Capítulo 6: "El templo"

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Desperté nuevamente sobre los brazos de Isidora, mi tía, quien parecía no estar muy contenta con su tarea de cargarme. Me moví lentamente y cuando noto que había despertado, me bajo cuidadosamente para sentarme en el suelo.

Sus ojos se veían cansados, no tuve en cuenta que corrió kilómetros conmigo encima dos veces y que también para ella era nuevo todo esto de tener una sobrina. Le sonreí no muy convincentemente y cubrí mi rostro con las manos, me sentía pesada, más de lo normal.

- ¿Te sientes bien? - me pregunto con voz preocupada.

-Si... no lo sé, ¿Cómo estás tú?

-Un poco agotada, pero descuida, no es la primera guerra en la que corro con un cuerpo sobre mí.

-Dudo que vuelva a escuchar esa frase en mi vida.

-Esta es tu vida ahora Celaena, se te necesita aquí.

- ¿Podrías enseñarme algo de griego?

-Claro, te servirá de mucho aquí. Dame un segundo que haga memoria del hechizo.

- ¿Hechizo?

-Hay un hechizo de estudio, lo que quieras que tu cerebro sepa, lo puedes meter como un archivo a una computadora, solo que con magia.

-Tantos años de estudiar hasta el cansancio y podía hacer esto.

-Indignante ¿No? Ahora déjame que haga memoria.

-Claro.

Se apartó un poco de mí y comenzó a danzar lentamente, sus manos, sus pies y todo su cuerpo se movían en perfecta armonía, era hermoso de ver como todo iba de un lugar a otro creando un movimiento único.

-Apó edó méchri ekeí tha féroun aftés oi pliroforíes- murmuró lentamente.

(De aquí hacia allá esta información llevaras).

Sentí como mi cabeza daba vueltas, como me mareaba y tambaleaba en mi lugar, como un ardor en la nariz y luego todo freno de golpe. No había pasado nada, no sentía nada más y estábamos en el mismo lugar.

- ¿Funciono?

-Intenta decir algo en griego.

-Que no se griego, no funcionó.

-Es que no funciona así Celaena- dijo un poco enojada.

- ¡Pero es que no puedo!

-Poios me stélnei na frontíso mia tétoia peismatáris nearí kopéla?

(¿Quién me manda a mí a cuidar a una jovencita tan testaruda?).

Esta vez si había entendido y estaba muy ofendida además de impresionada.

-Den eímai peismatáris paliá trelí.

(No soy testaruda, vieja loca).

- ¡Lo has logrado!

-No termino de entender como lo hice, pero lo hice, así que ¡Sí! ¡Lo logre!

El ruido de un pájaro y el grito de horror humano que se escuchó atravesar los arboles nos dejó heladas.

-Debemos seguir. Es peligroso.

Nos encaminamos por el frondoso lugar y esquivando todo tipo de fauna encontramos un camino de piedras gigantes que llevaban a un lugar lejano, ya que de donde nos encontrábamos no se lograba visualizar el final del camino.

-Es el camino al templo, no lo recordaras porque eras solo una bebé, pero tus padres venían muy seguido aquí, pasaban largas y eternas horas pidiéndole a los ángeles que cuidaran siempre de ti.

El extraño sueño de SelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora