Adiós

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Los días pasaron lentos desde entonces, Etta y la madre de Alya se recuperaban lentamente, Etta ya había salido del coma, ellas aún no sabían lo que le había pasado a Ella, el doctor recomendó no decirles nada hasta que su estado de salud fuera apropiado, de lo contrario, podríamos perderlas a ellas también.

Ella fue velada en un jardín, rodeada de hermosas flores y cientos de mariposas, pero luego, inevitablemente, llegó el día de su entierro:

Fue una mañana lluviosa, el clima era helado, cada segundo era eterno, el Sol se ocultó todo el día, las flores se marchitaban, las risas de los niños (compañeros y amigos de escuela de las gemelas) eran remplazadas por enormes llantos, su tumba fue adornada con cientos de flores, se sentía la partida de aquel hermoso ángel, un ángel que llevaba por nombre Ella.

Alya y su familia estaban devastados, nada podía frenar el dolor que sentían.

Y allí estaba yo, sin demostrar ningún sentimiento, aún con un nudo en la garganta y sin creer lo ocurrido, sin aceptar los sucesos y de pronto; empecé a llorar, a mi mente vinieron miles de recuerdos, sentí la pérdida de Bridgette, nuevamente, la pérdida de mi hermanita, el recuerdo de ese día tan gris volvía a mi mente (Bridgette tenía tan solo 5 años). Me partía el alma saber que ahora mi amiga pasaba por el mismo dolor, es algo que nunca logras superar, tan solo sobrevives, pero nunca te acostumbras a vivir sin ellos.

Luego sentí como halaba mi mano, me atrajo hacia él, hacia su pecho, me abrazó. Yo lloraba sin consuelo, sus brazos rodeaban mi cintura y mi rostro reposaba sobre su hombro, y con una vos muy tierna dijo:

L: "Tranquila, todo estará bien"

Me aferré a él, lo abracé fuertemente, las lágrimas rodaban por mi rostro, mi alma desconsolada y mi corazón quebrado.

Realmente no sabía a quién abrazaba, pero me aferré a él como si lo conociera de toda la vida, su voz me brindaba total confianza, sabía que en sus brazos estaba bien, que me cuidaba, me sentía protegida, reconfortada, y podría expresar mi tristeza sin dificultad.

Él acariciaba mi cabello y entonces dijo:

L: Hace tiempo que no te veía tan triste, la  última vez que te vi así fue hace años, cuando aún éramos niños y recibiste la noticia de lo sucedido con Bridgette.

Alcé la mirada y al encontrarme con su ojos, pude reconocerlo, había cambiado mucho, pero pude reconocerlo.

Yo: Tú eres... -Me desmallé-

Tres Veces A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora