1. La llamada

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- ¿Un casting? ¿Amar es para siempre? No, no me suena. Vale, vale, allí estaré.

- ¿Quién era tan temprano cariño? - preguntó Sara a una confusa Amelia cuando esta colgó su teléfono.

- Pues era Paca. Hay un casting en Madrid y me ha pedido que me presente. Dice que es un papel muy bonito y que tengo que ir.

- ¿En Madrid? ¿Y cuando es el casting ese? ¿Cuándo tienes que estar allí?

- Pues eso es, tengo que estar allí mañana a las 9 de la mañana

- Bueno, al menos te ha avisado con tiempo- dijo Sara mientras una sonrisa irónica asomaba en su rostro.

- Buf! Tengo que mirar vuelos... Además, tendría que dormir allí esta noche... - enseguida el rostro confuso de Amelia se transformó en preocupación.

- ¿Y por qué no le has dicho que no? Amelia, yo sé que quieres ser actriz y todo eso, pero... ¿no crees que ya has invertido bastante en viajes, hoteles, comidas fuera... para ir a castings en los que luego no te cogen? No tienes bastante con las actuaciones que haces aquí de vez en cuando en teatros y los conciertos con tu hermano

- Sí, supongo que sí - la cara de Amelia ya no era de confusión ni preocupación, sino que la desilusión se había apoderado de ella.

- Venga, cariño, no te preocupes, seguro que salen más castings aquí en Barcelona y no tienes que invertir tanto.

- Sí, es cierto. Llamaré a Paca para decirle que no voy. Voy a preparar el desayuno.

Amelia se fue hacia la cocina a preparar el desayuno mientras Sara se preparaba para irse a trabajar, a un trabajo de verdad, como decía ella. Sara era abogada de un buffete de alta reputación en Barcelona. Había conseguido librar de la cárcel a más de 3 y, en el caso de ser imposible, había conseguido que le redujeran la condena.

Desayunaron juntas, sin mucha conversación. Amelia seguía pensando en la llamada de Paca, no podía evitar pensar en ese casting. Ella siempre iba con ilusión a cualquier prueba que le surgía, pero, aquel era distinto. Pudo notarlo en la voz de Paca y en las sensaciones que la envolvieron al escuchar el nombre de la serie... aunque era verdad, que no le sonaba de nada, según le dijo Paca, era una serie que llevaba muchos años en antena, una serie diaria que la veían millones de personas, aquí y en el extranjero. Sin duda, una serie que podría llevarla donde siempre había querido... pero Sara tenía razón. Ella apenas aportaba nada en casa, vivían del sueldo de Sara que, aunque les llegaba para vivir cómodamente, no podía permitir que su pareja le pagase los "caprichos", como la propia Sara había dicho más de una vez, de ir de casting en casting para nada. Amelia estaba absorta en sus pensamientos cuando el teléfono volvió a sonar.

- Yo ya me voy, nos vemos a la noche- le dijo Sara dándole un beso rápido mientras le señalaba al teléfono.

- Adeu-

Amelia cogió el teléfono, una vez se despidió de Sara, tan rápido que no llegó a ver quién era.

- ¿Sí?-

- ¡Ay hija, ya era hora! - dijo su madre con el tono impaciente que le caracterizaba.

- Buenos días, mamá- contestó Amelia con resignación

- ¿Estás bien? - la madre de Amelia podía saber como estaba esta solo con una palabra... ¿intuición de madre? A Amelia siempre le había llamado la atención eso de su madre y suponía que cuando ella fuese madre heredaría de alguna manera mágica ese instinto.

Aquí empezó todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora