Capitulo 4

338 13 8
                                    

Está bien…No importa, no confíes en mí, igual que ni me importaba–. Dije en un tono de voz algo arrogante, luego miré hacia la ventana algo molesto.

Oye…No te molestes por eso, algún día te diré quién es, ¿Vale? Solo que aún no es tiempo de decírtelo–. Dijo él algo cabizbajo, quizás era algo realmente personal, así que preferí no molestarme.

Vale…–. Miré al otro lado y noté que Amaia traía los pancakes, y al parecer, 2 vasos de agua. Nuevamente me dirigió una mirada de odio, y luego, cuando miro a Bruno sonrió como una niña pequeña viendo un dulce.

Aquí está la comida, y agua, de parte de la casa–. Dejó la comida en la mesa y los vasos uno en cada lado. Agarré un vaso y comencé a tomar agua.

Gracias Amaia–. Le escuché a Bruno, quien luego empezó a comer, ella se fue con un sonrojo y casi saltando. Comencé a sacar dinero de mis bolsillos para que cuando termináramos de comer  ya tuviera el dinero afuera. Deje unos cuantos billetes en la mesa y luego miré a Bruno.

Oye…¿Y si hacemos preguntas para que el ambiente no quedé tan callado?–.

Oh…Pues por mi está bien… ¡Yo comienzo! Hum…¿Qué es lo más vergonzoso que has hecho?–. Preguntó él.

Bruno…Pero si eso ya lo sabes, tú estabas ahí cuando pasó…–. Me sonrojé leve y fruncí el ceño, el luego se encogió de hombros. –Pues…Llorar en la tienda de videojuegos…Porque solo quedaba una copia del nuevo juego en ese momento…Y no tenía dinero, y alguien más ya lo estaba comprando…Ugh, eso, tú estabas ahí…Me estabas consolando aunque fuera una tontería…

Ya sabía…Solo quería que lo repitieras…Supongo que ahora yo tengo que responder a la pregunta…Pues lo más vergonzoso que he hecho ha sido… ¡Echarme un gas al frente de muchas personas! Bueno…Y más cuando sabían que era yo el que lo había echado…Pero eso fue  hace mucho, al menos ya no me llaman “El chico de los gases”–.

Lo recuerdo…Fue tan gracioso cuando pasó…–. Dicho esto me di cuenta de algo, el 90% del tiempo lo invertía con mi amigo, y los dos sabíamos mucho del otro, quizás era algo raro que fuéramos tan juntos, pero igual tenía una historia detrás de todo. –Hum… ¿Te acuerdas cuando nos conocimos?–. Pregunté como si no lo supiera, solo quería que él lo dijera.

Claro que me acuerdo…Bueno, como comenzar…Tenía unos 2 años cuando estaba explorando por ahí, recogía rocas pues estaba bastante aburrido, y pasé por un lugar bastante extraño, era invierno, lo recuerdo bien, tú estabas solo, algo perdido, creo que era tu primera vez en Gundur…Decidí acercarme, era muy curioso y no me importaba que no te conociera, total, tú comenzaste a llorar–. Paró en esa parte para reír leve. Me dijiste que te sentías solo…Que no sabías donde estabas y que querías ir donde tus padres…Yo solo te lleve a mi casa y ahí fue donde te prometí que seríamos unidos, y creo que hasta el día de hoy se cumple…–. Me vio con una sonrisa en su rostro.

Si…–. Tomé un pancake y comí un pedazo, luego tomé algo de agua. Realmente Bruno era la única persona en quien confiaba, no me encariñaba con la gente, pero creo que después de tanto tiempo a su lado ya me había acostumbrado a apreciarlo, conocía sus defectos, sus miedos y sus debilidades, pero aun así no me importaba, para mí era la mejor persona que había conocido, y aguantarme a mí ya era un reto. –Sabes…Creo que deberías conocer más gente…Eres lo bastante sociable para eso, y hay mucha gente mejor que yo, ¿Lo sabías? Eres mi mejor amigo pero a veces creo que cada que estas más cerca de mí, te vuelves menos sociable–. Dije con toda la sinceridad y el negó sin pensarlo.

¡Pero qué dices! No vuelvas a decir eso Oliver…Tu también eres mi mejor amigo, ¿Crees que me importa que los demás se alejen de mí, o bien, lo que piensen? ¡No me interesa tener muchos amigos, no me interesa conocer gente! Prefiero mil veces solo conocerte a ti que conocer a todo el mundo, y Oliver, eres una gran persona, eres la mejor persona que he conocido…–. Realmente se oía molesto, por lo que bajé un poco la mirada.

–Pero es que a veces creo que…–. No me dejo terminar porque se paró rápidamente de su asiento y me abrazó.

Sh…Silencio–. Se separó unos segundos después y luego suspiró –Ya dije…No des excusas, no las oiré y aunque lo fuera a hacer no las tomaría en cuenta–. Se encogió de hombros y luego regresó a su asiento. Bruno siempre exageraba cuando era conmigo, cualquiera que no me conociera pero que haya oído hablar de mi gracias  bruno, diría que soy una magnifica persona, algo que no era cierto –Creo que deberíamos seguir comiendo, ¿Te parece?–.

Está bien…–. Comí el pancake que ya había comenzado antes. Cuando los dos terminamos de comer, pagamos y nos fuimos del restaurante.

Las calles del lugar ya estaban llenas de gente, Bruno se dirigía al parque con una leve sonrisa. Cuando llegamos ahí, sacudí una banca y me senté, estaba fría, era de metal y atraía más el frío del ambiente.

Oliver… ¡No te quedes sentado! ¿No quieres montarte en los columpios?–.

Ugh…Bueno–. Me levanté enseguida y caminé hacia los columpios, me senté en el azul, pues el otro era rosa y no me iba a sentar en algo rosa. A Bruno no le importó y se sentó en el rosa, comenzó a columpiarse algo alto y luego de un tiempo se tiró y cayó al frente de un salto.

¡Vamos Oliver! Te toca a ti–. Comencé a columpiarme fuerte, con algo de miedo. Luego cerré mis ojos y solté el columpio, impulsé mi cuerpo para adelante y salté del columpio, pero no había tenido la suerte de Bruno y caí de cara en el suelo. –Oye… ¿Estas bien?–. Se acercó y luego me agarró el rostro, lo sacudió pues estaba lleno de nieve.

Estoy bien…–. Toqué mi nariz y sentí algo en ella, me miré la mano y estaba llena de sangre, abrí los ojos como platos, pues odiaba ver sangre, y me asustaba más el hecho que viniera de mí –S-solo estoy sangrando un poco…–. Dije en voz baja. Luego de eso, solo me desmayé.

  

GundurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora