En esa noche, tan hermosa y tan estrellada, había decidido escapar, porque la luna parecía estar de su lado para guiarlo en el camino.
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En esa noche tan bella, un joven de sólo 18 años, había comenzado a divagar en pensamientos mientras daba una linda caminata por los jardines del castillo.
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Los árboles ocultaban el rastro que aquel caballero herido dejaba atrás. Había logrado burlar a los guardias que vigilaban su celda y con todas sus heridas a cuesta, estaba dispuesto a escapar de allí.
Sus piernas dolían pero aquel jardín no parecía querer acabar. Pensó que tal vez estaba corriendo en círculos pero eso no parecía posible.
Se detuvo detrás de un árbol a la orilla de una gran fuente cuando escuchó a los guardias correr a su alrededor. Avisando a la gente que aún estaba paseando por fuera del palacio que dicho prisionero había escapado.
Oyó el crujir de una rama detrás de él y sin siquiera esperar la cercanía del otro sujeto, lo tomó del brazo, estampandolo contra el árbol en el que anteriormente se había estado apoyando.
Cubrió la boca del joven para que este no pudiera alertar a nadie, cosa que no pasó y no parecía querer pasar, aquel niño frente a él sólo estaba inmovilizado pensando en que moriría y no se atrevía a abrir ni los ojos.
A MinGyu le pareció curioso dicho muchacho pero no tenía tiempo para ponerse a hacer amistades. Woozi por su lado sentía ganas de llorar por no haberle hecho caso a su sirviente de quedarse en su alcoba en lugar de salir a pasear de noche.
Sin más el más pequeño tomó el valor de abrir los ojos para observar a la persona que lo estaba privando de pedir ayuda, se sorprendió de que ese chico fuera tan hermoso aún en la oscuridad de la noche y con todas las heridas que podía notar en su rostro.
─Me iré en silencio ahora. Pero si abres la boca volveré sólo para matarte.─
Susurró aquel sujeto tan cerca de su mejilla que sintió el calor que emanaba de su respiración. No le quedó de otra que asentir mientras veía al hombre sonreír levemente y mirarlo de reojo.
MinGyu pensaba que aquel niño era realmente una joya hecha por los mismos dioses. Precioso, pequeño, delicado. Todo lo que él deseo alguna vez poder tener a su lado.
─Buen chico. Quédate aquí hasta que me veas desaparecer y luego sales.─
Sin agregar más palabras, MinGyu se alejó soltando al chico para luego retomar su huida. Pero no espero que aquel niño tomará su brazo antes de poder seguir avanzando. Se giró sólo para preguntarle en que demonios estaba pensando ese mocoso.
─No debes tratarme como un perro idiota. Mi nombre es JiHoon.─
Dijo el chico negro y mirada pegada al suelo antes de salir corriendo en dirección a las puertas del palacio. Kim no supo como reaccionar a eso, tampoco sabía si el niño era o muy estúpido o no lo sabía, como para decirle a un prisionero de guerra su nombre.
Pero eso le hizo sacar una sonrisa mientras corría en busca de un caballo y algo de agua. Cuando halló lo que buscaba emprendió su camino de vuelta a su maravilloso reino.
Nadie lo persiguió esa noche, era como si simplemente se hubiesen dado por vencidos. Nunca sospecho que su búsqueda se detuvo ante la preocupación porque su príncipe heredero aún no regresaba a su habitación. El rey desesperado de que su único hijo hubiese sido raptado por el criminal o asesinado por el mismo, puso a todos sus guardias a buscar al niño.
Cuando por fin encontraron al pequeño Woozi de camino a su habitación, todos pudieron aliviarse en gran parte, porque si su único heredero moría el reino entero se caería a pedazos.
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Cabalgatas de día y noche. Tres días continuos y sin descanso, fueron las cosas que tuvo que enfrentar Kim para regresar al palacio.
Terminó desmayado al ver las puertas del reino tan cerca, que casi se sentía como una ilusión, cayó del caballo cuando ya ni el animal pudo seguir dando pasos.
Pensó que darse por vencido tan cerca de su destino era un desperdicio. Sin embargo, la suerte siempre estuvo de su lado cuando la necesitó. Sintió un par de brazos ayudándolo a ponerse de pie y voces diciéndole que se mantuviera consiente.
Pero sus ojos no querían seguir esforzándose, su cuerpo se sentía pesado, y su voz no salía. Cuando su mente comenzó a oscurecerse, juro haber escuchado a alguien gritar su nombre.
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Estiró su cuerpo entredormido, sintiendo las sábanas de ceda, resbalar por sobre su torso. Habría jurado que estaba muerto, pero el abrir y cerrar de sus ojos le hizo saber que no era así, estaba vivo y al parecer lo habían curado.
Se levantó de la suave cama con el cuerpo entumecido y pesado. Sentía sed y un poco de hambre. Miró todo a su alrededor notando que estaba en su habitación del palacio, le pareció raro, porque no tenía idea de quien lo había traído hasta acá.
Salió al pasillo, nadie lo detuvo en la puerta, o siquiera lo recibió. Camino hasta llegar a la sala del trono y halló al rey con su cabeza reposada entre sus manos.
Procuró acercarse con cuidado y aclaró su garganta suavemente. Después de todo su rey, quien también fue su amigo antes de convertirse en lo que es ahora, aún ahora era su mejor amigo.
Al escucharlo el joven rey subió la mirada y sorprendiéndolo se levantó rápidamente para revisarlo por todos lados, observando sus vendas y todo.
─¿Cómo estás? ¿Te duele algún otro lado? Le diré a los sirvientes que te sirvan algo de comer y agua.─
Se apresuró a decir el gobernante mientras comenzaba su marcha hacia la puerta para darle órdenes a todos, pero antes de que pudiera siquiera cumplir su objetivo MinGyu lo detuvo.
Acercándolo a su persona y abrazándolo suavemente. Un atrevimiento que muchos otros castigarían, pero no WonWoo después de todo sentía cosas por MinGyu.
No sólo era su amistad de muchos años, sino que también se gustaban mutuamente.
─Estoy bien...Sólo necesito descansar otro poco.─
Contestó el castaño mientras le sonreía tras haberse separado. WonWoo realmente estaba enamorado de Min y esperaba que él también sintiera lo mismo porque planeaba pedirle matrimonio. Cuando supo que MinGyu había sido tomado como prisionero de guerra, pensó que jamás lo volvería a ver nuevamente.
Sin embargo, al ver que dos de sus caballeros entraba con Kim en brazos, con todas esas heridas le hizo darse cuenta de que necesitaba a Min a su lado y no dejaría que nadie le volviera a hacer daño. Eso era algo de lo que él mismo se aseguraría costará lo que costará.
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Παmεlεss Kηιghτ - GyuZi [Mpreg]
Fanfic¿Qué pasaría si un joven, JiHoon, se viera obligado a ayudar a un extraño? ¿Sería posible que el joven príncipe se enamoré de ese extraño caballero sin armadura? Derechos reservados! Se prohíbe copia parcial o completa sin permiso del autor, osea mí...