Capitulo 1: Un nuevo mundo.

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"Quédate en este lugar mi pequeño niño."

Fueron las últimas palabras que escuché de aquella bella mujer, la cual no recordaba.

Caminar bajo las estrellas de este lugar es algo realmente relajante, pero no lo es cuando te sientes perseguido, visto, asechado, pero bueno, supongo que así será siempre, ¿No?

Me levanté por la mañana de ese mes, era un día realmente frío, tanto que el pasto se comenzó a cubrir de aquella capa blanca a la cual todos llaman nieve, amaba esa época, podía jugar sin preocupaciones con los otros, lo único malo es que a veces era tan abundante que me tenía que quedar en casa hasta que acabara, pero bueno, siempre estaban aquellos juegos de video.

Arreglé mi cabello y me puse una chaqueta bastante cómoda, sin embargo me quede con los pantalones de la pijama de puntos azules que tanto me gustaba, no me importaba, casi siempre todos salían con sus pijamas, no entiendo porque yo no hacerlo. Al salir de casa fui a la tienda y compré unos cuantos panes que tanto amaba, en eso me encontré con un gran amigo, Bruno, lo saludé y ahí fue en donde iniciamos una conversación.

-¡Hey!- Gritó el levantando una mano con una sonrisa amplia -Es algo raro encontrarte aquí Oliver, normalmente te la pasas en casa jugando juegos de video- Aquello ultimo lo dijo en un tono burlón, que hasta llegaba irritar, pero la verdad, no me importó.

-Pues que hago hombre, ya conozco tanto este lugar que no hay de otra más que quedarme algo viciado en esos juegos- Cuando dije eso el me dio la razón y ambos soltamos algunas risas.

Luego de eso le pregunté si quería caminar un rato por ahí pero tuvo que rechazar la oferta, pues él estaba ocupado, me despedí de él y luego me fui a la tienda de juegos de video, Bruno me había hecho acordar que hace poco había salido la edición limitada de mi juego favorito, y había estado ahorrando hace tanto que sería un desperdicio no comprarlo.

Camino a la tienda me choqué con Amaia, tenía puesto unos guantes y un chongo que la hacía lucir muy diferente, igual seguía viéndose como una mocosa.

-Oye, ¿No te enseñaron a mirar por dónde caminas?- Dijo como siempre con su tono de voz tan molesto.

-Oh, perdóname, no es eso, solo que ocupas casi todo el espacio que no pude pasar bien, deberías ir al gimnasio- Reí fuerte al decir esto y luego miré lo enojada que Amaia estaba al escucharme.

-¡Já! Siempre tan imbécil, pero bueno, que más se puede esperar de Oliver, el cabeza hueca de Gundur...- Se cruzó de brazos y luego siguió su camino, por lo que yo hice lo mismo.

Al llegar a la tienda miré con los ojos brillantes todo, habían tantos juegos nuevos, consolas y hasta películas Scifi, que por cierto, eran mis preferidas.

El vendedor enseguida me saludó, bueno, no era en si vendedor...Si lo era, pero decirle "Vendedor" Sonaría como si fuera alguien mayor, y claramente, aquí nadie lo era.

-¡Oliver! Hace tiempo no te veía por acá, ¿Te viciaste de nuevo en tu juego? - Naturalmente todos me decían que si me había viciado, creo que ya era normal para mi escucharlo, pero bueno, no era mentira, por lo que no podía negarlo.

-¡Tu siempre conociéndome Max! Ya voy por el nivel 30, es tortuoso, siempre estoy al punto de pasarlo, y ¡PUF! Se acaba el tiempo y tengo que empezar desde el principio- Lo dije recordando que la última vez que intenté estaba a un pelo de pasar y en la pantalla apareció aquella frase que tanto odiaba "¡Se ha acabado el tiempo! Vuelve a intentarlo" y ponían la opción de seguir y de finalizar.

-Uf, ¿Nivel 30? ¿¡Y te haces llamar fan!? Un verdadero fan no sale hasta llegar al nivel 50 por lo menos- Dicho esto se encogió de hombros y rio leve, señalando la edición limitada que tanto buscaba -Es eso lo que buscabas ¿No? -Asentí animado y corrí a agarrar aquella edición, sin pensarlo la compré y deje la tienda ansioso por probarla.

De camino a casa me tropecé con muchas personas que no conocía, ¡No podía despegar la vista de la portada de aquella edición! Y me gané más de un regaño, todos iguales "¡Mira por donde caminas!".

Llegando a casa lo primero que hice fue prender la consola, la televisión y probar ansioso mi juego nuevo.

Pasaron horas y horas, y finalmente quedé dormido. Eran alrededor de las 6 de la tarde, y fue el timbre de mi casa lo que me despertó.

Caminé lentamente hacia la puerta y la abrí, era Bruno.

-Ho--...Dios mío, ¡Te ves espantoso! -Tenía el cabello desordenado, se me había olvidado bañarme en la mañana, y había pasado toda la tarde sucio, tenía ojeras por mirar tanto tiempo a pantalla, y mi mirada estaba casi perdida por lo agotado que estaba.

-Ja...Lo sé -Bostecé y me estiré un poco, lo dejé pasar y Bruno notó el desorden y la televisión con el inicio del juego, me miró con un cara de "Lo sabía" y acto seguido apagó mi televisión, agarró mi consola y la puso entre sus brazos -¿Tendré que decomisártela para que salgas más?

-No...Yo puedo controlarme, además no te afecta a ti...Suéltala, se te va a caer- Negó y la agarró más fuerte -Creo que se puede resolver de una forma...Me quedaré aquí un tiempo y te vigilaré, ¡Vamos a ver si duras 3 días sin usarla!.

-No- Dije sin dudarlo -Si- Él dijo de forma terca y ahí empezamos una discusión de nos y sis hasta que el ganó, como siempre.

-Ugh, pero no te atrevas a tocar nada sin permiso ¿Vale? - En eso él sonrió y corrió a su casa a buscar ropa, lo siguientes 3 días los pasaría con el...Rayos.

GundurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora