12. ¿Otra vez Navidad?

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- Esta tarde vamos al centro a dar una vuelta. Tengo que comprar algunos regalos para mi familia, ¿te apetece? – preguntó Luisita mientras desayunaban

- Algunos regalos, ¿y eso?

- Pues, ¿para qué va a ser, Amelia? porque es Navidad, cariño – dijo con aparente ilusión

- ¿Navidad? ¿otra vez?

- ¿Cómo que otra vez? ¡Amelia, pues como cada año!

- Es que... buf, hace nada grabamos la navidad y... ahora, otra vez... parece que vivimos las cosas dos veces – dijo con fastidio.

- Ah, bueno, eso es una de las ventajas de ser actrices, que podemos vivir cada época del año dos veces y, celebrarlo dos veces- le guiñó el ojo- Pero, ahora señorita Rovira, va a ser Navidad de verdad.

- Navidad... Navidad otra vez...

- ¡Amelia! ¿Qué pasa? ¿No te gusta la Navidad? ¿De verdad, no te habías dado cuenta de las luces? ¿Cómo es posible que no te hayas dado cuenta de que los centros comerciales están abiertos a todas horas? ¿Qué estamos todo el día escuchando villancicos en todos sitios? ¡Y el frío que hace...! ¡Este frío! ¡Este frío solo puede significar que estamos en Navidad! ¡En Navidad! ¡En Madrid! Claro, ¡porque en Valencia no hace este frio, vamos! – Luisita había cogido carrerilla, como cada vez que algo la ponía nerviosa, se desesperaba y empezaba a alzar la voz.

- Venga, ven aquí, a ver qué podemos hacer con ese frio – le dijo con una sonrisa pícara mientras le indicaba, dando palmadas en el sofá, que se sentase a su lado.

- Mmm pues... se me ocurren cosas, sí – le dijo sin terminar de llegar donde estaba la morena esperándola, por ejemplo, ¿ponemos el árbol de Navidad? - le dijo con la sonrisa de una niña ilusionada.

- ¿En serio? – dijo en un tono entre frustrada e irónica. Pero Luisita ya había desparecido para buscar, en el altillo de su armario, las cosas de Navidad.

Se pasaron toda la mañana con el árbol de Navidad, después limpiaron la casa y encargaron comida de un sitio cercano. Luisita se había pasado la mañana hablando rápido, moviéndose rápido y, hasta había comido rápido.

- Ven, ven aquí cariño – le dijo Amelia sentada en el sofá cuando ya habían terminado de recoger todo.

- Pero Amelia, que hay que terminar el árbol, ir a comprar los regalos de Navidad, hay que...

- Chhhhsss – le dijo cogiéndola del brazo y haciéndola girarse para estar frente a frente – ven – se la llevó al sofá donde consiguió que se recostara al lado suyo – cariño, ¿me vas a contar qué te pasa?

- Amelia, de verdad, no me pasa...

- Vamos Luisi – le dijo mientras le hacía suaves caricias.

- Pues que, Amelia... estas fechas... es que desde que estoy en Madrid... no puedo evitarlo... Además, este año... ¿cómo nos vamos a organizar? porque yo quiero pasar contigo todas las vacaciones, pero, tú... no sé si quieres... porque yo no quiero que tu hagas nada que no quieras- Luisita volvía a coger carrerilla hablando, pero en un tono triste. Todos los nervios de la mañana se habían convertido en inseguridades que se dejaban ver, sus ojos estaban al borde de las lágrimas solo de pensar que, quizás, a Amelia no le apetecía reunirla con toda su familia ni reunirse con la de ella.

- Pero, vida mía, ¿cómo no voy a querer pasar estas fechas contigo? Yo quiero pasar contigo todos los días de nuestra vida. Nos organizaremos, ¿vale? Pero, por favor, tranquila, cariño.

- Pero, ¿cómo vamos a organizarnos Amelia? Tú lo ves muy fácil, pero...

- Amor, no te preocupes tanto y confía en mí, ¿vale? Si quieres, podemos pasar una de esas noches con una familia y otra con la otra. Además, que en mi familia no somos muy tradicionales con las fechas, y, si decidimos que nuestra Navidad es el 26, pues lo celebramos el 26, que tú no conoces a Devoción – rieron- mis hermanos se pasan todas las vacaciones en Valencia, podemos celebrarlo cuando acordemos. Luego nos vamos a hacer las compras esas que quieres hacer y, vamos hablando con las familias a ver cómo nos organizamos, ¿vale?

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