Epílogo

1.5K 169 27
                                    

Miro a mi esposa y a mi hijo mayor por el balcón del segundo piso de la casa grande, están en el jardín, y al parecer hablan animadamente, Ana se ríe, seguramente por alguna ocurrencia de nuestro hijo, pero eso no es lo que me llama la atencion, si no es la altura de Teddy, ¿en que momento superó a Ana en altura?
Mi princesa llega donde están y se une a la conversación, mientras los dos perros que forman parte de la familia juegan entre ellos. A pesar de la muerte de nuestra perrhija por vejez, Ana trajo después dos perros, ambos de raza col. Son grandiosos esos perros, y aquí tienen mucho espacio para que jueguen.
Miro hacia arriba para ver el sol hundirse detrás de la Península Olímpica. Es todo lo que prometió que sería cuando lo vi por primera vez y al ver esta vista espectacular durante años aún siento la misma emoción que la primera vez. La puesta de sol sobre el sound es simplemente maravillosa.

Dejo escapar un suspiro mientras pienso en mi vida, he tenido muchos momentos de felicidad, mis hijos y mi esposa son mis mayores tesoros y estoy orgulloso, vivo por ellos.
Mi princesa nació un poco más de dos años que mi Theodore, a diferencia de mi hijo, ella fue planeada, y cuando la vi por primera vez supe que sería mi perdición, ella al igual que su madre siempre consigue salirse con la suya. Sabe que es mi debilidad y no hay nada que no haría por ella, excepto aceptar que tenga novio, eso está prohibido y ella lo ha entendido, dice que sigo siendo el único hombre en su vida, a sus 13 años es una mujercita hermosa, ella heredó la belleza de su mamá y mi Teddy es un verdadero galán, sus hormonas estan alborotadas como todo un adolescente, yo ya habia perdido la virginidad a su edad pero afortunadamente el es diferente a mi en eso aspecto, según me ha dicho, hay una chica que lo vuelve loco, con la que piensa hacerlo por primera vez, obviamente le he hablado de sexo y las precauciones que debe tomar.

Se dan cuenta de que los estoy mirando e inmediatamente me saludan con entusiasmo, yo también respondo con el mismo entusiasmo.

Me alejo de la ventana y camino por el pasillo, cuando bajo las escaleras, entra una llamada, saco el celular de mi bolsillo y contesto, es mi hermano.

—Elliot—, le digo.

— ¿Cómo te va hermano?—Me responde.

—Bien ¿Y tú ?— Pregunto.

—Muy bien, llamo porque Ava planea tener una fiesta de pijamas esta noche con sus amigas y quiere saber si Phoebe vendrá.

Adolescentes de 14, 15 años, ¿de qué podrían hablar? Evidentemente de chicos, y como sueñan que será su primera vez, si no lo han hecho ya.

— Mmmm, tengo que consultar con Ana, sabes que es estricta con Theodore y Phoebe.

— Es solo una fiesta de pijamas, no habrá alcohol ni chicos, eso se lo he prohibido a Ava. —Elliot es muy protector con su hija, no soporta que ningún chico se acerque a mi sobrina, que es una joven hermosa, la debilidad rubia de ojos verdes de mi hermano.

— Te responderé más tarde.

Hablamos un poco más, generalmente nuestras conversaciones son sobre nuestros hijos, al igual que mi hermana, que es madre de dos hermosas niñas.

El pecho de Elliot está inflado por la familia que ha conseguido con Katherine. Son su mayor orgullo y felicidad.

Salgo al imponente jardín y me acerco a Ana que observa a nuestros hijos jugar baloncesto.

—¿Te atreves a jugar?—Mi hijo dice desafiante y lanza la pelota para que yo la atrape.

— Por supuesto.

Tengo tiempo para un partido con mi hijo.

—¡Vamos, papi, tu puedes con él!—Mi hija grita, animándome.

MI DULCE REDENCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora