Nos quedamos recostados hablando sobre las cosas más irrelevantes que se nos ocurrían; como el nombre correcto para ciertas tonalidades de colores en el interior del auto, o calcular la velocidad a la que las gotas se deslizaban por la ventana. Me encantaba lo fácil que era relajarme con Tanjirō. Había perdido la noción del tiempo hasta que él mismo se levantó y pidió que lo llevara a casa puesto a que tenía un compromiso familiar esa tarde, como todas las demás tardes. Era algo que me daba curiosidad, ¿de qué se trataba? Por supuesto no me había animado a preguntar. Por mi mente se cruzaba un posible homenaje a su familia, o una especie de costumbre por parte de sus otros familiares con la finalidad de pasar más tiempo con él y su hermana.
Conduje hasta su hogar, siendo precavido en todo momento. A pesar de que él no dijo nada al respecto durante el trayecto, podía sentir la tensión en su cuerpo mientras mantenía la mirada al frente. Quizá el hecho de ir en un auto con esa pésima condición climática le causaba cierta inseguridad en su persona. No le culpaba; en absoluto. Al contrario, mantuve un ritmo considerablemente lento, tratando también de hablar de cualquier otra cosa que pudiera distraerlo de sus tormentosos recuerdos.
Cuando finalmente llegamos, estacioné frente a su casa, pegando el auto a la acera para que no se mojara los pies al bajar con el agua encharcada de la calle.
—Muchas gracias, Inosuke. —Comentó con su usual estado de ánimo, tomando su mochila y dejando mi chaqueta a un lado. Fruncí el ceño.
—¡Hey, hey, hey! —Le llamé la atención, recibiendo su mirada confusa al instante. Apunté a mi chaqueta. —Llévatela. Puedes mojarte en este tramo a tu puerta, es mejor prevenir.
Recibí un puchero de su parte. Probablemente lo hizo inconscientemente, pero ese gesto había bastado para que mi corazón se derritiera. Tanjirō había comenzado a entender que discutir conmigo era imposible, porque no me detendría hasta conseguir la victoria.
—Bien, bien. La llevaré. —Tomó la chaqueta y la extendió para cubrirse la espalda y cabeza.
Justo cuando estaba a punto de bajarse del auto, se detuvo y volvió a verme.
—Uhm, ¿Inosuke?
Regresé mi atención a él.
— ¿Si?
—Me gustaría que conocieras a mi hermana, Nezuko. —Dijo, esbozando una cálida sonrisa en sus labios. —No hoy, claro, no tenemos que apresurarnos tanto —continuó— pero, ¿Qué tal la próxima semana?
Su petición me tomó por sorpresa. Sabía que la antes mencionada era adorada por el pelirrojo gracias a las cuantas ocasiones en que llegó a hablar un poco sobre ella, sin mencionar que era la única de sus hermanos que había sobrevivido junto con él; el hecho de que quisiera que yo le conociera me hacía sentir completamente halagado.
—Eh, ¡Sí! ¡Por supuesto que sí! —Respondí casi de inmediato, animado. —El lunes no puedo faltar a la práctica del equipo, pero... ¿qué tal el martes?
Asintió con la cabeza, sujetando bien la mochila sobre su hombro derecho.
—Bien, el martes será. —Abrió ligeramente la puerta, girándose a verme antes de salir. –Ten un buen fin de semana, Inosuke. Nos vemos.
Un impulso creado en mi interior quería jalarlo del brazo para besarle en ese momento, pero no lo hice; no pretendía saturarlo con mis besos y que las cosas se volvieran incómodas. Me limité a sonreír y a asentir con la cabeza.
—Igualmente tú. Adiós, Tanjirō.
Lo vi bajarse del auto, apurándose de inmediato a entrar a su casa donde su abuelo ya lo esperaba en la puerta. El anciano me daba un poco de temor; parecía ser bastante estricto, aunque hasta la fecha no había tenido oportunidad de verle el rostro por el gorro que siempre usaba. Era todo un misterio que no tenía muchas ganas de descubrir aún.
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The Best of Me | • InoTan • |
Fanfic"Gracias... Por sacar lo mejor de mí." Desde que su madre se casó de nuevo, Inosuke había tenido un giro de 180° grados en su estilo de vida; Entre tantos aspectos, cambiarse de instituto era uno de ellos. El colegio Sandcastle sería donde terminar...