Capítulo 5- El acertijo de Kagura

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-¡Dije que vamos por aquí!

-¡No, por aquí!

-¡De esta manera!

-¡Maldita sea, te destrozaré!

-¡Adelante, inténtalo bestia!

Sango, Shippou, Miroku y Kirara veían a los dos hombres discutir mientras les caía una gota de sudor de sus frentes al estilo anime.

Miroku se interpuso entre ellos mientras ambos preparaban sus armas para luchar.-Deténganse los dos. Nunca encontraremos a la señorita Kagome si ambos se pelean todo el día...

Ambos hombres se miraron el uno al otro y miraron para otro lado.

-Ahora, creo que sería mejor seguir a Inuyasha. Él podrá encontrar el aroma de la señorita Kagome.

Bankotsu parecía enojado pero asintió con la cabeza. Inuyasha orgullosamente comenzó a liderar el camino hasta que Kagura aterrizó frente a él.

-Hola, Inuyasha.

-¿Dónde está Kagome?- Bankotsu preguntó.

-¿¡Qué!? ¿te gusta esa chiquilla? Qué lindo... dos hombres peleando por la misma chica. No te preocupes Bankotsu la verás pronto y después de que termine contigo se unirá a ti.

-¿Qué demonios significa eso?- Inuyasha levantó su Tetsaiga y lanzó su ataque de viento cortante. Kagura lo esquivó fácilmente.

-Si quieres una pelea, te la daré...

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Kagome llegó a un pequeño pueblo. No estaba segura de hacerlo, pero estaba cansada de dormir en el suelo duro y frío y se estaba muriendo de hambre. Se tambaleó hacia un hombre que estaba parado afuera de su choza.

-Bueno, hola jovencita. ¿Cómo puedo servirte?

-Comida ... dormir-. Su garganta estaba tan seca por la falta de agua que esas fueron las únicas palabras que pudo decir.

-Está bien, por aquí, por favor-.
Siguió al hombre a una choza vacía.-No hemos tenido muchas visitas, así que tendrás toda esta habitación para ti. Iré a buscarte algo de comida y bebida.

-Gra... cias.

El hombre regresó poco después con un tazón de arroz y una jarra de agua. Kagome rápidamente bebió toda la jarra de agua y luego el arroz poco después. Después de comer cuatro tazones de arroz y beber cinco jarras de agua, Kagome finalmente se tumbó en el futón. El sueño llegó rápidamente a ella y no soñó con nada.

Se levantó cuando pudo escuchar una voz en su cabeza: "Mátalos, mátalos a todos como mataste a Kikyo".

-Los mataré a todos.

Ella agarró su espada y salió. Era temprano en la mañana y todos se estaban levantando. Kagome trató de luchar contra Naraku cuando vio a un niño pequeño corriendo y jugando afuera.- "Haz de ese niño la segunda persona que has matado"

-¡No lo haré! No mataré a nadie más.

"Mátalos a todos."

-¡Dije que NO lo haré!-

"Jajajaja.. ¿cuánto tiempo crees que puedes pelear conmigo?"

-El tiempo suficiente para que me vaya de aquí.

-Mi señora, ¿ya se vá?- Kagome se giró para ver al viejo que la había ayudado.

-Sí, me tengo que ir ahora.

El Dolor de una sacerdotizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora