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《"Está es la mejor esperanza del hombre. Abajo el mundo moderno. De vuelta a la Edad de las tinieblas y a la seguridad del miedo divino"》
...

[Al norte en
una isla remota]

—Estoy pidiendo su ayuda. Creo que hay un desconocido que viene del mar a esta aldea. Viene en el invierno cuando la gente tiene hambre... él trae pescado. Él viene con la marea más alta. Como anoche. —dice Bruce Wayne, mirando con súplica al hombre sentado frente a él. Supone es el líder de la pequeña aldea.

El hombre dice algo en un idioma que no entiende, por lo que la persona a su lado le traduce.

—Icebergs en el agua. Hace 4 meses que no pasa un barco.

—Bueno, este desconocido  no viene de un barco. —apunta Wayne, sabiendo que el hombre rubio que le habla ahora, es a quien realmente busca. —Hay enemigos viniendo desde muy lejos. Necesito guerreros. Estoy formando una alianza para defendernos. Mira, te daré 25 Para hablar con este hombre ahora mismo allá afuera.

El enorme hombre rubio y todos los demás aldeanos comienzan a reír cuando dice algo que Bruce no entiende pero sabe que es alguna clase de burla.

Entre las risas, un anciano comienza a toser ruidosamente, llamando la atención del millonario azabache, quien gira a verlo; Bruce se fija en el mural detrás de las personas cuando le dan espacio para respirar al hombre.

—Dime lo que son las 3 cajas y haré que sean 30. —Entonces ofrece. No quiere irse sin nada, y si puede conseguir más información sobre el misterio de las cajas, no será un viaje en vano.

—Deberías irte. —amenaza el enorme hombre, reaccionado de una mala manera ante la oferta y curiosidad de la persona de ciudad.

—¿Al menos podrías decirme donde queda la Atlantida?. —ante aquella mención, el hombre toma a Wayne por el cuello de su camisa y lo estampa contra una pared cercana, sosteniéndolo con irá. —Arthur Curry, también conocido como el protector de los océanos. Aquaman. —desenmascara Bruce. —Dicen que hablas con los peces.

[...]

—Déjame ver si entiendo... te vistes de murciélago ¿de murciélago de verdad?

—Funcionó durante 20 años en Gotham. —menciona Bruce con simpleza sin explicar mucho.

Caminan fuera de donde estaban hace unos minutos, recibiendo el salado y frío aire de la isla.

—Ese muladar. —ofende Arthur con intención.

—Te necesitamos en la batalla. —menciona Wayne inmediatamente, no tienen tiempo para dar tantas vueltas; aunque él allá iniciado con la escena en el bar.

—No cuentes conmigo Batman. —se niega el atlante inmediatamente. Ni siquiera lo piensa, o eso cree el hombre de Gotham.

—¿Por qué no?

—No me gusta que vengas aquí y te entrometas en mi vida. El pueblo de la Atlantida dice: "Haz esto" y vienes y dices "Haz aquello" sólo quiero que me dejen en paz.

—¿Por eso ayudas a estas personas aquí en medio de la nada?

—Yo ayudo porque nadie más ayuda.

—Si quieres protegerlos, tienes que trabajar conmigo. —insiste el azabache, sin embargo el hombre con el que habla es realmente terco; más de lo que imaginó.

—Los fuertes son más poderosos solos ¿Has escuchado eso? —dice Curry, comenzando a quitarse el enorme abrigo que lleva, entrando luego al agua helada.

—El dicho no es así. Estas diciendo lo contrario. Dime al menos que son las tres cajas. —persiste Bruce en querer saber qué esconden, qué significan.

—Es un mito antiguo. No tiene importancia.

Y sin más, Arthur Curry desaparece ante él en el agua.

Es poco decir que Bruce se encuentra frustrado.

[En el Jet de

regreso a Gotham]

—Quiere decir que no tiene como volver a conectar con ese Aquaman. —señala Alfred caminando hacia la pequeña oficina improvisada del Jet. Bruce sale del baño luego de afeitarse la incómoda barba que llevó por un tiempo mientras estaba tras las sombras.

—He puesto un rastreador en su chaqueta, pero él se fue sin ella. Creo que no era de él.  —explica y menciona con fastidio. —aquellos cuadros en las notas de Luthor, creo que son algún tipo de contenedor. —cambia de tema, acercándose a la mesa en donde tiene todos los papeles con la información que a conseguido hasta ahora.

—¿De qué? —pregunta Alfred parándose a su lado, mira las notas intentando encontrar alguna pista sobre las dichosas cajas misteriosas. Aquellas cosas parecen ser la base de todo.

—No lo sé. Dinero, poder. Algo por lo que vale la pena comenzar una guerra.

—Bueno, tuvimos suerte con una persona en la lista para el equipo. —menciona el mayordomo amigo, intentando desvanecer parte de la obvia frustración que rodea a Bruce. —Barry Allen, de Central City. Está completamente fuera del radar. No tiene residencia fija creo, se muda repentinamente y con frecuencia. —apareciendo una pantalla, Alfred se sienta en una de las sillas de la pequeña mesa y explica todo lo que a encontrado.

—¿Un acto de desaparición? —cruzando los brazos, Wayne ve en la pantalla toda la información que tienen sobre el tal Barry Allen.

—Pero si visita a su padre... en prisión. Por haber asesinado a su madre. —ante el dato, ambos hombre no pueden evitar hacer una mueca de pesar. —El joven Barry siempre defendió la inocencia del padre, pero tenía nueve y nadie le prestó atención.

—¿Conocemos a alguien en la prisión?

—Si. Vamos a encontrar la dirección.

—¿Y en cuanto a Diana? —pregunta Bruce ligeramente, como si no quisiera tocar el tema.

—Ya tiene su número. —le recuerda Alfred con una voz de reproche.

—Debiste haberla llamado.

—¿Debería viajar a París, con una nota escrita a mano que diga: "¿Quieres ser compañera de Bruce Wayne? Responda: Si o No"? —se burla Alfred con cierta indignación. No entiende por qué Bruce evita tanto a la señorita Prince, cuando parecen tener bastante química entre ellos.

—Sólo me interesa por sus habilidades. —dice Bruce sin mucha importancia real. Sabe lo que Alfred intentó mencionar con todo aquello.

—Amo Bruce, realmente no entiendo por qué evita tanto el darse una oportunidad con la señorita Prince. Ambos tienen química. Debería dejar de fingir que no se da cuenta.

Wayne, como siempre, ignora las palabras de su mayordomo. Alfred tiene cierta razón, pero aunque Bruce lo intente, ese sentimiento que aparece cuando piensa en avanzar, no lo deja.

Cree que tiene algo que ver con el sentimiento de culpa por la muerte de Superman, pero tal vez sólo se este engañando y sea algo más.

—¿Podemos? —pregunta algo impaciente mientras señala la pantalla con la información.

Dejando pasar el tema, Alfred continúa. —Bueno. El reconocimiento facial es un poco complicado con un tal "Victor Stone" C.I de genio. Beca de fútbol en la universidad de Gotham... y fallecido.

—Lo supuse. Cuentos de hadas e historias de fantasmas. —referencia Bruce, suspirando con cansancio.

—¿Qué de los días en que nuestros mayores problemas era pingüinos con cuerdas explosivas? —se queja Alfred con el mismo cansancio que Wayne.

—La vida simple. —señala el hombre millonario dejándose caer en la silla al lado del hombre mayor.

—No reconozco este mundo. —dice el mayordomo con cierta tristeza y decadencia.

—No hay que reconocerlo. —indica Bruce, mirando vagamente a la zona donde un pequeño Dick esta arrodillado sobre los asientos del Jet, mirando por la ventana con tanta curiosidad. —Sólo necesito salvarlo.

Liga de la Justicia. [superbat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora