Capítulo tres: ¿Dos angeles?

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— ¡¿Qué creen que hacen?! — el grito de un bello castaño miel, interrumpió e hizo callar abruptamente las burlas que eran propinadas a Jungkook.

La peli-negro de rodó los ojos antes de dar la vuelta y con la mirada más inocente que tuvo miró con cinismo al par que estaba de brazos cruzados.

—Opp- —Fue interrumpida por el gritó que pasó sobre sus palabras.

— ¡Jungkook! — el peli-rosa básicamente corrió con un Jin a su lado bastante molesto con el asco de personas que estaban en la cafetería. Fue al lado del grandullón atrás de el que lo miraba son intenciones que querer soltarlo. — Mira pedazo de imbécil o te mueves o de aquí te desfiguró la horrorosa naríz que de por sí ya tienes. — Jimin solo se comportaba así cuando algo de verdad le molestaba y en este caso ya había explotado.

Si había algo que tanto Jin como Jimin odiaban era el bullying y sobre todo si en este estaban metidas ciertas personas a sus espaldas.

El mayor no dudó ni un segundo en botar en cuerpo de Jeon al suelo, el cual seguía con la conmoción a flor de piel.

¿Qué hacían aquellos dos angeles ahí? 

— ¿Estás bien? — preguntó Jin mientras se agachaba y le tendía una mano, el rostro sonrojado y con lágrimas de Jungkook la acepto, y levantó su cuerpo como mejor pudo, pero rápidamente se asustó al ver a un algo borroso SeokJin frente a el. Ahí cayó en cuenta.

— Mis lentes. — Susurró bajito, tanto que de no ser por el bruto e incómodo silencio, no se hubiera escuchado nada.

— Oh, si. —Jimin volteó buscado con la vista las gafas que habían caído seguramente a pocos metros, busco de derecha a izquierda, pero aún así no encontraba los dichosos lentes. Torció un poco sus la labios, levantando la mirada encarando a cada uno de los alumnos que había en la institución, Jimin no tenía miedo, y por supuesto que tampoco sería amable si se llegase a enterar que las habían escondido.

— Ji-jimin oppa — Jimin subió la mirada encontradose con Tzuyu, la única chica con la que podría decir, tenía una amistad entre ese grupito. — creo que son estás. — su voz suave hizo sonreír a Jimin, levantó las gafas negras y camino hacía ellos, con las miradas de reproche de sus amigas, salgo una en particular de nombre Jihyo que la miraba con total orgullo.

— Gracias pequeña. — agradeció con cariño a la chica de apenas 16 años.

Se devolvió a dónde Jungkook estába y Jin miraba incómodo como las personas los tenían en la mira a cada uno, y la situación empeoró al ver a Jungkook nervioso.

— ¿Se murió alguien o qué? Dejen de mirarnos por favor. — los alumnos en gran mayoría con vergüenza apartaron la vista de los tres.

Jimin llegó con los lentes y se los cedió a un Jungkook, totalmente perdido ajeno al show tratándo de no verse muy afectado por lo sucedido, aún tenía una camiseta mojada y todavía podía sentir la viscosa y pegajosa textura de la bebida ya seca sobre su piel.

— Jungkook-ah, toma. — la voz de Jimin lo distrajo, entre lo nublado de su vista logro deferenciar sus lentes y como rayo los tomo y volvió a poner, la grieta se había abierto un poco más, pero nada que un cambio no arregle. — ven. —

Jin tomo su brazo y Jimin lo escoltó a la salida de la cafetería, Jungkook no tenía idea de dónde se supone que lo llevarían y tampoco tenía el valor suficiente para tomar la palabra y preguntar.

— Te daré una polera, — hablo el ángel Kim. — no puedes estar así hasta la salida. —

Las personas que pasaban lo miraban hasta que su cabeza se iba a salir por voltear, la incómodidad y el nerviosismo volvieron a él.

Eres mi apuesta [[Taekook]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora