Llegaron al claro donde Kagome y Bankotsu se encontraron. El árbol en el que Kagome se había estrellado estaba allí con algunos otros. Bankotsu recordó el lugar que se habían besado por primera vez. Él sonrió ante este pensamiento.
-¿De qué estás sonriendo?- Kagome preguntó sonriendo a sí misma.
-Nada.
-Sí estoy segura.
-¿Dónde diablos está ese tipo?
-No lo sé. No hay forma de saber cuánto tiempo tendremos que esperar. Pero sí sé que vendrá aquí.
-Hmm, este es un lugar extraño. Tiene una sensación extraña- Dijo Kikyo tocando el árbol que Kagome recordaba muy bien.
-Muchas muertes han sucedido aquí. Puedo sentir las almas. Solía ser un terreno sagrado, mucho antes de venir con Nar-huko. Pero tantas cosas trágicas sucedieron aquí, lo que una vez fue se ha olvidado- Dijo Sankotsu. Sus ojos estaban llenos de una tristeza que todos podían ver a pesar de que no estaba llorando.
-No solo han sucedido cosas malas aquí- Bankotsu agregó a la conversación.
-Sí, ¿qué pasó exactamente cuando se conocieron?- Miroku preguntó con una de sus miradas pervertidas.
-Nada de eso. Me lastimé, me acababa de despertar. Luego, Bankotsu me preguntó ...-
-Le pregunté que ¿qué estaba haciendo aquí sola?- Él dijo. Sabía que Kagome estaba avergonzada de lo que realmente estaba haciendo.
-Sí, y nos metimos en una pelea.
-Sí, ahora que lo recuerdo...
-De todos modos, en nuestra pequeña pelea terminé abriendo una de mis heridas. Tuvo que llevarme al pueblo cercano para que me atendieran.
-Y no he podido deshacerme de ella desde entonces- Él dijo. Todos rieron. Incluso Inuyasha esbozó una pequeña sonrisa.
Bueno, todos excepto Sankotsu. Había escuchado todo lo que relataban hasta que escuchó a Kagome decir algo sobre un pueblo. Todo el color desapareció de su rostro y ahora, ella se puso de pie de un salto. Solo Shippou pareció darse cuenta.
-Sankotsu, ¿estás bien?.
Todos la miraron. -El pueblo. Se fue al pueblo.
-Pensé que no sabías dónde estaba?.
-Creo que ella tiene razón. Si él es el hombre que ella dice que es, necesitará armas.
-Kikyo tiene razón, necesitaría armas.
-Los matará a todos. Tenemos que irnos ahora.
-No habrá necesidad de eso- Una voz oscura dijo desde detrás de ellos. Estaba a unos seis metros de ellos. En toda la conmoción con Sankotsu Shippou e Inuyasha ni siquiera lo habían notado acercarse.
Sankotsu lo miró por encima. Tenía la misma ropa del día que murió. Había una vieja mancha de sangre donde se había apuñalado. Pero eso no la molestó tanto como la nueva sangre que cubría su nueva espada y su ropa.
-¡Nar-huko! ¡Prepárate para morir!.
-¿Nar-huko, eh? ¿Es así, como les dijiste que me llamaran? Supongo que funcionará. Ah, ¿qué pasa, Sankotsu? ¿No estás feliz de verme?.
-¿Por qué viniste?.
-¿Pensé que lo sabías? No te preocupes, nadie más tuvo que morir. Bueno, solo una más tiene que morir. Entreguen a la sacerdotisa y nadie más será asesinado además de ella.
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El Dolor de una sacerdotiza
FanfictionEl amor no correspondido hacia una persona, se puede facilmente convertir en dolor que te aciega a nuevas posibilidades..... ¿podrá superar el dolor de su corazón y sanarlo??.... tal vez....pero no sola. Este es un bankag 😉