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《Mi hogar.》
...

[Granja de los Kent;
Smallville, Kansas]

En la grandeza de los maizales detrás de la casa, Clark Kent admira la compleja simpleza de volver a la vida.

—Nos trajiste aquí... —le sorprende Lois detrás de él. —te acuerdas.

—Este es mi hogar. —dice cuando gira a ver a la mujer.

—Hueles bien. —dice ella con una sonrisa divertida cuando ambos están lo suficientemente cerca ahora.

—¿Pero antes no?. —bromea Clark, sonriendo por primera vez desde su regreso. La broma hace reír a Lois y él no sabía cuanto necesitaba eso hasta ahora. Volver a la vida era confuso, pero sentía que extrañaba a todos con demasiada profundidad aunque había también sentido que sólo había dormido una siesta.

—Te extrañe. —dice ella con cariño y dolor. Aunque antes de su muerte ella y Clark habían terminado su relación, el amor que ambos habían tenido por el otro perduró, convirtiendo su relación en una inquebrantable amistad. Kent siempre iría al rescate de Lois sin importar qué, ella siempre sería su ancla.

En un abrazo, ambos se deshacen de cualquier peso, calmando sus sentimientos de perdida.

—Creo que deberías hablar con alguien. —dice Lane cuando se separa, sus manos aún sosteniendo los desnudos y fuerte brazos de Clark.

Desviando su vista de Lois, ve detrás de ella a la casa y sonríe inquieto.

—Está bien. —le calma Lane cuando nota sus nervios. —Te contare todo antes de que vayas con él.

[...]

Cuando Clark despertó, no sabía qué pasaba, luego recordó ciertas cosas que no estaban claras de sus últimos minutos vivo. Cuando vio a Lois, sintió que debía ir con ella. Y cuando vio al niño en los brazos de la mujer, sólo imaginó una cosa.

Ahora que la periodista le había contado quién era realmente aquel niño, Kent no sabía cómo sentirse.

Bruce había sido breve con Lane cuando le llamó y le pidió hablar con ella, fue directo y no profundizó mucho en la relación que había mantenido con el superheroe. Richard era su hijo, fruto de una aventura que duró un tiempo entre Clark y Bruce a raíz de una entrevista que se suponía sólo sería para hablar de las compañías y trabajos del millonario.

Mirando por la ventana, Dick intenta descifrar qué dicen los adultos del otro lado. Cuando los ojos del hombre sin camisa se fijan directo en él, siente esa conexión que siempre había sido sólo una sensación fantasma.

Agachándose bajo el marco de la ventana por ser sorprendido espiando, se arrastra hasta llegar a la puerta. La señorita Lane le había dicho que esperara adentro, pero la ansiedad e insistencia de querer salir y ver de cerca a aquel hombre que había regresado de la muerte, le incitaba a salir.

Era su padre, la persona que jamás creyó conocer.

Amaba a Bruce, también era su padre, y Alfred era como un abuelo muy estricto; su familia era pequeña y perfecta, pero siempre había sentido que faltaba algo. Hace poco creyó que aquel vacío se debía a la falta de una madre, pero cuando Bruce habló con él como se lo prometió cuando discutió con Diana, entendió cosas que imaginó mal, llenó huecos y borró muchas dudas.

Decidido, salió de la casa sólo para encontrarse al hombre subiendo los escalones del porche.

—¿Estas bien?. —inmediatamente preguntó el pequeño niño de cabellos negros. Dick quería decir tantas cosas, sin embargo no sabía cómo.

—Si, es sólo que... acabo de salir de un ataúd. —Clark tampoco sabía qué decir sin sentirse incómodo. No sabía qué pensaba el niño, qué le había dicho Bruce de él o cuánto sabía. Parecía tener casi cuatro años ¿qué tanto podía saber un niño a esa edad?

—Y como es... ¿volver?. —preguntó Dick curiosamente mientras veía a Clark sentarse en los escalones.

—Incómodo. —sonrió el hombre con sinceridad. —Digo, sinceramente... es incómodo de muchas maneras. Pero lo peor es-

—Me hiciste falta. —le cortó Richard, sorprendiendo al hombre con un inesperado abrazo. —Sé que nunca nos conocimos, pero te extrañé. He tenido está sensación... de que algo falta. No sé si esta mal, pero estoy feliz de que hayas vuelto.

—Está bien. —regresó Clark el abrazo, sintiéndose inesperadamente lleno de felicidad. —¿Por qué estaría mal?

—¿No estás molesto por haber regresado? —preguntó el niño cuando se separó. Recordó lo enojada que estaba Diana y la disconformidad de los demás a que Superman regresara, incluso escuchó cuando Alfred hablaba con Bruce sobre qué querría Clark.

—No. Cometí un error al irme, pero ya estoy de regreso para arreglar todo. Y esta vez voy a hacer las cosas bien. —dijo Kent sonriendo con cariño, ganándose también una sonrisa por parte del niño.

Clark siente a Lois acercarse, pero además de ella, alguien más viene.

—¿Llamaste a mamá? —se emociona el hombre que salta de las escaleras.

—Por supuesto. —admite la mujer con una sonrisa.

—Gracias.

[...]

Luego de la conmovedor reencuentro de Marta con su hijo, todos se tomaron un tiempo para limpiar las lágrimas, pero no tenían para más. Mientras la anciana mujer hablaba con su recién descubierto pequeño nieto, Lois había apartado a Clark para hablar con él.

—Esperaba que te tomará más tiempo el recuperarte. —menciona Lois sin ver realmente al hombre a su lado.

—¿Por qué?

—Porque ahora vamos a tener que mandarte lejos.

—Con Bruce. —entiende el superheroe. La razón por la que esta vivo nuevamente.

—Él te necesita. —Y hay cierto doble sentido en la profundidad de sus palabras. No está hablando solamente de salvar al mundo. —El destino del mundo o algo así... él estaba... muy tenso sobre el asunto.

—Bueno, creo que le debo una. —menciona Clark mirando hacia la casa. Las risas de su... hijo junto a la alegría desbordante de su madre eran algo que no hubiera querido perderse por estar muerto.

—Pero no vayas a morir. —bromea la periodista. —Y la exclusiva es mía.

Liga de la Justicia. [superbat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora