Capítulo 11 - Resurgimiento

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-¿Porqué lleva tanto tiempo? ¿Usualmente toma tanto tiempo?

-Ten paciencia Bankotsu. Su espíritu está alejadodo de la mayoría de los demás. Debe estar en un lugar diferente. No en el cielo ni en el infierno.

-Entonces, ¿dónde sería eso?

-No puedo decírtelo. Al ver que nunca he muerto, no sé a dónde se vá, además del cielo y el infierno.

-¿Puedes hacerlo bien?

-Sí, pero déjame explicarte todo esto... No hago esto como lo hacen los demás. Cuando Kagome reviva, no tendrá que usar almas para mantenerla aquí en la Tierra... Sin embargo, solo tendrá un mes de vida, después de eso, nunca podrás volver a traerla... ¿Entonces... estás seguro de que quieres hacer esto? He oído cosas sobre Kagome y sus amigos. Son muy buenas personas. No estoy segura de que a Kagome le guste usar las almas de otras personas, así que para ella esta es la única forma.

-Vamos a hacerlo.

-Como desées.

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-¿Qué crees que está tomando tanto tiempo?- preguntó Shippou.

-No lo sé...

-¿No deberían estar fuera ahora?

Inuyasha no respondió. Sus ojos se abrieron de golpe y lentamente y dolorosamente se puso de pie.

-¿Inuyasha?

-Cállate, ¿no puedes oler eso?

-Sí, pero no crees que sea realmente él, ¿verdad?.

-Sí lo creo.

Hubo crujidos en los árboles y salió Sesshomaru. Obviamente no quería traer a nadie más con él porque estaba bastante solo.

-¿Qué demonios quieres Sesshomaru?- demandó inuyasha

-Este es un lugar extraño para encontrarte, Inuyasha...

-¿De qué diablos estás hablando?

-Sé lo que es este lugar...

Inuyasha sorprendido -pero, Bankotsu dijo: ¡que pocas personas sabían sobre este lugar!

-Tenía razón... Soy uno de los pocos.

-Te preguntaré una vez más, ¿qué quieres?

-¿A quién tratas de traer de vuelta? ¿Es acaso a esa sacerdotisa llamada Kikyo?

-¿Cómo sabías que estaba muerta?

-Solo lo sé... ¿O estás aquí por esa chica que viaja contigo?

Inuyasha no respondió. Agarró a Tetsaiga hasta que sus nudillos se pusieron blancos. Listo por si hubiera alguna necesidad de pelear.

-No te preocupes, no vine a pelear. Tengo curiosidad por saber quién te hirió. ¿Esa es la sangre de Kagura que huelo?

-No es asunto tuyo. ¡Aléjate de aquí!.

-No creo que lo haga...

Inuyasha estaba a punto de desenfundar a Tetsaiga cuando Shippou saltó sobre su hombro.

-No, Inuyasha, estás herido. Esperemos y si él hace un movimiento, entonces pelearemos.

-Feh!!, no estoy herido... Podría matarlo incluso si lo estuviera. Inuyasha se recostó contra el tronco de un árbol y esperó.

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En otro lugar... Miroku y Sango, reflexionaban sobre la situación y debatían acerca de sus amigos.

El Dolor de una sacerdotizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora