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Quedarse sin fuerzas y poder abrir los ojos por diez míseros segundos para encontrarse con personas _totalmente desconocidas_ tratando de salvar su vida, que hace días trataba de acabar ¿tiene sentido?

Probablemente, y por ética; sí, tiene sentido en demasía. Pero Ray no quería ser salvado, y odiaba que en un abrir y cerrar de ojos vea aparatos en su cuerpo y voces de doctores en susurro, dando diagnósticos que el odiaba escuchar.

¿Ya cuántos días llevaba en ese manicomio?

Tan solo puede sentir el leve brillo de del sol a través del cristal, sus párpados se aprietan con fastidio y chasquea su lengua. No quiere abrir los ojos, quiere estar muerto en realidad, quiere no ser salvado ahora, después de tantos años que lo necesitaba. Es doloroso ver esa luz que tanto quiso exterminar, porque teme amarla y querer seguir viviendo.

Y es solo un capricho con el que no quiere lidiar.

-Es hora del desayuno- una suave voz resuena en sus oídos, sabe bien quién es y sencillamente agradece que sea Anna a quien vea en su mísera mañana que la otra mujer de hebras verdes y anteojos, que a ella la detesta por esa mirada confiada, como si lo viera por lo bajo _y no sabe lo equivocada que está, que él es un maldito genio_

-¿Cuántos días pasaron desde que hablamos por última vez?- pregunta Ray mientras levanta su espalda, mirando  la ventana y el cielo azul decorado con nubes de pulcro color...tan bonito y lejano de él.

-Una semana en esta habitación después de cuatro días en la unidad de emergencia- responde de forma tranquila, mientras la mirada aburrida de él parece intimidarle solo un poquito. El azabache suspira con pesadez, observando sus manos y a la vez que una sonrisa ladina surca su rostro; levanta la vista y Anna parece sonreír tiernamente.

-Veo que al fin me soltaron de las ataduras, eran horribles.

-Sabes que es por tu bien, Ray, ningún doctor confiaba en soltarte, no es fácil convencer a alguien que suelte a una persona que hace unos días quiso acabar con su vida. Incluso Gilda se negó y los doctores confían en ella demasiado.

-Ya veo...¿y cómo lo hiciste entonces? Eres principiante, no tienes la experiencia suficiente para dar una recomendación o si quiera pedir un aumento y...

-¡Hey! Eso fue cruel Ray-

-Bueno...como seguía ¿qué es lo que hiciste?

-Digamos que tengo contactos- admite ella con aires de orgullo, mientras el azabache la mira incrédulo- Además, no era sano mantenerte atado de pies a cabeza, necesitas aire fresco y eso es lo que vamos a hacer.

-Puedo hacerlo solo, Anna.

-No, si deseas salir tendré que acompañarte, esa fue la condición si no quieres volver a estar pegado en tu cama- pronuncia con suavidad, mientras una sonrisita dulce curva sus labios rosa; el azabache rueda sus ojos y la mira por un momento ¿cómo podía ser así siempre? Estaba cara a cara con un suicida que no lamentaría asfixiar su frágil y lindo cuello para así conseguir su objetivo.

-Eres muy fácil de engañar, Anna, esa será tu perdición.

La jovencita de doradas hebras lo observa y suspira cansada, aunque internamente tenga miedo de lo que él pueda hacer, y claro que la decepción la acompaña, quisiera tanto entenderlo.

❀Lunatic Liebt❀RayAnna❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora