —me lo he encontrado cuando estaba descansando un poco después de ejercitarme y he decidido hacerte caso, ser valiente y le he dado a probar de su propia medicina. Ahora tendrá que volver en ropa interior a casa. Bastante que le he dejado eso y los zapatos.
Creo que Hyeop se queda atónito cuando voy a la cocina, besando la cabeza de la pequeña, sentándome en la mesa, bebiendo un poco de zumo que parece recién exprimido, mirando a mi novio que justo entra por la puerta a la cocina, intentando no ahogarme con el líquido que aún tengo en mi boca cuando me besa, de forma algo posesiva, que me vuelve loco en cierto modo, correspondiéndole cuando consigo deshacerme del zumo sin ahogarme, apartándome cuando recuerdo que no estamos solos.
— Espero que no aparezca más pero estoy feliz por ti —sonrío, limpiándole los labios manchados del zumo que casi me hace perder el sentido junto a sus labios —deberíamos celebrarlo.
— No hace falta —niego con la cabeza —además está tu sobrina aquí y ella es muy pequeña para comprenderlo.
— Iremos a comer a alguna parte con zona infantil. Yo invito —es tan terco cuando se le dice que no —vete a ducharte y en un par de horas nos vamos.
— Eres un mandon —me levanto de la silla —está bien pero deja la ropa donde está. Luego me encargaré de ella.
Salgo de la cocina, dejando a tío y sobrina desayunando, encerrándome en el cuarto de baño, relajándome bajo el agua templada que cae sobre mi cuerpo, enjabonándome por completo sin perder en ningún momento la sonrisa y la sensación de satisfacción que me ha quedado dentro por, por una vez en mi vida, ser valiente contra algo de lo que me ha hecho realmente daño.

YOU ARE READING
You are my Nº 1
FanficWooYoung está harto de ser rechazado por todos cuando, después de meses de relación o encuentros le dicen que no es lo que buscan. Y es que, a sus 27 años aún no ha podido intimar, sintiéndose cada vez más penoso, inferior y deprimido. Hasta que con...