Apoyo

512 56 7
                                    

Hernán llevaba días comportándose extraño, distante, perdido, Andrei sabía que él tampoco era el mismo, se sentía cansado, desganado y por primera vez en mucho tiempo Hernán se veía tan sobrepasado como él.

El cambio había sido paulatino y se había extendido a todos los ámbitos. Había comenzado en con un Herna Hernán volviéndose menos tolerante y más desconcentrado, cuando le llamaban la atención se molestaba, lo que a Andrei no le parecía mal porque no estaba de acuerdo con que lo regañaran, pero que era una actitud extraña en Hernán que siempre evitaba los conflictos innecesarios, respondía cuando alguien lo atacaba y aunque intentaba calmar a Andrei cuando el programa lo involucraba en alguna polémica, terminaba estresándose y saliendo en su defensa, lo que le traía nuevas críticas.

Cuando terminaba el programa ambos tenían una vida diferente, una donde dejaban aquellas preocupaciones y sentimiento fuera de la puerta y donde no había más que las ilusiones y la compañía del otro, pero con el paso de los días, incluso eso se había visto afectado. Andrei siempre había sido quien recibía más ataques y Hernán siempre había actuado como un protector, por eso para el castaño era tan preocupante verlo así, angustiado, con esa luminosidad que tanto amaba apagándose.

Ya no salían tanto como antes, las fiestas de noche habían desaparecido por completo al igual que las escapadas fuera de Santiago, incluso sus citas habían disminuido notablemente, la mayoría del tiempo lo pasaban en la privacidad del hogar, solos, hablando y viendo televisión, pero no realmente comunicando la gravedad de la situación.

Hernán sabía que lo que estaba sintiendo no iba a desaparecer de un día a otro, porque lo había intentado, había intentado pretender que nada sucedía, que sólo era el agotamiento de un año sin descanso haciéndose presente y que luego de un fin de semana en casa con Andrei dejaría de pesar sobre sus hombros, pero no había sido así, cada día que pasaba la angustia en él crecía y sabía que se lo estaba transmitiendo a Andrei que por sí solo, ya tenía bastante con que lidiar, por lo que hasta ese conocimiento era un peso más que lo hundía. 

Había intentado no llevarse a Andrei con él, manteniendo la normalidad dentro de sus interacciones, pero ambos eran malos mentirosos y aunque querían darle algo de calma al otro, no lo estaban logrando del todo, porque se conocían demasiado y sus cuerpos no mentían. 

El sexo era flojo, llevaban semanas sin dedicarle el tiempo que les gustaba, lo hacían a veces por la mañanas, al despertar, o cuando estaban en la ducha, y otras veces por las noches, pero era rápido y sin esfuerzo, sólo por la conexión, porque en ese pequeño momento era lo único que existía. Incluso eso se había vuelto rutinario y a ambos les estaba afectando.

Ese día Hernán estaba especialmente perdido, no había sido bien evaluado en su presentación semanal y estaba en riesgo de eliminación, Andrei sabía que se sentía frustrado y si era sincero no podía ser de otra manera porque hasta él que sólo era un espectador lo estaba, nada de lo que Hernán hacía era valorado, criticaban cada una de sus fallas, por mínimas que fuesen y extrañamente era a él al único que se las hacían ver, estaba claro que desde hacía un tiempo algunos de sus compañeros gozaban de cierta protección, había ocurrido desde que habían llegado al programa pero eso nunca había afectado tan directamente a Hernán, porque su calidad era innegable, pero ahora ya eran descarados, y eso estaba llevando a su novio al límite.

Hernán se había levantado muy temprano ese día y había salido rumbo al canal, le había dicho a Andrei que quería tomar unas clases para relajarse y luego tenía ensayos por lo que no se veían hasta poco antes de iniciar el programa, porque el castaño tenía que asistir a reuniones referentes a su música y aquellas nunca eran breves; sin embargo el moreno no le había dicho toda la verdad, porque esa mañana él también tenía una reunión importante.

MomentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora