|1 - Nueva etapa. |

1.6K 155 251
                                    

7 de octubre del 2019.

La alarma hizo vibrar la mesa a un costado mío y retumbó en las cuatro paredes como el sonido más molesto que pudiera existir. Saqué mi brazo de entre las sábanas y lo alargué para sentirla, y una vez que la encontré, la golpee con tosquedad hasta que se detuvo. Probablemente un par de golpes más y se rompía como las anteriores; esa era la principal razón por la que nunca usaba la alarma directa de mi celular.

—Mmmhm... —Malhumorado y somnoliento, me deslicé fuera de la cama con pesadez, sentándome en el borde con la mirada perdida en un zapato yaciente en el suelo. —Joder. —Maldije, siendo una vulgaridad la primer palabra de mí día, como todos los días.

Sin más preámbulos me levanté y proseguí a prepararme para mi primer día en el nuevo colegio. El motivo de mi transferencia fue por ciertas inconformidades de mi madre con la manera en que las cosas se manejaban; ella los llamó "bestiales", o una palabra del mismo calibre. Por mi parte, había estado en completo desacuerdo desde un principio en cambiarme a estas alturas donde sólo me quedaba un año para terminar. En mi antiguo instituto, pretendía convivir con mis amistades todo lo que restaba y graduarnos juntos; pero qué va, no tengo el control de estas malditas decisiones por ser menor de edad.

Con un estilo grunge casual y mi cabello a los hombros ligeramente alborotado, salí de mi habitación y bajé hasta la cocina para tomar un desayuno rápido.

—¡Buenos días Inosuke! ¿Emocionado por tu primer día de clases? —La irritante voz del esposo de mi madre fue lo primero que escuché al llegar. Dōma era un buen tipo, pero su personalidad simplemente no encajaba con la mía. Él era un cúmulo de ánimos y alegría mientras que yo... Bueno, era yo. Un Dios.

—Buenos días. —Respondí con sequedad, sentándome a su lado donde los alimentos ya estaban servidos por mi madre; la mujer más noble y amorosa del mundo.

Y hablando de la reina de Roma...

—Buenos días dulzura. —Kotoha, mi madre, se acercó a mí y dejó un beso sobre mi cabeza, despeinándome un poco. —¿Todo listo? Puedo llevarte si quires. O si prefieres irte en esa cosa,  sólo recuerda llevar casco. —Agregó, sentándose en el otro extremo mío. Llamaba "cosa" a mi motocicleta ya que nunca ha sido gran fanática de ellas.

Tuve que rogarle por meses para que me comprara una en mi cumpleaños pasado, aunque eso sí; me dio decenas de condiciones para que esto sucediera.

—Me iré en Lucy. —¡Pero por supuesto que mi moto tenía nombre! Era como una novia. —Eh, espero no me toque con una bola de ineptos para que el jodido año se pase rápido.

—Anímate Inosuke, es la oportunidad perfecta para hacer todavía más amigos antes de ir a la universidad. Y, ¡quién sabe! Quizá una novia, ¿hehe? —Comentó Dōma con su estúpido estado animado otra vez. Lo miré indiferente, rodando los ojos.

—Sí, sí, como sea. Mi única novia es Lucy. Las demás son una bola de perr...

—¡Inosuke! —Fui irrumpido por mi madre que no me dejó terminar la majadería que iba a salir de mis labios. Me tapé la boca de inmediato, olvidaba siempre que ella detestaba las malas palabras y más en la mesa.

—¡Lo siento, ya! No volverá a suceder.

Y así, terminó mi rutinaria mañana en familia disfuncional.

~

El tiempo que me hice camino al instituto montado en Lucy fue de aproximadamente 10 minutos; era una ventaja estar relativamente cerca.

Estacioné en un aparcamiento interno de la misma preparatoria y entré un tanto desorientado con mis papeles en mano. Los susurros a mi al rededor comenzaron a hacerse sonar, y, ¿cómo no? Los ojos mundanos de todos presenciaban a un ser divino como yo.

The Best of Me | • InoTan • |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora