Parte 28

251 25 2
                                    

Se sentía agotada.

Todavía era extraño pensar que había perdido la memoria, era increíble el hecho de que todos esos años en los que creía que su vida era normal, no había sido más que una ilusión de lo que realmente estaba pasando con ella. Recordó su pasado, sus amigos, las personas que conoció, los lugares que visitó, y se preguntaba como había podido vivir de esa manera dejando atrás todos esos sentimientos, esas sensaciones que  le lastimaban el corazón, la hacían sentir frustrada. Quería correr, gritar y quedarse dormida cuando se cansara de hacerlo.

Se sentía lastimada.

Creía que era injusto que todo esto le hubiera pasado. El pensar en los momentos que vivió dentro de la mentira en la que se encontraba encerrada antes de saber la verdad, hacía que su corazón se afligiera  y la hiciera sentir como otra persona, alguien sin identidad, como si un programa de computador hubiera restaurado toda su información luego de un reseteo.

Era extraño.

Sin embargo, le debía explicaciones a todos. Todos se encontraban sentados en la cama escuchando cada palabra, excepto Bobby quien seguía recostado sobre el marco de la puerta con la mirada indiferente. Le dolía verlo así.

El hecho de tener recuerdos de su pasado y de su presente hacía que viera todo de una manera diferente, un sentido de responsabilidad de explicarles a los demás lo que estuvo sucediendo, era lo mínimo que podía hacer. Tuvo la voluntad de hablar, de contener las lágrimas mientras pronunciaba cada palabra. Los chicos la miraban con cierta curiosidad como tristeza, los había engañado, sin embargo; sus expresiones no mostraban signo alguno de rechazo o rencor y eso la aliviaba. 

Junhoe fue el primero en decir algo. Sonrió con la boca cerrada y rascó su cuello:

—¿Y qué vas a hacer ahora?

¿Qué iba a hacer?, ya lo tenía claro.

Hablar con su tío y acabar con esto de una vez por todas. 

Ya no tenía motivos para seguir en el grupo. No tenía porque continuar ahí, ya todo se había acabado. Al fin dejaría de mentirle a los demás. 

Ahora su tío era quien le debía  explicaciones.

[...]

Se miró en el espejo luego de salir de la ducha. Observó su reflejo y vio una chica completamente diferente, no se reconocía. Observarse después de lo que había sucedido era como ver otra persona, alguien que nunca estuvo antes, pero que hacía parte de ella. Tenía que acostumbrarse a eso, de los nuevos recuerdos que inevitablemente aparecían en su mente haciéndola sentir agobiada y atrapada.

Ya no miraba a Luce en espejo, miraba a Jinkyung, la niña que fue feliz mientras pudo.

Pero, ¿ahora era feliz? 

No lo sabía.

Necesitaba estar a solas, quería irse lejos de ese lugar. Resultaba increíble el hecho de que la razón por la que decidió entrar a iKON ahora ya no estuviera presente, realmente nada lo estaba; solo miles de preguntas y confusiones que abordaban su cabeza en cada instante.

Por suerte, faltaba poco para que todo terminara. 

Al fin regresaría a casa.

Al fin volvería a ser ella.

Había acordado encontrarse con su tío esa noche en su casa. Le contó lo sucedido hace unas horas y el silencio se hizo presente en la llamada. Dijo que alguien iría a recogerla, que aclararía todas sus preguntas dentro de poco. 

Una chica en iKON (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora