Vela

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Andrei estaba preocupado porque Hernán había estado muy silencioso esos últimos días y eso era algo demasiado extraño en él, el moreno era de esas personas que siempre tenía algo que comentar y aunque entre ellos no existían silencios incómodos siempre buscaba algo con lo que hacer conversación después de un rato. Sin embargo esos últimos días había estado misterioso, y el día anterior a ese muchísimo más.

Le había preguntado si sucedía algo, si tenía algún problema en que pudiera ayudarlo pero había negado, diciendo que todo estaba bien y sólo estaba disfrutando de su tiempo juntos, porque si bien habían disminuido las palabras, los arrumacos seguían siendo los mismos de todos los días.

De todos modos el castaño era ansioso y creía tanto en las energías que no se había quedado tranquilo porque algo en el fondo de su mente le decía que Hernán estaba pensando en algo, y eso se había vuelto más presente cuando su novio lo había llamado esa mañana mientras se encontraba grabando para preguntarle si podían reunirse esa noche en su departamento porque quería hablar con él.

A su parecer las cosas con el moreno estaban bien, habían pasado el fin de semana juntos y desconectados de todo y todos, y habían pasado todas las noches en la compañía del otro, hablaban mucho por teléfono y cuando se veían estaban tan cariñosos como siempre, Andrei se sentía feliz y pleno y creía que Hernán se veía de la misma manera por lo que no debería tener por qué preocuparse pero inevitablemente se había puesto nervioso, porque todo lo relacionado a Hernán era importante para él.

Pasó todo el día pensando en que podía querer decirle, buscando escenarios donde el moreno le informaba sobre algún proyecto para dejar de preocuparse porque las malas noticias habían sido lo primero que había aparecido en su mente con aquella llamada, en la posibilidad de que le dijera que no estaba tan feliz como parecía y como eso le rompería el corazón. Pero Hernán no era así, no lo haría pasar por la incertidumbre si algo malo estuviese pasando porque evitaba hacerlo sufrir de cualquier manera, y eso le daba algo de tranquilidad.

- Andrei... ¿pasa algo? - su productor llevaba un par de segundos hablando y preguntándole su opinión sobre lo que habían trabajado en el día pero el castaño se había perdido en una parte del camino dejando de escuchar absolutamente todo.

- ¿Qué? - le respondió reaccionando, viendo una sonrisa aparecer en el rostro de su productor porque aunque podía ser poco profesional que tuviese su cabeza en otro lugar en horario de trabajo, este era bastante relajado y comprensivo - lo siento, me distraje... ¿qué decías?

- Preguntaba si te pasaba algo, lo que es obvio porque tienes la cabeza en las nubes, ¿es algo malo?

- No... de verdad lo siento, es que tengo que juntarme con Hernán y me di cuenta que ya es tarde.

- Es verdad, podemos seguir mañana, anda a pololear.

- No lo digas así que me siento como un irresponsable - le respondió el castaño levantándose para tomar su chaqueta y el resto de sus cosas para irse, porque irresponsable o no, tenía un compromiso que cumplir.

- No lo dije de esa manera, aprovecha que tienes con quien ir a pololear y vuelve recargado mañana.

- Lo haré, nos vemos.

Por lo menos eso espero, pensó el castaño mientras dejaba el estudio.

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Hernán no había dicho nada en específico además de que quería verlo por lo que Andrei sólo pasó por un cambio de ropa antes de dirigirse a su cita, era extraño como podía estar tan nervioso luego de tanto tiempo con el moreno, de tantas citas y tanta intimidad que habían compartido pero eso jamás había desaparecido, verlo siempre le provocaba mariposas en el estómago y el solo hecho de unir sus miradas fundía sus músculos y lo hacía sonreír sin razón, estar con Hernan lo hacía sentir perteneciente a algo, como si hubiese encontrado su lugar que había pasado tanto tiempo buscando, ese donde su identidad era apreciada de todas las formas y en todas sus dimensiones, donde sabía que ya no nunca volvería a sentirse solo porque tenía a Hernán y porque había logrado sentirse pleno consigo mismo; también era aterrador a veces, sentir ese amor que no era capaz de dimensionar y que jamás dejaba de sorprenderlo porque cada día parecía crecer con las cosas más cotidianas, porque sentir de esa manera podía provocar heridas muy profundas. Pero el miedo era algo mínimo cuando lo comparaba a todas las cosas buenas que había en su vida en ese momento, Andrei no vivía con miedo, era la última emoción que sentía cuando se trataba de Hernán, sin embargo una pequeña porción de aquello sólo demostraba que era algo importante. 

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