► REPARTIDOR ◄
◊ Días han pasado desde aquella reunión, ambos amigos y compañeros tuvieron que organizar montones de papeleo donde modificaban las ganancias e inversiones. Sin duda hubieran sido días muy agotadores para el de cabellos fantasía, pero no fue así. La mayoría del tiempo era visitado por aquel chico albino, quién le sacaba sonrisas como el mismo lo hacía con este.
Había descubierto su nombre, Rius, parte de la cabeza de la empresa recién asociada con la propia, un chico divertido y a pesar de quejarse de los malos chistes que florecían entre sus conversaciones, siempre reía, contraatacando con otros del mismo calibre o incluso peor. Era divertido hacer los documentos de esa forma, recibiendo ayuda de su nuevo amigo que parecía muy familiarizado con el tema, llegando a terminar incluso antes de la hora del almuerzo.
⸺ ¿Qué te gustaría almorzar hoy? ⸺ Cuestionó el de mayor altura, tomando el saco de su traje para cargarlo, pero no pensaba colocárselo aún, estaba fresco el clima afuera, esperaría a que la temperatura bajara. Vio el ceño fruncido de su amigo, provocando que sonriera aguantando la risa.
⸺ Mm... He visto un restaurante cerca de aquí, cada vez que paso me llama la atención, pero no he tenido la oportunidad de ir aún. ⸺ Comentó el albino mientras retiraba algo de su cabello rebelde del rostro, colocándolo detrás de su oído y asegurándose de tener bien hecha la coleta que tenía.
⸺ Entonces vamos, está cerca, ¿No? Aprovechemos que terminé antes. ⸺ Respondió Timba mientras tomaba por los hombros, al contrario, quién reía por la cercanía que había crecido entre ambos en esos días.
Sin nada más que decir salieron del edificio, entre comentarios cortos y bromas sin sentido alguno, siendo el centro de atención de algunos de los compañeros de trabajo. No lo notaban, cada miraba que paraba en aquel dúo que fue ganando fama, la atmósfera que los rodeaba, era como un aislante del resto del mundo.
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Ambos visualizaban el menú con calma, decidiendo que es lo que ordenarían para darse a sí mismos una buena primera impresión del lugar. El local era de un ambiente familiar, casi hogareño ante la vista, las mesas distribuidas casi de manera simétrica, los centros con un pequeño florero y en cada mesa eran distintas, pero de tonos similares. La campanita en la entrada se hizo escuchar, Timba por instinto giró la vista en esa dirección, sintiendo un pequeño déjà vu, un chico de cabello castaño claro, casi rubio, entró al lugar a la par que cargaba un casco y portaba un uniforme similar al mesero con el que habló casi al instante, fue capaz de verlo de nuevo, esa marca.
⸺ ¿...Timba? ⸺ La voz de Rius lo trajo de vuelta a la realidad, regresando la mirada a aquellos ojos que lo veían con curiosidad, casi con preocupación, poniéndolo ligeramente nervioso de hacer algo incorrecto a continuación.
⸺ Eh... ¿Me decías? ⸺ Cuestionó mientras recuperaba el aliento, desconociendo el momento en el cual se quedó sin este, su corazón se aceleró ligeramente y sentía una incomodidad en el abdomen por los nervios. Nervios... Estaba nervioso, ¿Por qué lo estaba? ¿Desde cuándo? ¿Por quién?
⸺ No, no había dicho nada. Solo te noté algo distraído, ¿Estás bien? ⸺ El albino dejó hace un rato el menú sobre la mesa, acercando su mano hacia la opuesta, Timba no dijo nada, posiblemente ni siquiera lo había notado, hasta que sintió ligeras caricias en los nudillos, bajando la mirada por un momento.
⸺ Solo... Solo me pareció ver a un conocido, pero no lo era. ⸺ Con el mismo cuidado retiró su mano, fingiendo tomar el menú para verlo una vez más, aunque al hacerlo volvió el interés por algo de comida.
Rius no mencionó nada más, imitando al mayor, después de todo por eso estaban ahí, para probar la comida de un nuevo lugar y saber si valía la pena volver en un futuro. Nada más. Solo eso.
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El sonido de las teclas al ser presionadas era lo que se escuchaba en esa oficina, sentado al otro lado del escritorio se encontraba el mejor amigo del joven de cabellos oscuros, tanteando la vista entre la pantalla de la computadora y el contrario. El silencio entre ambos normalmente no era incómodo, pero esta parecía ser una excepción, envió el documento recientemente narrado para dar toda la atención al mayor quien parecía perdido en sus pensamientos.
⸺ ¿Me vas a decir que te pasa? ⸺ La pregunta llegó a oídos de Timba, quién asintió a duras penas, mirando casi con miedo la reacción del contrario. Inhaló aire, buscando fuerza en donde sea.
⸺ Trollino... ¿Alguna vez escuchaste sobre la leyenda del alma gemela? ⸺ La pregunta sin duda tomó por sorpresa al menor, quién guardó silencio por unos instantes para hacer memoria sobre el mito mencionado, así lo tomaba, un mito, quizás hasta como un cuento infantil.
⸺ Si, varias versiones, el hilo, la piel, el sello... ¿Por qué lo preguntas? ⸺ Cuestionó de vuelta, no entendía por qué cuestionaba aquello, ¿Tendrá que ver esa leyenda con la actitud nerviosa que adoptó Timba en los últimos días?
⸺ Yo puedo verlo. ⸺ Declaró Timba en un susurro, casi apenándose de lo mencionado, Trollino no lo escuchó bien, pidiendo que lo repitiera una vez más. ⸺ ... Yo puedo verlo, Trollino. El sello de la leyenda, existe. Y creo que encontré el... ⸺ No fue capaz de continuar, las palabras se le atoraron en la boca al escuchar la puerta de la oficina ser abierta.
Ambos amigos miraron la entrada, encontrándose con un chico de cabellos castaños rubios, sosteniendo una bolsa del mismo restaurante que había visitado antes con Rius. Parecía ligeramente arrepentido al notar que el menor de los presentes estaba en compañía.
⸺ Ah, lo siento. Venía a dejar su pedido, la señorita dijo que no estaba ocupado. ⸺ Explicó con calma, una fingida mientras por dentro se puso nervioso, sin saber la respuesta que podría obtener por parte de Trollino quien solo suspiró.
⸺ Si, pasa... Por cierto, ¿Eres el nuevo repartidor? ⸺ Cuestionó mientras señalaba que se acercara a dejar el pedido, a la par que sacaba la cartera para buscar el dinero correspondiente de la comida.
⸺ Si, mi nombre es Miguel, Raptor ahora se quedará en el local, y de vez en cuando dará pedidos en otros sectores. ⸺ Comentó con media sonrisa, recordando al castaño que hablaba de lo acostumbrado que estaba al llevarle el almuerzo al pelinegro frente a él.
Todo pasaba con tanta calma, Timba veía ambos interactuar con tanta normalidad mientras él por dentro sentía incomodidad. Podía ver los sellos brillar ligeramente, como una pequeña chispa sin aviso saltó al contacto de ambas manos ser estrechadas por los menores.
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→ SOULMATE
Fanfiction» ¿Te enteraste? Hay personas capaces de ver el sello, una marca que indica quien es tu pareja destinada. Debe ser un don maravilloso, ¿No? « Por supuesto que no.