| 7 - Lluvia. |

839 109 146
                                    

—¡¿Eh?! —Los colores tomaron posesión de mi rostro y fue inevitablemente sentirme avergonzado. —¿Tú... pensaste que no lo haría? ¿Significa que desde hace tiempo lo esperabas? —Pregunté con una evidente confusión en mi voz.

Tanjirō soltó una pequeña risa, una de esas donde sus ojos se hacían tan pequeños que se ocultaban en su rostro. Realmente debía parecer un tarado para que incluso él se riera así.

—Debo confesar que estuve tentado a besarte la primera vez que estuvimos en tu habitación. —Expresó, tocando la punta de mi nariz con su dedo índice. —Pero no estaba seguro todavía de que fueras como yo, así que... decidí esperar.

Mis ojos se abrieron con sorpresa al escucharle. Fragmentos de aquel día volvieron a mi cabeza; por supuesto que lo recordaba. En el momento en que estuvimos tirados en el suelo después de hacer la tarea de inglés hubo un instante en el que nuestras miradas se encontraron y me estremecí por completo ante tal cercanía y conexión. Y pensar que desde ese día Tanjirō ya veía algo en mí...

Antes de poder responder a esa confesión suya, ambos notamos una sombra en la ventana de su casa. ¿Acaso su abuelo estuvo viéndonos? Aunque solo podía ver su silueta, no sé por qué tenía la sensación de que era un hombre intimidante.

—Oh, es el abuelo. Debe querer que ya entre, es tarde... —Respondió él a mi pensamiento. El taheño regresó su atención a mí, regalándome una bonita sonrisa en aquellos labios que había probado hace apenas unos minutos. —Bueno, Inosuke... te veo mañana en clases. Avísame cuando estés en tu casa, ¿de acuerdo?

Pidió con un tono dulce en su voz. Se acercó a mí y me dio un abrazo corto, pero lo suficientemente estrecho para que mi corazón diera un vuelco en mi pecho.

—Sí, yo... ¡Buenas noches! Uhm, ¡descansa y duerme bien!... —Me había convertido en un manojo de emociones diversas, y es que ¿cómo reaccionar con una persona que acabas de besar? No terminaba de adaptarme. —¡Te avisaré cuando llegue! Toma el tiempo, apuesto a que me hago menos de diez minutos.

Expresé con cierta seguridad en mis palabras como era habitual cada que me imponía un reto a mí mismo. Recibí una sonrisa de nuevo del contrario, quien comenzó a encaminarse a su hogar.

—Tárdate 10, 20 o 30 minutos si quieres... —Se detuvo, girándose a verme con un deje de seriedad en su rostro. —Pero llega a salvo.

A pesar de ser un comentario meramente común que le dirías a cualquier persona al despedirse, en esta ocasión se sintió diferente; personal, real y profundo. Me dio un ligero escalofrío y no hacía falta especificar el por qué.

Con la desgarradora experiencia que tuvo Tanjirō en perder a su familia en un accidente vial, lo que menos deseaba era perder a alguien más.

—Prometo hacerlo. —Dije. —¡Llegaré sano y salvo!

Me dedicó una última mirada cálida antes de entrar a su casa, cerrando la puerta detrás suyo. No recuerdo el tiempo que me quedé de pie mirando en esa dirección, pudieron ser un par minutos o unos simples segundos. Al salir de aquel pequeño trance proseguí a ponerme el casco y emprender camino de vuelta a mi hogar.

~~~

18 de octubre de 2019.

El viernes llegó mucho más rápido de lo que imaginé. Los días posteriores a aquella noche fueron de los más cómodos jamás experimentados por mí. ¿Por qué? Simple; El aura entre Tanjirō y yo había cambiado notoriamente. No habíamos hablado de lo que sucedió entre nosotros, pero tampoco se sentía una tensión al respecto.

Parecía como si aquel beso era algo que tenía que suceder; Tarde o temprano.

Por naturaleza.

The Best of Me | • InoTan • |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora