IV: Jack

31 4 0
                                    

Un lobo de pelaje marrón oscuro acababa de bajarse de la estación de trenes, había tenido que viajar mucho estas ultimas semanas, demasiadas zonas de acción y muy separados como para poder actuar desde un único centro... El trabajo le estaba consumiendo, pero a veces podía permitirse descansar en su ciudad, donde había terminado de criarse. Es joven, de 20 años, la dictadura le había favorecido, había encontrado un lugar perfecto para el, encontrar monstruos y matarlos para el bien de la dimensión, la verdad, disfrutaba de su trabajo.

Había recibido una llamada de una misión en la ciudad, "perfecto, por fin una misión en la que no haría falta estar fuera de casa" se dijo a si mismo tras enterarse de la noticia. Era oscuro, el tren llegaba tarde, el reloj de la estación marcaba las 10, iba a ser una noche muy larga y tendría que tomársela con calma.

No había nadie esperándolo en la estación, tampoco había avisado de su regreso, quería tomarse un café y dejar sus cosas en casa tranquilamente, luego ya hablaría con el general sobre su próximo trabajo. Salió de la estación y caminó despacio, arrastrando su maleta, camino a una calle céntrica de la ciudad, la estación no se encontraba muy alejada, por lo que no le fue molestia, y la brisa nocturna era agradable.

Llego a su calle, estaba muy transitada y habían comercios que seguían abiertos pese a la hora que daban, esta ciudad no descansaba nunca, había ruido, pero a él no le gustaba, el ruido le tranquilizaba. Llego a un bar-cafetería, "el renacimiento"

En la cafetería todos lo conocían como "el niño", llevaba viniendo desde los 10 años, le gustaba el ambiente y todos lo conocían, sabían donde trabajaba y que es lo que hacía, todos pensaban que era un héroe a nivel mundial, y la verdad ¿quien diría lo contrario? Defiende la dimensión, es humilde y ayuda a los necesitados; es un lobo perfecto.

Después de las típicas salutaciones típicas de una ausencia de un par de meses, pidió su café y un bocadillo. El ambiente no había cambiado, siempre permanecía igual, la televisión ponía en directo el partido de basquetbol de los locales, Liberty Light contra Saint Big Fighters, siempre que jugaban los locales, da igual el deporte que fuese, se vería el partido. Quizá esto sea lo único que no le agradaba del establecimiento.

Nada había cambiado, pasó unas horas en el local, le gustaba relacionarse con los de clientes, había entablado buenas amistades. Al terminar, se dirigió a casa, era un piso no muy grande, tampoco pasaba demasiado tiempo dentro, sólo para dormir y comer. Dejó su maleta en un rincón, no quiso guardar lo que tenía, tenía que trabajar. Miró el reloj, medianoche, salió del hogar y fue a parking de su calle.

El precio por mantener su coche no era barato, 100 fichas verdes la hora. También había pedido la plaza VIP, siempre la solicitaba cuando debía viajar sin el coche. La factura eran 11,93 fichas rojas (o 119.300 fichas rojas), cuando terminó la guerra hubo un período de inflación bastante grande, obligando al gobierno a crear la ficha roja, la cual equivale a 10 mil fichas verdes. El trato de plaza lujosa le aseguraba que su vehículo estaría en buen estado cuando haya de usarlo, y así era, su coche negro relucía como si fuera nuevo. Se sentó en el asiento de conductor, y se dirigió a toda velocidad al área 51.

El viaje fue bastante tranquilo, la carretera que comunicaba la base militar estaba vacío debido a las tardías horas de la noche, se podían apreciar algunos animalitos nocturnos a los laterales de la calzada. Llego al cuartel y aparco su vehículo en una zona especial para aliados, fue caminando por el patio hasta llegar a un gran edificio central. El edificio estaba completamente hecho de puro acero, parecía poder soportar cualquier cosa, un portón, también de acero, daba al interior. A los lados, dos grandes esculturas de oro con forma de gato gigante, en la base de las esculturas había escrito "fuerza, disciplina, justicia", el lema del ejército, el gato se llamaba Big, y era la representación del orden y la justicia. Al lobo, de nombre Jack, nunca le habían gustado dichas estatuas, pero no tenia mas remedio que soportarlas, no las vería siempre, solo cada vez que iba a alguna base del ejército.

Dentro del edificio habían largos pasillos que conducían a dormitorios, al laboratorio o las prisiones de aislamiento. En la palabra más alta, el despacho del general, el horario de reuniones se había terminado, y los pocos soldados que había despiertos ocupaban el turno de noche, con algo de suerte el general estaría dormido y podría descansar esa noche.

Caminó por los pasillos hasta llegar al despacho, otra vez, imágenes del Grandioso Big, golpeó la puerta, deseando no obtener respuesta. Para su sorpresa, un halcón le abrió, el general, le había estado esperando para comentarle la situación, "¿tan grave debía de ser?" Se comenzó a preguntar Jack.

-Bienvenido, Jack. Espero que hayas tenido buen viaje.

-No ha estado mal, la misión ha sido un éxito total. - Ambos animales se sentaron en sus respectivos asientos, se sirvieron un café con leche y comenzaron la extraordinaria reunión - ¿Que quería, señor?

-Veras, nos han llegado informes sobre que hay un licántropo en el bosque.

-¿Que bosque?

-El que hay al lado de la ciudad.

-¿Quien se atrevería a vivir en el bosque?

-No lo se, pero esta mañana se ha abierto un portal, ha salido de él un guiverno y... -el general hizo una pausa antes de proseguir - No lo hemos atrapado todavía, lo estamos o buscando, quizá la resistencia lo busca.

-¿Y crees que sigue estando en el bosque? Lo más seguro es que si es lo que dices, ya hayan desaparecido.

-Igualmente, intenta buscar si hay alguien viviendo en el bosque.

Un silencio incómodo se formó entre ambos, después, el lobo contestó.

-De acuerdo, está bien, voy ahora mismo a echar un vistazo.

Dicho esto, Jack se alzó y caminó hacia su vehículo, iba a ir al bosque, a revisar si había alguna criatura extraña. Condujo hasta estar unos metros del acceso a donde debía dirigirse, aparcó y se metió en la forestación.

Iba solo, armado únicamente de una pistola y una linterna para poder ver en la oscuridad, la cual está no usaría a menos que no pudiera ver nada. Tenía buena visión nocturna, no era perfecta pero podía defenderse, además de pasar así desapercibido en la oscuridad.

Deambulo sin rumbo por varias horas, ya empezaba a clarecer, no había nada sospechoso, todo parecía tranquilo hasta que vio una cola de dragón.

Dimension WARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora