PARTE V

293 17 0
                                    

Akeno Himejima deambulaba por las oscuras calles de la ciudad de Kuoh a altas horas de la noche.

Acababa de terminar un contrato con un cliente frecuente del clan Gremory y ahora regresaba a su hogar, normalmente podría ir mediante un círculo de tele transportación pero ella había optado por caminar en medio de la noche.

Por extraño que pareciese, ella encontraba esa noche muy cálida.

Era casi media noche pero aun así había personas en las calles.

Seguramente se debía al circo que abrió recientemente cerca de su actual ubicación, ya que las funciones eran a altas horas de la noche los padres llevaban y traían a sus hijos casi a media noche.

Una pareja de casados sostenía cada uno con cariño las manos de su pequeña hija.

Akeno se puso cerca de ellos ya que estaba esperando que el semáforo cambiara a rojo para poder cruzar la calle, pero debido a la cercanía no pudo evitar escuchar su conversación.

— Oka-san, el circo estuvo muy divertido ¿Verdad? Me gustaron muchos los payasos — Dijo la niña con alegría.

— Tienes razón mi amor, pregúntale a tu padre si le pareció divertido — Le dijo su madre con cariño.

— Siempre y cuando mi hija está feliz yo lo soy, después de todo somos una familia — Argumento el padre con una sonrisa.

El semáforo cambio de color y la familia cruzo la calle con mucha tranquilidad.

Pero Akeno no se movió de su sitio, su cuerpo no le respondía.

Inconscientemente llevo ambas manos a su pecho y lo apretó con mucha fuerza.

Un cálido recuerdo de una familia feliz formada por un robusto hombre y una hermosa y delicada mujer paso por su mente, esas dos personas tenían en medio a una niña pelinegra la cual mostraba una radiante sonrisa llena de felicidad.

Pero inmediatamente ese recuerdo fue teñido por sangre, la sangre de la hermosa mujer esparcida por todo el suelo.

Una solitaria lagrima bajo por la mejilla izquierda de la bella pelinegra.

Sacudió su cabeza.

No podía creer que por el simple hecho de escuchar aquella conversación ahora se ponía a recordar recuerdos innecesarios.

— Podría ser, ¡Akeno-san! — La pelinegra escucho perfectamente como una persona la llamaba.

Volteo lentamente su rostro.

Recordaba perfectamente a esa persona, se trataba del mismo joven que la ayudo con anterioridad hace unos días.

Seco la lagrima que había bajado con su mejilla y realizo una forzada sonrisa.

— Issei-kun, ¿Qué haces tan tarde por las calles? — Pregunto la morena.

— Nada importante, solo quería despejar mi mente — Respondió el castaño acercándose a ella — Y tu Akeno-san… ¿Qué haces sola tan tarde?

— Me dio un antojo de helado y quise ir a comprarlo pero no estaba el sabor que me gusta — Mintió la morena, obviamente no podía decirle la verdad — Bueno, nos vemos otro día Issei-kun.

Re LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora