| 5 - Rescate. |

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Lo primordial era pasar el muro que rodeaba al instituto. Según Tanjirō –quien conocía mejor las instalaciones y el perímetro que yo– la alta muralla era completamente cerrada a excepción de la entrada donde se hallaba el portón de acceso para estudiantes y alumnos, y donde también, se encontraba el velador que cuidaba desde la base.

Existía una salida de emergencia en la parte trasera, pero dadas a las altas horas de la noche y la tranquilidad con la que se contaba, dicha salida estaba cerrada completamente desde dentro.

Por desgracia no era un experto en abrir puertas y cerraduras, aunque con las amistades que tenía en el colegio anterior debí haber aprendido un poco de esas mañas. Sí, esa era la principal razón por la que mi madre no estaba de acuerdo con dejarme continuar estudiando con esa "bola de delincuentes" como ella los hacía llamar.

—Tsk, esto será más complicado de lo que pensé. —Murmuré tanto para mí como para el pelirrojo a mi lado. Habíamos dado una vuelta completa al campus para medir la altura del muro y averiguar si existía algún punto que pudiéramos trepar.

—Deben ser tres metros de altura aproximadamente, sino es que hasta tres y medio. —Agregó él mientras ambos mirábamos hacia arriba.

Ya habíamos perdido media hora en dar vueltas y pensar en alguna solución; necesitábamos actuar ya antes de que la batería de Zuko se agotara.

—¡Ugh! Bien, veamos... —Di unos pasos hacia atrás, lo suficiente para poder alcanzar a ver qué había del otro lado del muro. Si nos encontrábamos con algún edificio cercano, un techo, o hasta el mismo pasto, podríamos escalar y bajar del otro lado sin mayores complicaciones de caer y rompernos algo.

—¿Buscas una caída segura? —Preguntó él casi de inmediato como si leyera mis pensamientos.

—Sí, exacto. Parece que aquí... —Callé por unos segundos, logrando visualizar a lo lejos una de las paredes con el símbolo del jabalí pintado. El animal del instituto estaba únicamente pintado en las paredes interiores que rodeaban a los campos de entrenamiento –ya que en los interiores como los pasillos y aulas, se contaba con lonas con el símbolo grabado–, las veía todos los días cada que tenía juego con mis compañeros de equipo. —...Estamos justo al otro lado de los campos de entrenamiento; puedo ver las paredes pintadas.

—Lo que significa que hay pasto justo detrás. —Concluyó de nuevo casi a la par. Sabía que Tanjirō era inteligente, pero aun así me sorprendía cómo su lógica trabajaba mucho más rápida que la mía. Maldita sea.

—¿Por qué tienes que decirlo antes que yo? Ngh. —Bufé, subiéndome las mangas de la chaqueta hasta los codos. —De acuerdo, esto haremos. Voy a cargarte para que subas y llegues al borde.

No era tan desapercibido como para no darme cuenta que la condición física del contrario era menor a la mía. Tendría que cargar con él para este primer paso, pero era lo de menos.

Por la expresión en su rostro deduje que no estaba tan de acuerdo con mi decisión.

—¿Estás seguro, Inosuke? No soy tan ligero, sabes... —Hablaba apenado a lo que yo negué con la cabeza.

—Eres delgado, Tanjirō. No debes pesar más que yo, y puedo levantar casi el doble de mi peso cuando estoy en el gimnasio. Así que, vamos. —Puse mi espalda contra la pared y me incliné un poco en forma de cuclillas, estirando mis manos juntas hacia el frente. —Pon tu pie en mis manos y sostente de mis hombros; después impúlsate con las manos apoyadas en la pared para poner tus rodillas en mis hombros...

Le di una larga y detallada explicación sobre cómo hacerlo y evitar que se cayera o tambaleara. Pondría todo de mi parte para evitar que algo malo sucediera, aunque no me preocupaba de que no entendiera; él era astuto.

The Best of Me | • InoTan • |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora