La anomalía de un doctor muy terco

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Uno de nosotros amanecerá muerto mañana

Estas exagerando, Valdez

—¡No estoy loco! Siento en mis huesos como planea nuestras muertes.

—Sólo fue una fiesta

Sí, una fiesta que casi Piper y Jason cogen en su cama. Debe estar escribiendo nuestros epitafios

Nico es buen tipo...en el fondo

Dirás en ese abismo oscuro que tiene en vez del corazón

Mira, si aparece en tu cama a media noche con un cuchillo, hazte el muerto, creerá que las otras personas que te odian cumplieron su trabajo

¡NO LO ESTÁS TOMANDO EN SERIO!

Espera...qué otras personas, todos me aman.

Buenas noches, Valdez.

Percy cerró el chat y para asegurar silenció a Leo Valdez por un mes, desde que andaba soltero tenia demasiado tiempo libre para malgastar fastidiando.

—¿Problemas en el paraíso? —preguntó Frank desde la litera que compartían.

—Ni te lo imaginas, pero no en el mío, Leo me trae loco.

Frank hizo una mueca, de las travesuras de Leo su primo era el más perjudicado.

—A todos

—Pero confieso que tiene algo de justificación está vez. Cree que Nico lo asesinará en la noche

La sonrisa de Frank fue algo inusual en su rostro, como si deseara que se llevara ese plan acabo.

—Bueno, el casi incendia la cochera de Nico, de que tiene sus razones las tiene.

Percy se acomodó en la silla del escritorio, su celular se estaba cargando haciendo costosa su movilidad.

—Por otro lado tú te ves demasiado tranquilo, bro, cuando te encontró encerrado en el baño con Hazel la parca se dibujó en sus ojos

Frank se sonrojó y trató de esconder su cara con el brillo del celular.

—No me hará nada... —susurró el chico

—¿Seguro? Tocar a su hermanita puede ser más un sacrilegio para él que incendiar su cochera.

—No, no. Tenemos un trato ¡Y no me preguntes más!

Percy iba a insistir pero en ese momento su celular vibró y en las notificaciones había un mensaje de Annabeth

—¿Donas?

—Son las diez de la noche, Chica lista ¿Por qué no?

Nico di Angelo era un ser enigmático, un ser de alma profunda y ojos pecaminosos, un chico que le gustaba ir a tabernas de medianoche para recitar poesía, una persona que no temía quedarse dormido en un cementerio. Nico di Angelo era todo eso y más. Pero también era una gallina que le tenía miedo irracional a las inyecciones y eso era algo que Will Solace no podía perdonar.

La fiesta de cumpleaños pasó y con eso un tremendo malestar que dominó el débil cuerpo del chico. Nico podía hacerse todo el duro que quisiera, pero su cuerpo con apenas un estornudo ya lo deja tumbado en cama con fiebre de treinta y nueve.

—Deberías sacarte unos exámenes —sugirió Will muy por encima.

Nico, como todo en lo que le desagrada, quedo en mudo. Will cruzó los brazos, iban de camino a la escuela, Nico había pasado los tres días de gripe y por fin estaba lo suficiente recuperado para asistir a clases.

Conversaciones en el armario del conserje /PJO y HOO/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora