Silencio

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Ya habían pasado varias semanas desde que el programa había acabado y no habían perdido el tiempo, se habían tomado todos esos días para disfrutar, recuperando el tiempo que habían invertido en tantas presentaciones y haciendo todas esas cosas que hace mucho querían hacer, Hernán había pasado un par de días con su familia y luego junto a Andrei se habían dedicado por completo al otro, pasando Navidad con la familia del castaño y yendo de fiesta con algunos amigos, incluso habían realizado un pequeño viaje de fin de semana a Concón al que Nicole los había acompañado; estaban viviendo su mejor vida, lejos de todas las cosas que habían eclipsado su felicidad el último tiempo y las personas que sólo aportaban negatividad, se habían rodeado de amor durante esas semanas y se habían disfrutado a concho, y ese fin de semana en específico era el último de esas maravillosas vacaciones.

Pía los había invitado a pasar ese fin de semana en Isla Negra junto a su familia y ninguno se había negado, les encantaba el lugar y querían aprovechar sus últimas horas libres de compromisos rodeados de naturaleza y buena compañía, y había sido una buena decisión.

Habían recorrido el pueblo y pasado la tarde en la playa, riendo, compartiendo anécdotas y comentando lo que habían sido esos días en que no se habían visto con la rubia, por supuesto que querían pasar tiempo con ella, pero Pía entendía lo mucho que amaban su tiempo a solas y por como los conocía, sabía que no podían mantener las manos lejos del otro por lo que no le molestó que se alejaran del grupo para poder regalonear a sus anchas, y sí que lo habían hecho.

- No quiero que se acaben las vacaciones - le murmuró el moreno abrazando a Andrei sobre la arena, habían encontrado un lugar frente al mar en el que se habían sentado para observar las olas y la calma, siendo ese el primer momento del día que tenían sólo para ellos.

- De algo tenemos que vivir... tienes que empezar tus proyectos y yo tengo que grabar.

- Ya me acostumbre a verte 24/7, te voy a extrañar mucho.

- Yo también, pero nos pondremos al día en la noche - le respondió acercándose a su boca para darle un beso profundo, estaban relativamente solos, acompañados de Pía y su madre que se encontraban varios metros más allá por lo que se sentía con la libertad de acariciarlo como deseaba, aunque tampoco se limitaba tanto cuando tenían compañía.

- Quiero todas tus noches.

- Son tuyas.

- Las voy a cobrar.

- Empieza por esta - le dijo jugando con sus labios, mordiéndolos y haciendo reír a Hernán que se había distraído por las señales que Pía le hacía a la distancia.

- Esta noche te puedo ofrecer unos besos y una cucharita muy rica.

- ¿Sólo eso? que fome amor...

- No estamos en nuestras casas, tenemos que comportarnos.

- A la casa de mi mamá, de mi papá, de tus papás, hasta a la de mi lela no le tuviste tanto respeto.

Hernán rodó los ojos, riendo porque el castaño tenía razón aunque para él todas esas ocasiones estaban justificadas, estaban en familia y estando ahí se sentían como en casa, ahora eran meros invitados - la Pía nos está llamando, tenemos que volver.

- Cámbiame el tema no más.

- ¡Ya! - le respondió el moreno abrazándolo de la cintura para besarlo - me encanta estar contigo, aunque estés loco... creo que eso me hace amarte aún más.

- Entonces estamos empatados, porque a mi también me gusta estar contigo y también te amo.

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