No Una Más

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Yo estaba tan impresionada que no lo escuché, hasta que volvió a repetir

Adrien: My Lady, ¿te gusta la sorpresa?

Entonces volví a mi, respondí:

Yo: ¡Claro que me gusta, es un lugar impresionante, te agradezco la invitación!

Adrien: De nada, My Lady

-cada vez que él se refería mi con esas palabras, provocaba en mi ciertas inquietudes, me sentía nerviosa-

Pasamos a ocupar una de las mesas, las meseras utilizaban unos hermosos vestidos de los años 40, 50 y 60, se veían tan hermosas

Yo veía maravillada todo al rededor y él me veía a mi, él me veía maravillado de la misma manera que yo veía el lugar, y aunque yo no me daba cuenta y no me lo imagina, él ya me amaba

Nos atendieron muy amablemente, nos sirvieron, la comida era muy deliciosa, tomamos una copa de vino y para cuando lo noté ya era tarde, muy tarde para regresar a la oficina, muy tarde y no le avise a Melody sobre mi retraso, lo bueno esque ella ya sabía que hacer en estos casos, así que seguí disfrutando

Cuando salimos del restauran, ya estaba empezando a oscurecer, entonces le pedí a Adrien que partiéramos del lugar, pero él me retó diciendo que hasta que lo alcanzara nos iríamos, entonces comencé a perseguirlo, llegamos a un enorme campo lleno de pasto, corría detrás de él, de pronto Adrien se detuvo entonces logré atraparlo, le dije; "te atrapé", entonces él colocó su mano debajo de mi barbilla y suavemente giró mi rostro, me impresioné; al haber recorrido el campo corriendo, todas las luciérnagas del lugar se elevaron, la vista era preciosa, fue un momento mágico, era como ver miles de estrellas, el cielo no terminaba, podía tocar sus estrellas, estaban a mi alcance y la preciosa luna nos iluminaba, todo era maravilloso.

Entonces él dijo:

Adrien: yo te conozco, siempre has estado en mi

-Yo me quede sin palabras-

Adrien: se que pensarás que estoy loco, pero siento que es así, que eres parte de mi y que soy parte de ti, desde el momento en que te vi por primera vez

Yo: no sé qué decir, o cómo empezar, pero siento lo mismo, siento que te conozco y te pertenezco, pero también tengo miedo, siempre que me he sentido así, de la nada la vida me arrebata esa persona y no la vuelvo a ver jamás, y no quiero que pase esto contigo - las lagrimas recorrían mi rostro al hablar-

-luego de unos segundos, aclare mi garganta y continué- Así que mejor solo seamos amigos, no quiero perderte a ti también -concluí e inicié a caminar de vuelta hacia nuestro transporte-

Al notar que yo me empezaba a retirar, el partió detrás de mi, y alzó la vos para que yo pudiera escucharlo

Adrien: pero, ¿estás segura? y si no resulta cómo los demás, te vas a negar a intentarlo, te vas a negar a conocer el resultado, y qué tal si es distinto

Yo: No será distinto, por favor deja de insistir, si lo sigues haciendo, solo lograrás perder tu empleo

Adrien: no creo que tú seas el tipo de persona que mezcla lo personal y lo laboral, y si así fuera no me importaría

-pensé: en eso tiene razón, por más conflictos personales que tenga con alguien, jamás haría una bajeza para despedir a alguien que sepa desempeñarse en su empleo-

Yo: esta bien, okay, tienes razón, no te despediré, pero si insistes, yo renunciaré, le entregaré el puesto a Reginald, total no falta mucho para que él regrese a la dirección de su empresa y me iré lo más antes posible, lejos de ti, a donde no puedas encontrarme

Adrien se quedó callado, ya no dijo nada, llegamos al caballo, nos subimos y regresamos a donde habíamos dejado el coche, me dejó en mi hogar y se marchó.

Tres Veces A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora