Prólogo

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He logrado sobrevivirvivir cinco días desde que abandoné a Christian. El recuerdo de su expresión herida me persigue en mis sueños. Duele demasiado, tengo la impresión que el dolor nunca pasará... No quiero imaginarme el hecho de tener que  acostumbrarme a vivir lo que me queda de vida con este inmenso dolor. Definitivamente nunca podré olvidarlo. Fue, es y será mi único amor.

Suelto un suspiro y sigo observando en el espejo a la chica de piel pálida y ojos azules exageradamente grande. Esos ojos que delatan la tristeza con la que ha vivido diariamente estos cinco días.

Debería buscarlo y explicarle el motivo de mi abandono, tal vez lo entienda y retomemos nuestros planes,– aunque no sea por mucho tiempo– pero de sólo imaginar que pueda rechazarme o me diga cuánto me odia me duele hasta el alma. Me arrepiento tanto de haber sido tan impulsiva, debí hablar con él, pero en ese momento sentí que mis sueños se habían hecho trizas.

Me pregunto por qué no ha venido a buscarme ¿Acaso quiere olvidarse definitivamente de mí? Por favor que no lo esté pensando. Sé que cometí un error al quedarme callada, pero no podría seguir viviendo si él decide olvidarme y rehacer su vida con otra mujer.

Por favor Christian, ven a buscarme. Necesito verte.

Niego con la cabeza; No volverá Anastasia ¿Por qué te buscaría después que prácticamente lo abandonaste en el altar? ¡Maldita sea! Prometí que nunca más le volvería ocultar las cosas. Cuando tenía diecisiete años solía ocultarle cosas importantes y nunca hacía lo que él me decía... Incluso estuve a punto de ser asesinada por ese maldito pedófilo y todo por culpa de mi imprudencia y seguir los impulsos.

Salgo del baño sin quitarme la toalla y busco mi celular, necesito oír su voz, necesito hablarle y que sepa porque lo he dejado, tal vez me perdone... O tal vez no lo haga. Joder, no soportaría su desprecio.

Cuando encuentro mi celular le marco su número, pero la llamada es desviada al buzón de voz. ¡Soy una estúpida! Debí decirle lo que estaba sucediendo, seguramente hubiéramos encontrado la solución, aunque mi problema no tiene solución... Me dejo caer en la cama y nuevamente estallo en llanto.

Perdóname Christian, perdóname por hacerte sufrir... No merezco nada de tí.

Abro los ojos y me doy cuenta que está todo oscuro¡Maldita sea ¿Cuántas horas dormí?! Desde que dejé a Christian que no había logrado conciliar el sueño.

Me levanto, enciendo la luz y busco un pantalón de chandal y una camiseta vieja.

Me voy a la cocina. Escucho que Kate está hablando pero no escucho la voz de la otra persona, Seguramente está hablando por teléfono con Mía. Desde que dejé a Christian que no he hablado con mi amiga, seguramente ella debe estar odiandome por hacerle daño a su hermano.

Me acerco a Kate, ella al darse cuenta me mira con preocupación. Ya sé que parezco un zombie, estoy hecha un desastre, ni siquiera mi perrita logra animarme.

— Debo colgarte— dice ella a la otra persona con la que está hablando— adiós Ethan— era su hermano.

Kate deja el celular encima de la mesa.

— Me di cuenta que dormías ¿Te sientes mejor?— Me pregunta preocupada.

— Me siento igual que ayer— me siento horrible. — Igual que mañana.

— ¿Estás segura que no quieres hablarlo?— Niego con la cabeza. No estoy preparada para hablar con nadie, debo asimilar lo que me dijeron. — Vale, ¿Quieres algo de comer?

— ¿Cocinarás tú?— Di que no, eres buena amiga pero eres horrible en la cocina.

— Claro que no, podemos pedir comida china— niego con la cabeza. — Por favor Ana, debes comer algo, no puedes continuar bebiendo solo agua... Te vas a enfermar.

Río sin ganas... Si supieras Kate.

— No tengo hambre... El nudo en mi garganta no me permite tragar nada.

— Oh Ana— ella se acerca a mí— no sabes lo mal que me siento no poder ayudarte.—Añade con tristeza.

— No te preocupes, estaré bien.

— No lo estarás... Dime qué sucedió para dejar a Christian, si lo amas más que tú vida— no puedo decirte Kate.

— No quiero hablarlo—

— Ok— me da un abrazo— pero cuando estés preparada para hablar, estaré aquí para escucharte— añade con ternura.

— Gracias— le digo tratando de no llorar.

Intento no llorar, enserio que lo intento pero es imposible contenerme, todo me supera, he perdido el control de mis emociones.

— Ana— susurra y me frota la espalda— déjame ayudarte por favor, me duele tanto verte tan mal, déjame buscar a Christian.

— No— ella se ha ofrecido a buscar a Christian, pero se lo he prohibido.

Me aparto de ella.

— Iré al baño.

— ¿Te preparo un sándwich?—  Insiste pero yo niego con la cabeza, no quiero nada.

Ella suelta un suspiro resignada.

Sin más me voy al baño para revolcarme en mi miseria.

    ***

Estoy de regreso en la universidad de Seattle después de algunos días. No estaba preparada para enfrentarme al mundo sin Christian, por suerte la prensa aún no se ha enterado de nuestro rompimiento, pero sé que es cuestión de tiempo que lo haga y empiecen acosarnos.

— Ana— me doy la vuelta.

Es José, un compañero de universidad.

— Hola Ana ¿Cómo estás? Hacía días que no te veía ¿Todo bien?— Por suerte me he puesto unas gafas oscuras para ocultar las ojeras.

— Estoy bien ¿Y tú?

— Genial— me sonríe.

— Que bien— finjo una sonrisa— debo irme.

— Vale, más tarde podemos ir por unas cervezas en el bar... Claro si es que tu novio no se molesta— añade

Ojalá estuviera con mi novio.

— No puedo, debo estudiar para los exámenes finales.

— Ya veo, suerte con eso.

— Gracias... Nos vemos después— le digo.

Me alejo de José antes que sé cuenta que no estoy bien.

Agradezco que mis compañeros estén más preocupado en sus asuntos personales que en mí, porque estoy segura que si fuesen más observadores, ya se hubieran dado cuenta que estoy destrozada.

En la tarde regreso a casa, me encierro en mi habitación, me dejó caer en mi cama y lloro hasta sentir que ya no me quedan lágrimas.

¿Cuánto tiempo lograré sobrevivir con éste dolor?¿Cuánto tiempo lograré sobrevivir sin Christian?

MI DULCE REDENCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora