Capítulo XX: Arrepentimiento

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Capítulo XX: Arrepentimiento

-Tú...

-Pero que sorpresa, quien iba a decir que el traidor fueses tú, de verdad que es algo difícil de creer, pues realmente creía que ibas a estar con Jill y bueno ya sabes, la relación que tienes con ella.

-Boss... -dice Michael sumamente asustado-. Yo.. yo

Quedo expectante ante la situación que se desenvuelve a mí alrededor, mientras observo a Michael frente a esa mujer, a la que dicen llamar Boss, y puedo ver como más personas van saliendo de entre los árboles, todos ellos con armas, listos para una guerra.

Merle sale de la cabaña junto con alguien, alguien quien esta detrás de él amenazandolo con un revolver y ese alguien es...

-Jill -digo sorprendido-. Suéltalo maldición. -continúo acercándome a ella con la ballesta en alto.

Jill permanece con el arma en la nuca de Merle, parece que jamás nos conoció o algo parecido, su mirada demuestra odio y rencor contra nosotros, pero porque...

Mientras más me acerco más presiona el arma a la cabeza de mi hermano, y no tengo más remedio que detenerme.

-Tú, arquero. -oigo decir a la Boss-. Da media vuelta, y aléjate de ella.

Hago caso omiso y sigo apuntando con la ballesta a Jill. Parece que a la mujer le provoca indignación mi falta de miedo y la falta de obediencia que tengo hacia su persona, sin embargo ante tal acción, ella comienza a reír, como si las consecuencias de mi actitud fuera acto de gracia.

-Pero que valiente eres, a ver, como podemos solucionar tu desobediencia. -logro ver con el rabillo del ojo como se aleja de su antigua posición y camina a metros de mi.

-Cómo soy tan buena persona, te daré la oportunidad de elegir.-señala a Jill-. Trae a su hermano , y tu Robbie trae a Michael.

Ambos obedecen y se sitúan junto a ella, cada quien en un extremo, sin más remedio me doy la vuelta y me pongo frente a la Boss, mirándola a los ojos, tratando de obtener una pequeña sospecha de lo que está por hacer.

-Arrodillados. -ordena-. Os daré una pequeña solución al problema, como este individuo se rehúsa a obedecer, pues tendré que tomar cartas en el asunto. -continúa-. Te lo pondré sencillo arquero, ¿es tu hermano o Michael?

-¿Qué? ¿Me pondrás a decidir? -digo mirando a mi hermano y a Michael, ambos arrodillados en el suelo, con armas en sus cabezas, listas para efectuar un tiro certero en el cráneo.

Al instante comienzo a sentirme agobiado y muy frustrado, todo esto se ha salido de mis manos. Recién recupero a mi hermano y nuevamente lo vuelvo a poner en peligro.

-Te daré 10 segundos para que elijas a quien salvar. -dice mirando su reloj-. Tic toc, se acaba el tiempo.

-No tienes que darme tiempo para pensar, salvo a mi hermano sin dudarlo.

-¡No! -grita Jill-. Teníamos un acuerdo Boss...

La mujer saca su arma y a punta a Michael.

-Yo puedo cambiar de decisión cuando se me plazca. -dispara de inmediato a Michael justo en el ojo.

-¡Maldita! -reclama Jill a balanceándose sobre ella, pero es sujetada del cabello por medio de uno de los hombres de la Boss, Jill suelta un gemido de dolor ante tal brusquedad. Por instinto me muevo a dirección a Jill para ayudar la, pero soy detenido por otro sujeto.

-Déjala en paz. -reprimo sumamente enojado-. Ya has derramado sangre, ¡Para que más!

Aquella mujer comienza a reír de una manera tan cínica, que me provoca una gran repulsión y de igual forma un profundo odio.

El hombre que me sostiene, me suelta obedeciendo orden de la mujer. Ella se pone frente a Jill y toma de su cabello para así subir su mirada, acto seguido saca su navaja y la posiciona en el cuello de esta misma...

-Me has retado, eso no lo puedo permitir, además debes saber que me da mucha pena matarte, ya he perdido a muchos de los míos, pero todo acto tiene consecuencias, o ¿no?

-No por favor. -dice Jill entre lágrimas.

La navaja pasa superficialmente en la piel de Jill, dejando salir un fino hilo de sangre que va tomando camino por el cuello de ella, haciendo una hilera de sangre que a lo largo forma una gota pequeña que cae al suelo lentamente. Cada músculo de mi cuerpo se contrae, y se tensa de manera inmediata, la sensación de ver derramar más sangre se me hace muy difícil.

Merle se encuentra aún sobre el suelo, siendo amenazado por una pistola que ahora sostiene un tipo corpulento, de cabello negro, acompañado por una gorra marrón oscuro, junto con una sudadera verde que permite a simple vista ver el tatuaje de una calavera en su antebrazo.

Comienzo a observar cada persona que se encuentra en el lugar, viendo detenidamente cada aspecto, memorizandome cada uno de los rostros, incluyendo al tipo del tatuaje, cada detalle me lo grabo profundamente, porque en cada uno de esos rostros los tendré en mi cabeza...porque cada uno de esos rostros morirá.

-Suelta a mi hermano y a ella. -digo con la vista gacha, apretando lentamente mi puño y sosteniendo fuertemente mi ballesta.

La Boss levanta la mano y la mueve en seña de orden, haciendo que cada persona recargue sus armas. A la vez levanta a Jill de un jalón y ordena a uno de sus hombre para que la amarren a uno de los árboles, igual hace con mi hermano...

-¡Suéltalos! -digo nuevamente pero sin éxito.

La Boss camina junto a su grupo y saca una de sus armas. Mientras observo a Merle y a Jill que se encuentran encadenados en los árboles, condenados por esa perra... Por otra parte esa mujer me obliga a arrodillarme frente a ella, acercándose nuevamente a mi y atandome, poniéndo su revolver en mi boca; aquel sabor metálico, como cuando bebes jugo despues de cepillarte los dientes...La miro detenidamente a sus ojos azules, no era mal parecida en realidad, pero a través de esos ojos puedo ver que en algún momento de su vida fue una persona buena, pero sin embargo merece morir...

-Aún ante los vista de tu verdugo lo miras a los ojos. -suspira un segundo-. Eso es digno de admirar en estos días tan oscuros. -retira el revolver de mi boca.

-Señora Boss o como sea que se llame. -escupo al suelo-. Si espera que le ruegue, eso no va a pasar en esta vida ni en la otra.

-Me haces reir muchacho. -calla por un segundo-. ¡Tengo una idea!, John, Alan, traigan a los perros inmediatamente.

De entre los arboles salen dos enormes sujetos, uno negro con su cabello trenzado y una poblada barba portando en sus manos una cadena que sujeta por el cuello a un enorme perro Pitbull, como aquellos perros de pelea en los que Merle solia derrochar su dinero, a su lado otro sujeto aún mas enorme que parece un armario, calvo y con una pequeña barba rubia, que lleva un perro Rotwailler que babea incontrolablemente... 《presiento que esta sera una larga noche...》

-Hagamos algo Daryl, ¿Asi es como te llamas no? - pregunta de forma sarcástica mientras se pone detrás de mi, y escucho el tipico "Click" de una navaja de bolsillo y siento como mis muñecas son liberadas...-. Si esta bosque no te come, ni mis perros, ni los caminantes, entonces en un futuro no tan lejano yo te comeré a ti miserable campesino.

Me pongo de pie inmediatamente, mientras que los canes son soltados hacia mi, sudor frio en mi frente, la mirada desencajada de Jill y finalmente las palabras de mi hermano mayor....

-¡Corre hermano corre!...

Hola a todos los lectores, un gran saludo. Aquí les traigo el capítulo, espero que lo hayan disfrutado y bueno espero sus votos y/o comentarios, cuiden se y nos vemos en el siguiente capítulo.
Besos♡

Daryl Dixon©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora