Capítulo 3.

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  Capítulo 3.

  La nueva tarde con los Ellos es más solitaria puesto que la ausencia de Crowley así lo requiere, y no consigue evitar experimentar una profunda tristeza, porque la tarde anterior el demonio, junto a él, prometió regresar para concluir con el juego que desarrollaban los niños. No miente que al presentarse por sus propios medios - un milagro chiquito - supo que el demonio no vendría, lo cual, deprimido, agradeció traer una inédita edición de un libro al que le ha estado haciendo ruido para reemplazar los irremplazable. Adán, como el buen niño que es, generó la existencia de un sillón muy similar al suyo en la guarida; y en aquel mismo está sentado, concentrado en pasar hoja por hoja, leer cada oración y detenerse a pensar el significado de cada una de ellas, no sin sufrir las repentinas apariciones de Crowley en su mente, que le interrumpen cada tanto.

  Ante la falta de barullo de los jóvenes baja el libro y sus gafas de lectura se deslizan por el puente de su nariz: Los cuatros chiquillos y Perro le contemplan expectantes, estáticos como bellas esculturas; sus mejillas se colorean sin saber cómo actuar, el demonio de seguro le gustaría verlo en ese estado nervioso.

  — ¿Sucede algo, niños, Adán? — Cierra el libro marcando con antelación en la página donde quedó.

  Brian retuerce la vara de sus manos manchadas de tierra — ¿Usted dice que sería malo golpear a Pepper con una rama?

  — ¡¿Qué?! No, no, no estaría bien.

  — ¿Qué, porque soy mujer? — espeta ella cruzando los brazos e inclinándose hacia atrás, retándole con la mirada.

  Azirafel niega desesperado, cuestionando en su silencio cómo se les ocurre esas ideas descabelladas a los pequeños.

  — ¡No! ¡No pueden golpearse entre ustedes! N-no golpeen a nadie ni a nada, golpear es malo — enseña cruzando las manos sobre su vientre, intentando leer las expresiones de cada uno de ellos.

  El primero en quejarse es Perro, que le ladra saltando, como si Azirafel fuera un gordo gato rubio que no se rinde ante su ojeada fulminante. Adán se adelanta dudoso, no es que el pasatiempo favorito del Anticristo sea contradecir al ángel que le aconsejó en el fin del mundo y allá va.

  — Pero estamos jugando — Azirafel eleva un poco el mentón, apretando suave los labios, desaprobando la respuesta —. No es malo si lo hacemos jugando y si Pepper quiere.

  — ¿C-cómo alguien querría que lo golpeen?

  Adán busca ayuda en sus amigos ante tal interrogatorio; Brian ataca a la chica con la vara y en dirección a las pantorrillas, ella reacciona buscando algo para golpearlo a los segundos, rápida. Así los Ellos y Perro inician una mini batalla de bandos, pasando de alto a Azirafel.

  El ángel se dice que no es tan grave como aparenta el juego, imaginando las acciones que emprendería el demonio de estar allí, seguro les brindaría algún tipo de arma, claro, lo suficiente inofensivas para no causar  daño en los portadores, y es esa bondad escondida tras un una falsa maldad y el ya sabido "soy un demonio", es ese verdadero Crowley que lo hace amar ¡Y no sólo eso! También está el modo en que se pasea, en un balanceo hechizante de hombros y cadera, simulando ser el propietario sobre las tierra en que anda; los involuntarios siseos cuando cae en un nerviosismo palpable, recuerda, en un principio, el modo en que emitía aquel sonido era inquietante, luego pasó a ser una alarma que despierta su corazón y las ansias de protegerlos entre los brazos; los cabellos rojizo de igual modo lo cautivaron de pies a cabezas, introduciendo su espíritu en una constante espera a fin de notar un nuevo estilo, siempre cambiante, siempre Crowley, y están sus ojos de serpiente, y está su voz seductora, y está la manera en que dice ángel.

  ¡Dios, ama hasta a su bendito Bentley y el vertiginoso modo en que maneja! Como si ser desmembrado inconvenientemente no lo fuera nada al lado suyo, nada sería todo en comparación a su presencia.

  Reposa sus ojos sobre las letras del libro, mas su mente se halla en cierto caído que causa un aleteo ameno en sus latidos, en un ángel perdido que ama atemorizar a las inocentes plantas y usar gafas en todo momento. Aferra sus manos al libro, cerrando por momentos los párpados, rememorando ese casi beso, en ese insistente grito en su cabeza que le pide por favor probar la boca de la serpiente.

  — ¡Hola Anathema! ¡Hola Newt!

  — Hola niños, hola Pepper — Azirafel abre los ojos y contempla a la señorita frente suyo, ella gentil asiente en su dirección. Quizás jamás supere el no intencionado robo de parte suyo y Crowley, además que casi le calcinan dos veces aquel libro profético —. ¿A qué juegan?

  — Vamos a construir esculturas de barro.

  — ¡Pienso en hacer a Perro!

  Perro gime en protesta, no quiere ver una figurilla monstruosa de él hecha por un chico a punto de cumplir trece, aunque es su amo y amigo, así que deberá conformarse con lo que salga.

  — ¿Podemos quedarnos?

  — ¡Newt! Quizás los c...

  — Sí, pueden quedarse — avisa Wensleydale después de visualizar la aceptación de los Ellos y el ángel.

  Azirafel en su sitio piensa que ese tal Newt es un cachorro en compañía de una loba como lo es la bruja, y es tierno, unos polos opuestos que se atraen sin oponer fuerza, como si el destino los hubiera unido no por puro capricho, sino sabiendo que así complementarían.

  Anathema echa la manta del picnic sobre una zona de suelo regular y la pareja se sienta muy juntos, brazos contra brazos ante la mirada cuidadosa del ángel; ella busca en la canastilla los alimentos que equipó para la salida, y Azirafel, además de ansiar probar los bocadillos, - y con un suspiro de su alma - quiere alimentar a Crowley con sus propias manos al igual que lo hace la joven con Newton, y que Crowley haga lo mismo, así de dulce, así de decididos. No, niega, sólo quiere tener a Crowley a su lado, cuidarlo con alas y espadas flameantes, y de poder, leerle algunos libros, acariciar los cabellos y frente, besarlo, pertenecerle...

  En definitiva debe ver a Crowley de inmediato. Con un chasquido el ángel desaparece abandonando todo atrás. Perro inclina la cabeza, al igual que su dueño Adán, los dos iguales de sorprendidos.


Y Azirafel se puso las alas y salió volando a encontrarse con su querido  👼✨

En el próximo capítulo comienza lo dulzón y parte de los problemas.

Hasta el capítulo que viene.

                   Cactus_03

PD: si gustan de una buena lectura de los Ineffable Bureaucracy (Gabriel y Beelzebub) , quizás les guste "The perfect parents", una obra publicada en mi perfil.
Aquí el enlace:

https://my.w.tt/Nnsfu9VEO2

°•. six thousand ineffable years .•° Cactus_03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora