❀Lunatic Liebt❀RayAnna❀

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Están sus manos temblantes, ojitos abiertos y sonrisa forzada, mientras el aire se vuelve violento, el cielo llora...parece gritar y Anna, quien observa aquellos ojos verdes cínicos, no puede evitar sentir lástima.

Su tío es un monstruo, probablemente. Pero eso lo vuelve un buen Ratri.

-Peter Ratri- murmura con una suave sonrisa, y tras ella está James, quien sujeta sus hombros y le dirige una mirada triste.

Él también conoce lo que su hermano es capaz, lo conoce tan bien que lo lamenta. Lamenta no poder hacer nada...hasta ahora.

-Me alegra que estés de regreso, hermano- alega con cariño James, quien se acerca y toma sus papeles, todo el avance minúsculo que ha podido hacer.

-James...no pensé que estarías tan bien, no después desde que ingreso...ya sabes quién.

-Norman...se llama Norman, señor Ratri- habla sin dudar la rubia, con el ceño levemente fruncido, él se burla de tal accionar.

James se siente humillado, porque ni siquiera puede defenderlo.

-Bien...tenemos que hablar tú y yo, querido James.

Anna traga con pesar, su piel está pálida, lo sabe desde que lo vio y, con el corazón latiendo frenéticamente, sale.

James tan solo quiere que nada malo pase.

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-Quiero que ella se vaya, ahora mismo- alega el adulto que cabellera más larga, haciendo que James se sorprenda, y niegue con su cabeza sin más.

-No...Perter, la paciente Emma Bell aún no está totalmente recuperada, no pode...

-¡Claro que puedes!- exclama con gracia, posando sus dedos en su sien y sonriendo con sorna- Solo que no quieres, no quieres porque ella es de gran ayuda al hijo que malograste ¿cierto? Porque recuerdas que el pobre niño llegó aquí por ti, tu propio hijo.

-No digas eso- admite frío, sin mirarlo a los ojos de compasión falsa- Solo temes que Norman se recupere...porque él es el legítimo sucesor de la familia, lo quieras o no, Peter.

-Y jodiste al único sucesor- murmura divertido al ver la expresión de su hermano, y aquellos ojos de esperanza nunca se vieron tan vacíos.

-Al menos yo tuve un hijo- masculla entre dientes, con total intención de herir- Pero tú, Peter...- alega con una sonrisa linda y falsa- Tú no puedes ser amado por nadie.

La pelea entre hermanos no tiene fin.

-Maldito.

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-Ya...ya llegué- suspira ella, acercándose al azabache, quien la observa tenuemente y regresa su vista a la lectura.

Su pecho se retuerce- ¿Por qué estás así?- pregunta con calma, sintiendo como la rubia se sienta a su lado y acomoda sus cabellos.

-Ray...estoy bien, solo algo cansada.

-¿Gilda te dijo algo malo?- interroga con molestia, porque a veces la peliverde es tan fría y cruel.