Epílogo.

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  Epílogo.

  Si el sol pudo brillar un día más, si el sol pudo iluminar tus pestañas y arder tu corazón;

  Si las mañanas heladas en soledad no pudieron matarnos, si las mañanas de sueños no pudieron dormirnos,

  Si un ángel y demonio pudieron unir sus manos,

  Si tú y yo pudimos superar lo insuperable,

  ¿Por qué no casarnos, ángel?

  La eternidad nos espera; una montaña alta y sin fin, y no deseo trepar ni un tramo sin ti,

Mi ángel.

  Dos meses transcurridos y muchas cosas pasaron, cosas a las que Crowley le ha tomado sabor, como hacer el amor en el Bentley mientras las ventanas sudan pasión y Queen entona las melodías de sus deseos, y a base de esas fogosas sesiones nocturnas "Fhasoned lover boy" es la favorita de Azirafel por excelencia, situación que trae extasiado al demonio traidor; Crowley también disfruta de otros ámbitos no sexuales - aunque presume de poder hacerlas +18 de quererlo -, como tener sus cenas especiales en el Ritz, o practicar la jardinería con su quisquilloso amigo que se niega a gritarle a los lerdos manzanos o peonías, y lo que más disfruta Crowley es el amor que Azirafel le demuestra cada segundo sin falta, con sus desayunos quemados y milagros, los masajes que van más allá de la piel y se estacionan en el alma, los tiempos en que le escribe poesías con su nombre, y más que nada cuando se entrega con los brazos extendidos, dispuesto a disfrutar como su primera vez, siempre sonrojado y desenfrenado.

  Sin embargo no todo es color de rosa cabe admitir, pues la cicatriz rojiza del ángel en su dedo la recuerda que allá fuera hay seres como Asmodeo, siempre dispuestos a caer en el momento en que las cosas marchan bien, inoportunos, celosos, malditos; el recordatorio del mismísimo Arcángel Raphael que los advirtió de sus malas acciones yacen en sus memorias como fuego del infierno, Raphael les aseguró la victoria hasta que la manzana vuelva a rodar en el prado, dando la duda del fin al son de sus iris verdes; nostalgia y dolor los golpean y les recuerda porqué viven alejados de todo y todos, eternos amantes del secreto, y Azirafel sufre, sufre en los oscuros sueños donde el demonio de grandes cuernos se balancea en cadenas y rugue maldiciones en el desierto, pesadillas donde su librería ya no es segura y su amado Crowley muere.

  Ellos están a salvo, pero no a salvo de los recuerdos turbulentos, recuerdos que día a día desean olvidar, más cuando el milagro de la amnesia cayó en las otras mentes humanas y la del Anticristo.

  Y ahora, un hermoso día que amenaza ser primaveral, la pareja eterna se marcha a adquirir una nueva plantita que acompañe al resto tembloroso, un grupo que ama más al ángel que las acaricia y besa, a que el demonio quien grita y las hace desaparecer lejos.

  La floristería a la que se dirigen es inmensa en dimensiones, con un invernadero detrás, y lo que llama la atención al ángel es el nombre de la floristería: En el cartel rústico pintado el amarillo dicta en letras rojas Angel & Demon Florist, y en minúsculas los apellidos de los dueños Sr. Shadwell y Sra. Potts. Azirafel le sonríe con los labios apretados, inclinándose un poco en dirección al demonio, enternecido con la imagen y el gran poder demoníaco que rodea el sitio no por casualidad. El demonio se aparta lejos sonrojado leve y con una casi sonrisa asomándose.

  — ¿Qué? Se lo merecían, ángel. Ahora entra, te gustará.

  El demonio no miente en absoluto, pues el sitio mantiene un aspecto sobrio y cuidadoso; en esa zona principal hay estantes donde bolsas de tierra oscura, abono y demás materiales de jardinería yacen en orden, bien cuidados y a la vista de todos; las personas van y vienen siendo atendidos por otros trabajadores de uniformes de chaqueta verde y sonrisas sinceras, alegres en torno al gentío; la estructura no acaba allí, sino también unas escaleras se toman las molestias de llevar al segundo piso abierto, un jardín hermoso, similar al Edén.

°•. six thousand ineffable years .•° Cactus_03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora