II: El forastero

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-¿Un monstruo? ¿En el bosque? ... Si, activaremos el protocolo, en unos días lo tendremos todo bajo control. - El general colgó el teléfono al acto y se acomodó en su silla - Espero que sea otro falso positivo, igualmente llamaremos a nuestro experto de la zona.

La mañana acaba de empezar, una luz brillante bañaba la gran ciudad y las primeras personas salían de sus casas camino a sus quehaceres.

Nuestros protagonistas también empezaban a despertar y hacer la rutina de cada mañana, como era costumbre para nuestra familia de licántropos, llegar a casa transformados en sus formas originales, antes no les era necesario ocultar su verdadera forma. Ahora, la cada vez más agresiva represión que se está implementando, les obliga ocultar su forma draconiana. El disfraz no se puede considerar como el más original, tampoco como el más cómodo. Consistía en una chaqueta que ocultaba los rasgos draconianos más significativos, es decir, cola y alas.

Inesperadamente, el cielo que estaba sobre la playa empezó a oscurecerse, únicamente en la playa, empezaron a producirse tormentas eléctricas, se notaba la energía que se descargaba en la zona desde zonas alejadas a la misma, al ser pronto no muchos se enteraron del suceso, pero quienes lo hicieron fueron a investigar lo que estaba pasando en la costa.

El rojo acababa de salir del supermercado y vio el espectáculo con cierta curiosidad, no era como una tormenta normal, eso estaba seguro, después de unos instantes, la tormenta abrió el cielo, era un portal, en el que un dragón antropomórfico, concretamente un guiverno azul verdoso, de alas anaranjadas y ojos marrones, salió disparado directo a la playa. Después, el portal te cerró, solo unos segundos había durando el espectáculo y tal y como vino, se fue. Raçul decidió ir hacia el antes de que la confusión se apodere de la situación

Llegó tarde, la policía había acordonado la zona de la playa, no se podía pasar a la arena, sea lo que sea que haya caído, o ha escapado, o no tendría ninguna forma de evitar su terrible final.

El viaje no fue agradable, sin duda el portal se ha roto, no era donde quería ir ni sabia donde estaba, pero una cosa estaba clara, debido al cordón policial que se estaba formando, no iba a ser bueno para el si se quedaba a resolver sus preguntas ahora mismo, tenia que correr, o mejor dicho volar. Se puso en pie, y agito sus alas intentando levantar el vuelo, no consiguió gran cosa, estaba agotado y dolorido, ¿Así terminaría su vida? ¿En una dimensión desconocida? No, no se iba a rendir, sacó fuerzas donde no las tenia, se esforzó lo suficiente para dar un salto y volar fuera del perímetro policial.

Cuando las autoridades vieron al sujeto volar sobre ellos, empezaron a disparar, la persona que estaba siendo disparada estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no sucumbir, tenia que encontrar un lugar donde esconderse, no podría volar durante mas tiempo. El desconocido era un draconiano azul verdoso, no demasiado alto, se podría decir incluso que era bastante pequeño para ser un dragón, sin embargo, lo era. Sus alas, formaban parte de sus brazos, dando a entender que no era un dracónido común, pues tenia alas en lugar de patas delanteras. Al fin, encontró un contenedor de basura, no seria agradable pero peor es que te maten, no se lo pensó demasiado para dirigiste ahí y ocultarse.

Los policías al perder de vista al alado, decidieron retirarse, sin duda debía de estar ya demasiado lejos, interrogarían a los testigos y comprobarían grabaciones para poder identificar al extranjero, con algo de suerte encontrara el destino que hoy ha evitado, total, nadie se escapa de la ley de esta dimensión ¿O no?

Al ver que los policías se retiraban, Raçul no pudo evitar soltar un suspiro de alivio, no habían atrapado a nadie, sabia perfectamente que los militares lo empezarían a buscar, pero con algo de suerte podrá unirse en un campamento de la resistencia, allí lo tratarían bien, como un igual. Ese pensamiento le hizo recordar buenos momentos, su familia, su anterior vida... Y otros no tan buenos, fuego, ira, la mirada de su hermano gritándole, toda la aldea en llamas... Las ultimas palabras de su madre, nunca pudo despedirse de ella. Derramó al suelo unas lágrimas, intentó apartar esos malos recuerdos de su memoria, no era el momento, sin duda, no era el momento, un agente se le acercó a el y le "invitó" a que respondiera unas preguntas, ¿Le habrán reconocido?

Dimension WARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora