► MOMENTOS INCÓMODOS ◄
◊ Insistente era el sonido de la alarma, repitiéndose una y otra vez, resonando en la habitación para llegar a oídos del dueño de aquel lugar. El hombre de cabellos fantasía solo logró desactivar la alarma con desgano, ya se encontraba despierto, viendo pasar el tiempo hasta que la alarma supuestamente lo despertaría para llegar a tiempo a la oficina. Suspiró, estaba cansado, no logró conciliar el sueño a lo largo de las horas, en su mente daba más de una vuelta el asunto de ayer.
El conocer quien era su destinado no fue la mejor noticia que recibió en mucho tiempo, menos el saber que podría reconocerlo de esa manera. Nunca le había tomado importancia, pero saber que se trataba de aquel chico que se volvió su amigo y compañero en tan poco tiempo lo alarmaba. ¿La comodidad y familiaridad con la que se llegaron a tratar era por qué eran destinados? ¿Es real esas risas? ¿Esas miradas? ¿El que sus corazones latieran con frenesí al estar tan cerca? ¿El deseo de eliminar la distancia como estuvieran a punto de hacerlo en el sillón del departamento?
⸺ ¡Ya deja de pensar en eso! ⸺ Gritó impotente, lanzando el despertador junto con la lampara de noche que adornaba el taburete, el sonido del cristal le fue familiar, su respiración estaba agitada y el rostro enrojecido.
Cubrió el rostro con ambas manos, pasándolas de arriba hacia abajo con frustración, resoplando con la palma de sus manos. Quería olvidarlo, no haberle llamada ni pedirle que le mostrara el sello que poseía, o no mostrar el suyo y mantenerlo como un secreto hasta algún momento donde estuviera listo, donde ya asimilaba que lo que sentía era realmente real.
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Una ligera sonrisa adornaba su rostro, buscando generar calor a su alrededor al abrazarse a si mismo, repitiendo cada uno de los eventos que vivió con él. Riendo levemente mientras era escuchado por sus compañeros, quienes lo miraban extrañados, los omitía de manera casi olímpica mientras miraba hacia algún punto de la pared de tonalidades anaranjadas. El castaño y el moreno se miraban con preocupación entre sí, intentando adivinar los pensamientos del otro para llegar a alguna conclusión del porque su amigo estaba de tal manera.
⸺ Rius... ¿Estás con nosotros? ⸺ Cuestionó el castaño, dejando de lado aquel jugo verde que tomaba tomas las mañanas sin falta, siendo el nombrado el protagonista en su campo de visión, buscando algo que le pudiera ayudar a entenderlo. Pero nada, solo aquella sonrisa que parecía que la tenía tatuada.
⸺ Si. ⸺ La corta respuesta siendo arrastrada la última vocal debido al suspiro que le siguió, apoyando el rostro entre ambas manos. El moreno solo bufó con molestia, ya comenzaba a picar esa actitud que empezó a crecer en su amigo desde que se quedaron. Y solo era cuestión de tiempo para regresar a su ciudad.
⸺ ¡Basta! ¿Nos puedes decir que te tiene en las nubes? Y quiero la verdad. ⸺ La voz exaltada de Mayo sacó al contrario de su ensoñación, casi tirando el jugo del castaño quién se había asustado por el repentino grito.
⸺ Lo siento... Bueno, es por una persona. ⸺ Confesó con voz baja, sintiendo como el color carmesí se apoderaba de su rostro. Sonriendo con nerviosismo, solo miró la reacción de ambos chicos. Consumidos en el silencio por unos momentos.
⸺ ... ¡¿Qué?! ¡¿Quién?! ¡¿En qué momento pasó?! ⸺ El lado sobreprotector del mayor de los presentes se dio a relucir, casi corriendo a abrazar y mimar al albino quién se sentía ligeramente incómodo por ello, pera ya acostumbrado.
⸺ Mayo... Rius ya no es tan pequeño. ⸺ Habló el castaño con cierto nerviosismo, no era de darle la contraria al mayor, puesto que tenía un carácter de mucho cuidado. Tan solo recibió una mirada que le asustó, manteniéndose al margen de la situación.
⸺ Víctor tiene razón, ya no soy un niño al cual debes cuidar, Mayo. Además, dudo que me haga daño... Es mi destinado. ⸺ La última palabra salió casi en un suspiro, sintiendo aquel cosquilleo recorrer su abdomen, acalorándose ligeramente del rostro al recordar la primera vez que sus miradas chocaron.
Los otros dos se miraron una vez más, sintiendo una gran preocupación. Ambos habían escuchado tantas cosas sobre ese tema, y el hecho de que con ambos había funcionado, estaban conscientes que no siempre era de esa manera tan fantasiosa con la que denominaba. Mayo iba a protestar, quería advertirle muchas cosas, quería despertarlo de aquel sueño, pero el solo mirar la ilusión reflejada en el menor, no fue capaz de destrozarlo. Esa pequeña esperanza de que fuera como el albino lo imaginaba, que él merecía el mundo entero y más, quiso confiar en la suerte de este. Sintiendo como su actual pareja lo tomaba de los hombros, separándolo de quién consideraba su hermano a pesar de la sangre, apoyándolo en silencio.
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Tan solo llegar y pudo ver a su mejor amigo esperándolo fuera de la oficina, el rostro de su amigo parecía preocupado, mientras que el propio demostraba lo cansado que se encontraba. El moreno al notar la presencia del mayor le sonrió, esperando a que terminara de llegar al lugar correspondiente.
⸺ Timba, que bueno que te veo, necesitaba hablar contigo... Me quedé bastante preocupado, te fuiste sin decir nada ayer después de que hablamos en mi despacho. ⸺ Comenzó Trollino, repasando los sucesos de ayer en la mañana, notando como el contrario parecía querer omitir el tema.
⸺ Lo siento, no fue nada. Mejor solo vamos a trabajar. ⸺ Respondió sin más, para luego solo ingresar a su oficina, siendo interrumpido por el menor quién parecía estar aún más preocupado que antes.
⸺ ¿Por qué? Tú siempre buscas la oportunidad para omitir el trabajo un rato... ¿Seguro que no quieres hablar? ⸺ Cuestionó una vez más el moreno, tomando del antebrazo. Ambos se miraron por un momento, siendo el mayor que le regaló una sonrisa, al contrario.
⸺ Confía en mi... Ilse, no dejes que nadie entre sin mi autorización. ⸺ Lo último fue dirigido hacia su secretaria, que solo confirmo con un sí. De este modo el mayor simplemente se encerró en la oficina, dejando al moreno desconcertado.
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→ SOULMATE
Fanfiction» ¿Te enteraste? Hay personas capaces de ver el sello, una marca que indica quien es tu pareja destinada. Debe ser un don maravilloso, ¿No? « Por supuesto que no.