I: Un dia normal en Liberty Place

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Era un día como cualquier otro en Liberty Place, los pájaros piaban y la ciudad estaba en su máximo esplendor. Siempre había sido una gran ciudad con una gran playa cristalina, pero ahora tenia algo que la hacia mas atractiva quizá sea por el verano. Se había recuperado bastante bien de la guerra que arrasó toda la dimensión años atrás, ahora no hay ni rastro de que el conflicto hubiese llegado a tal paraíso.

Su posición geográfica junto al bosque, el desierto y la playa no ha sido nunca un problema para hacerla prosperar como uno de las ciudades paraíso del planeta.

Y eso mismo pensaba un lobo rojo, de metro setenta de estatura, vestido con una chaqueta marrón y pantalones azules, sus ojos, verdes como la hierva, brillaban de emoción al bajarse del avión y contemplando las vistas que había.

-Liberty Place, por fin estoy en la ciudad, que ganas de vivir aquí. - Se decía para si mientras cogía su equipaje y se dirigirá junto a un tipo corpulento, trajeado, que le esperaba.

-¿Señor Raçul?

-Si, soy yo, señor.

-Bien, no tenemos mucho tiempo, acompáñeme. - Dicho esto se dirigirán a un coche que los llevaría a un cuartel general formado por el ejercito, el Area 51. Raçul seria dirigido al despacho del general, para una oferta de trabajo como forestal del bosque.

-¿Solo firmar el contrato y ya tendré el puesto?

-Solo eso. - Después de escuchar esas palabras, no solo se firmaría un contrato, sino un futuro que nadie se esperaría.

Por la noche una familia de hombres lobo estarían caminando por el bosque buscando un lugar dónde poder esconderse de los humanos mientras están transformados en bestias. Tras mucho deambular parece que han encontrado una cueva bastante disimulado, y vacía, para poder resguardarse de las visitas indexadas, o algún mirón que les vea por una ventana de la casa mientras estan transformados, en ese momento, el lobo dragón morado, el mas grande, macho, y posiblemente el alfa del grupo (porque si, están transformados), se dirige a su familia con unos ladridos anunciando con cierta seguridad el fin de la búsqueda el fin de la búsqueda.

-Este parece un buen lugar, aquí no nos encontraran, y si lo hacen, no dejaré que lo divulguen. - Todo el grupo hizo un gesto de felicidad y aprobación al escuchar la noticia y decidieron instalarse y descansar.

-Papi, ¿puedo salir a explorar? -Decía una cría de apenas 6 años de edad, verde.

-No, no es seguro.

-He visto un lago, quiero ir, sabes que soy de agua, no me pasara nada.

-He dicho que no.

-Vamos déjalo un rato. - Era una lobo dragón rosa, Pinki.

Al final, no tubo mas remedio que aceptar, pero solo seria un rato.

-Gracias papi. - Dicho eso, se dirigió corriendo hacia el lago.

El rojo llegaría a su cabaña, alejada de la ciudad, pero cerca del bosque, tranquila y bastante grande, dejaría su equipaje y sacaría una espada, del tamaño de su brazo, con la hoja fina como el papel, pero regida y cortante como un buen acero.

Max llegó al lago y se metió sin dudarlo, al ser de agua puede estar todo lo que quiera sumergido, y su movilidad es mejor.

-¡Por fin! - Decía victoriosa en forma de un aullido una lobito blanca como la nieve, de ojos color miel, que agarraba con fuerza una presa que se le había resistido bastante.

-¿Ya la tienes? - Un lobo oscuro, algo mas alto que la lobita, con unos ojos idénticos a ella.

-Si Verano, creo que va a resultar demasiada poca cosa.

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