Capítulo VIII

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Casi no he dormido, entre las Carreras y lo de Vietor no he podido conciliar el sueño. Miro el reloj de la mesita: Las 5:59 y a las seis en punto Ebony irrumpe en mi cuarto.

-¡ARRIBA!-grita-. ¡Vamos, vamos! ¡Tenemos graves problemas!

-¿Qué ocurre?-digo pegando un bote de mi cama-. ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué problemas?

-Han adelantado la Primera Carrera.

-Pero... Es mañana. Si la han adelantado...

-Sí-dice-. Es hoy. HOY. Y no habéis entrenado nada. NADA.

-¿Dónde vamos a correr?-pregunto.

-En una réplica del bosque donde vives.

-Pues-digo, dejándome caer en la cama de nuevo-, entonces no pasa nada. Conozco ese bosque como la palma de mi mano. Atravesaré ese bosque en un tiempo récord. Iré y volveré antes de que los demás hagan la mitad del camino.

-Esa soberbia será lo que te haga perder-dice, tirando de mí para que me levante-. Puedes ponerte muy alta en el Rankin de las Carreras gracias a esta. Pero debes hacerlo muy pero que muy bien.  Recuerda: los demás corredores también corren en su terreno-añade tirándome la ropa de entrenamiento oficial de estas Carreras. Negro con rayas verdes por ser de Terra.

-Vale, vale-digo empujándola hacia la puerta-. Déjame cambiarme.

-En cinco minutos en el salón-dice en la puerta.

-Cuatro y medio-añado antes de cerrarla.

Me visto y pasó por el baño a peinarme, una trenza en la nuca, en tres minutos y tres cuartos. Y en cuatro minutos exactos estoy en el salón.

-Medio minuto antes de lo prometido-anuncio a mi entrada.

Ebony no me responde, coge a mi hermano que ya está allí y tira de él hacia la puerta. Me mete una tostada en la boca antes de que tenga tiempo de reaccionar.

-Toma-dice-. Desayuna de camino a la planta de Entrenamiento Terra.

Mi mentora me pone un vaso de plástico con café en la mano y me hace avanzar hacia el ascensor.  Me termino mi desayuno en el ascensor y al llegar a la décimo quinta planta mi mentora me quita el vaso de la mano y lo hecha a una papelera.

Esta planta es impresionante, no hay paredes y es una réplica perfecta de un bosque. Solo que los árboles son de metal y plástico. 

-Bien-dice Ebony-. Tendréis dos horas, como máximo, para recorrer diez kilómetros de un bosque idéntico al vuestro. La distancia de pared a pared es de un kilómetro. A ver que sabéis hacer.

Ya estamos en una pared, junto al ascensor. De modo que en cuanto Ebony hace sonar su silbato salimos corriendo. No me he puesto zapatos y la hierba del suelo me hace sentir más cerca de casa. Aunque sea falsa. Corremos esquivando árboles y saltando arbustos. Robur me está ganando y, sin pensarlo dos veces, agarro una rama y salto a ella. Soy mucho más rápida de rama en rama, como las ardillas, que por el suelo. Como soy pequeñita y ligera las ramas débiles aguantan mi peso. Y salto veloz, de una rama a otra, sin parar. Casi vuelo. Adelanto a Robur.  Llego a la pared y no paro, me sujeto a una rama vertical y giro usándola como eje. Vuelta al punto de partida.

-Vamos, Rob-le grito al pasar junto a él, pero en dirección contraria-. Te voy a ganar.

-¡Ni lo sueñes!-exclama.

Mi hermano acelera y agarra al tronco de un árbol, como yo a la rama, para dar la vuelta. Se está acercando. Yo también acelero, ya casi veo a Ebony. Ella, en cuanto nos ve, grita:

Solo corre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora