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《"Apenas puedo leer el periódico. Hay tanta maldad"》
...

[Casa a las afueras
de Gotham de
Bruce Wayne]

—¿Sabes? He pagado millones de dólares por la seguridad de este edificio. —dejando lo que hacía, Bruce Wayne se gira a ver a quien a entrado a su taller.

—Si, parecía costoso. —con un tono de voz suave pero burlesco, Diana Prince saluda al hombre frente a ella. En sus brazos, el hijo de Bruce, el pequeño Richard.

Hace algunos años, cuando fue en busca del hombre de Gotham, se encontró con la sorpresa de que cuidaba de un pequeño niño, descubriendo luego que era su hijo. Richard había crecido viendo a Diana ir y venir en visitas, considerándola una buena amiga de su padre.

—Hola. —limpiando sus manos, Bruce le da toda su atención a la mujer.

—¿Nuevo juguete? —señala Diana la nave detrás de Bruce.

—Prototipo de transportador.

—Yo conocí a un hombre que habría adorado pilotarlo. —menciona con nostalgia.

—¿Y dónde está? —pregunta Dick, hablando por primera vez desde que bajaron al taller.

—Se fue hace muchos años. —mirando al pequeño niño, Diana sonríe con tristeza mientras acaricia dulcemente su mejilla.

—Vamos a necesitar más que a un piloto. Creo que un ataque se aproxima. —anuncia Bruce, intentando romper el pequeño momento triste.

—No se aproxima, Bruce. Ya esta aquí. —aclara Diana, su mirada es severa y sus palabras seguras.

[...]

—No vayas muy lejos. —le advierte Bruce a Richard; ahora están en el enorme jardín del lugar, un pequeño bosque que mantiene la casa oculta de ojos indiscretos. El pequeño niño asiente antes de correr a jugar entre los árboles.

Diana y Bruce comienzan a caminar por el lugar, la mujer es la primera en comenzar a hablar.

—Lo llaman Steppenwolf. —relata. —El fin de los mundos. El vive sólo para conquistar. Millones cayeron ante su espada y los levantó de nuevo como sus parademons. Criaturas de pesadillas que se alimentan del miedo.

—Si, creo que conocí a uno. No nos llevamos bien. —menciona Bruce, haciendo memoria de todos los encuentros que tuvo con esas cosas.

—¿Aquí en Gotham?

—Están por todos lados. Están buscando... ¿Cajas?

—Las caja madre. —reconoce Diana.

—¿Cajas madre? Supongo que Steppenwolf se llevó la que tu gente protegía y ahora sólo quedan dos. —deduce Bruce.

—Estoy impresionada. —Prince sabía lo inteligente que era Bruce, pero no imaginó que estuviera tan informado sobre este nuevo problema.

—No lo estés. No tengo idea de lo que contienen. ¿Un arma? ¿una especie de poder?

—No contienen poder, ellas son el poder. —corrige la mujer. —Llevadas de planeta en planeta, las cajas madre se combinan para formar la Unidad, un poder apocalíptico que no sólo destruye mundos, sino los trasforma en la esencia infernal del mundo natal de Steppenwolf. —luego de una pequeña pausa, continúa contando la historia que le fue contada a ella hace muchos años. —Debíamos haber muerto, pero formamos nuestra propia Unidad. Amazonas, Atlantes, todas las tribus de los hombres luchando lado a lado. Guerreros de leyendas, aliados de otros mundos. Hasta los propios dioses actuando todos como uno, dando sus vidas para alejar a Steppenwolf de aquí. Algunos dicen que enloqueció con la desgracia de su primera derrota. El juró que nuestra alianza sería destruida, que la oscuridad cubriría la Tierra y entonces él volvería en ese momento. —deteniéndose frente al lago, Diana finaliza la historia. —Dejadas atrás, las cajas madre eran demasiado peligrosas para mantener juntas. Una fue confiada a las Amazonas, otra a los Atlantes, ambas selladas y guardadas en fortalezas seguras. La caja de los hombres fue enterrada en secreto para que ninguna tribu intentará usar su poder sobre otra.

—Algo me dice que no vamos a poder unir de nuevo a la banda. —bromea Wayne ligeramente.

—Los Atlantes fueron forzados a estar bajo el agua y las Amazonas a una isla de donde no pueden salir.

—Yo no contaría con la tribu de los hombres. ¿Cuánto hasta que...

—Días. El error de Steppenwolf la ultima vez fue atacarnos. Él quiso hacer a la Tierra arrodillarse antes de destruirnos. Esta vez sólo va detrás de las cajas.

—Tengo la localización de uno de nuestros reclutas. —menciona Bruce, mirando el lago frente a él. No quiere  ver la expresión de desaprobación que sabe Diana le dará.

—Vamos a pedir a desconocidos que arriesguen sus vidas.

—Lo sé. Así es como funciona. —si fuera por él, trabajaría solo como siempre a hecho, pero sabe que de esa forma es imposible que gane; no es tan fuerte como lo aparenta. No por lo menos ante esta nueva amenaza.

[...]

Por otro lado, mientras los adultos hablan, Dick no está muy lejos. En la rama de un árbol, ve a un extraño hombre aparecer entre los demás árboles.

—¿Quién eres? —con sigilo, Richard baja del árbol en el que esta y se desliza hasta quedar detrás del desconocido que miraba en la distancia a su padre y a Diana.

Sorprendido, el chico se gira abruptamente a ver al niño. —¿Tú quién eres?

—A Bruce no le gusta la gente que se mete en la casa sin permiso. —advierte el pequeño niño, cruzándose de brazos mientras espera una explicación. Sus inquisitivos ojos estudian el rostro aparentemente metálico del desconoció. Se pregunta si es alguna clase de maquillaje o qué, sin embargo no dice nada.

—Calmate, pequeño niño, ya me voy. Sólo quería saber algunas cosas. —Y sin darle tiempo a Dick para que diga algo más, el chico sale volando, dejándole sorprendido. A visto a Diana volar, sabe quien es, pero su pequeña mente siempre se emocionara por aquellas cosas.

Bajando la vista de nuevo a la tierra, se fija en que Diana y Bruce ya no están frente al lago, así que corre de regreso a la casa.

[...]

—El programa siempre se vuelve inestable con ese vídeo. —en el taller, Alfred le a mostrado a Diana el vídeo que tienen del tal Victor Stone. En el camino de regreso a la casa, decidió junto a Bruce, que ella se encargaría de encontrar a Stone mientras él iba por Allen a Central City.

Ahora, el vídeo a comenzado a mostrar fallas.

—¿Qué haces? —apareciendo de la nada al lado de ella, Dick pregunta. —¿Dónde está papá?

—Richard, deje a la señorita Prince, esta ocupada con algo importante. —acercándose para alzar al niño, Alfred lo mantiene en sus brazos y aleja de Diana, quien está concentrada en la computadora.

"Diana Prince. ¿Por qué me busca Bruce Wayne?" Aparece de repente en la pantalla negra.

—¿Sabes quienes somos? —aunque sorprendida, la mujer pregunta lentamente.

"Y también sé quién eres tú." Ante aquello, una serie de imágenes y vídeos tomados de Diana como la mujer maravilla aparecen.

—¿Eres Victor Stone?

"Era."

—Necesito hablar contigo. —pide inmediatamente antes de perder comunicación.

"Ya lo haces."

Cara a cara. —propone —Soy a la antigua.

"¿Por qué habría de confiar en ti?"

—Si fuera a atacarte, lo habría hecho en el lago. —revela, consiguiendo que Victor le envié un lugar donde verse.

—Creo que logró un encuentro Srta. Prince. —alaba Alfred con emoción.

—Eres increíble, Diana, papá no puede hablar con las computadoras. —menciona Richard inocentemente y con emoción. La mujer sonríe con humor, mientras Alfred se permite reír un poco por las ocurrencias del niño.

Liga de la Justicia. [superbat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora