IX. Hechizado.

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El viaje resultó muy productivo, conseguí financiamiento para la construcción del hotel en Japón y descubrí que Hyeon trabajaba en una importante casa de bolsa en Seul y que uno de mis socios era su cliente, muy conveniente.

El lunes por la mañana le pedí a mi asistente que consiguiera el teléfono de ese lugar y que me sacara una cita directamente con él. Los negocios me habían enseñado que al enemigo había que tenerlo cerca si se quería acabar con él.

Jungkook seguía sin buscarme, hoy justamente se cumplían dos semanas de nuestro último encuentro. Ah, pero, ¿qué hacía yo pensando en él y buscando conocer a su novio?, sonreí malévolamente.

¿Qué cara pondría el si me viera en algún lugar con él?, ¿cuál sería su reacción al enterarse que lo conozco?

Tal vez le devolvería el golpe que él me dio cuando yo lo vi con él, aunque no sería lo mismo.

El martes llegue a las once en punto a la casa de bolsa, la asistente de Hyeon me dijo que estaba en una junta, que me sentara a esperarlo, tomé una revista y me senté en el sillón. A los quince minutos llego él y al verlo de inmediato vino a mi mente la escena que presencié afuera del departamento de Jungkook y la misma sensación me recorrió nuevamente. Él se acercó y me estrechó la mano cordialmente.



– Disculpa la tardanza, la junta se prolongó más de lo previsto, tú eres...

– Kim Tae Hyung, soy socio de Park Hyung Sik y él me recomendó contigo, Hyeon, ¿verdad? – respondí estrechándole la mano y ahí agradecí las clases de actuación que había tomado en la preparatoria, porque le sonreí sin que él notara que en realidad quería golpearlo.

– Sí, Park Hyeon, mucho gusto.

– Igualmente – le mentí categóricamente.

– Pasemos a mi oficina.



Estuvimos hablando de inversiones, era bastante bueno en su trabajo y conocía a la perfección el manejo de la bolsa, sería un negocio bastante productivo trabajar con él, un negocio redondo. Sonó su móvil y sonrió enormemente al leer el mensaje, supuse que era de Jungkook porque hasta le brillaron los ojos. Salió de su oficina por unos documentos que tenía que firmar y el muy torpe dejó su celular sobre el escritorio, así que lo tomé y leí el mensaje que le había llegado, lo tenía registrado como "princesa".



"Hola bombón, ardo en deseos de que sea viernes para verte.

¿No podrías hacer hoy una excepción y salir conmigo en lugar de con él?

Besitos Hyeon."



Dejé el móvil de nueva cuenta en el escritorio y sonreí.

¿Así que Hyeon escondía un secretito?

Que conveniente resultó eso para mí. El idiota ignoraba que su novio le estaba pagando con la misma moneda y que ahora él mismo sería quien me lo pondría en bandeja de plata. Jungkook no se merecía a un tipo como él y si él no me buscaba yo llegaría a él y, esta vez, sin reglas.

Hyeon regresó y se sentó frente a mí, me entregó todos los papeles que debía firmar y volvió a llegarle otro mensaje a su celular, al ver la expresión de alegría de su rostro decidí arruinarle sus planes, ya sea que fueran con Jungkook o con la "princesa".



– ¿Qué te parece si vamos a cenar esta noche?, para celebrar el cierre del negocio.

– Claro, me parece estupendo – aceptó de inmediato.

– Acaban de inaugurar un restaurante de comida italiana en el centro. ¿Qué tal si nos vemos ahí a las ocho?

– Genial.

Tentación II.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora