Capítulo VI: Otra oportunidad de vida.
La vida solo es grata con aquellos nacidos en cuna de oro, pero es tan ingrata con los que realmente han luchado por algo mejor, los que se han esforzado en conseguir algo bueno, pero solo logran conseguir lo mínimo. Siempre he pensado así, de hecho todos en algún momento de su vida han pensado de la misma forma que yo lo he hecho, es por eso que en ciertas ocasiones entiendo a Merle, robar le hace sentir que ha conseguido algo bueno, sin algún esfuerzo mínimo, como los de alta clase, todo lo tienen en bandeja de plata lista para tomarla y hacer lo que les plazca. Debo aceptar que he tenido esa leve tentación de robar o de "tomar prestado" como le dice Merle, digamos que es la manera más decente de decirlo.
Recuerdo bien aquella noche en donde Merle me incentivo a robar, bueno me obligó prácticamente, no es que me coloco una pistola en la cabeza ni nada por el estilo, sino que me jodia diciendo que era un gallina, pero ya saben cómo somos nosotros los hombres, siempre queremos callarle la boca a aquel individuo que te fastidia y te llena de coraje, lo cual terminamos haciendo aquella locura en la que te retaron, sin embargo nos encontramos con aquel sentimiento de cobardía y sobre todo de temor, podríamos decir que algunos no nacieron para robar y yo soy uno de ellos, más bien me gusta conseguir las cosas con esfuerzo y esmero, en pocas palabras odio lo fácil.
Han pasado alrededor de dos semanas después de aquel reencuentro con mi padre, para mí fue difícil, no tenía la menor idea de cómo reaccionar ante aquella situación por la cual viví, sentí miedo y a la vez algo de melancolía, pero más que nada sentí odio, odio a aquel ser tan despreciable como el, después de aquella amenaza le tengo aún más desprecio de la que ya sentía antes.
He pasado todo el rato en el lago, Merle está junto a mí pescando la cena, no hay gran variedad de peces del cual elegir, pero nos conformarnos con cualquier cosa, hasta una serpiente llega a ser un gran deleite para nuestro paladar. Han pasado alrededor de cinco horas, creo que hemos estado mucho tiempo fuera y además mis tripas retumban como tambores sin fin alguno.
—¿Nos vamos? —pregunte guardando los peces que había pescado.
—Hasta que por fin lo pides, pensé que nunca lo harías. —dijo recalcando lo exhausto que estaba.
Ambos comenzamos a encaminarnos a nuestro hogar, la distancia no es considerablemente larga ni corta, de hecho nos toma alrededor de diez minutos para llegar a nuestro recinto. Mientras caminamos por el sendero notamos a lo lejos como una gran capa de humo negro comenzaba a expandirse cubriendo así el cielo, obviamente comencé a preocuparme así que no dude en dejar todo atrás y correr hacia el lugar. Al llegar observe como una gran llamarada de fuego cubría todo mi hogar, la cabaña se estaba incendiando, todo lo que había logrado para construirla se fue a la mierda. Antes que las llamas bloquearan la puerta entre, me abrí paso ante el fogaje y me dedico a buscar muy deprisa algo que no puedo perder, es algo que dudo volver a tener. Comienzo a rebuscar por todas las esquinas "Mierda, ¿Dónde está?" Pensé mientras apartada ciertos tablones.
La cabaña comienza a incendiarse aún más, yo logro escuchar los gritos de Merle ordenándome que salga, pero yo de aquí no salgo sin encontrar lo que busco. El calor y el humo comienzan a ganar territorio dejándome débil y desorbitado, mientras intento respirar con dificultad algo a lo lejos me llama la atención.
—¡Sí! —exprese tomando la fotografía de mi madre, es la única que tengo y odiara perderlo.
Una vez que tomo la foto prosigo a caminar a la salida, antes que llegue un gran pedazo de madera se interpone entre mí y la puerta de la cabaña, me quemó un poco en el antebrazo debido que lo utilice para protegerme el rostro, sin embargo llego a quemar mi mejilla. De inmediato continuo en la búsqueda de otra salida disponible para mí, sigo caminando y a la vez esquivando los pedazos de madera que caen del techo, pero antes de llegar a mi única salida siento como mi pecho comienza a comprimirse, mi respiración es entre cortada y mis ojos comienzan a nublarse hasta quedar en una profunda oscuridad...
Mi mente empieza a recordar pequeñas cosas, logro ver el momento en el que caigo al suelo, a la vez siento la necesidad de moverme, pero no puedo, ¿qué me pasa? Me pregunto tratando de conseguir alguna respuesta. Después de varios intentos por despertar no lo consigo y al rato unas voces surgen entre medio de la oscuridad en la que ahora soy prisionero.
—Inyéctele otra dosis de medicamento. —se escucha una voz masculina ordenando a otra persona.
Rápidamente la persona responde con un dulce tono de voz, escucho como dice "Sí doctor". ¿Estoy en un hospital? No puedo creer que este en una maldita habitación inconsciente o tal vez algo mucho peor...en coma.
Lo único que puedo hacer es resignarme a esperar que mi cuerpo sane y a la vez recupere todas las fuerzas para así despertar y largarme de este sitio lo antes posible, eso es lo único que puedo hacer.
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Daryl Dixon©
De Todo¿Crees que mi vida antes del apocalipsis fue normal o tranquila? Pues te equivocas, conocerás mi vida, mi historia antes de que el mundo se haya ido a la mierda, y más que nada sabrán porque me convertí en un gran "Kick Ass" "Nunca he confiado en...